Vuelve Halloween y, como cada año, nos volvemos locos tratando de decidir de qué nos disfrazaremos.

Sin duda, este año veremos muchos Joker y muchas Harley Quinn, pero seguro que también nos encontraremos con clásicos como el zombie, el vampiro o la bruja.

Sí, la bruja. Ese disfraz que puede pasar por versiones sexys, góticas o coloridas, pero que siempre cuenta con la escoba como factor común. Ya en un post del Halloween pasado os contamos de dónde viene el mito de las brujas subidas sobre escobas, pero hoy os vamos a contar otra curiosidad que, a pesar de no estar directamente relacionada con la leyenda de estas hechiceras, resulta igualmente interesante. Se trata de un parásito que infecta a los pinos, haciendo que se formen sobre ellos unas estructuras conocidas como escobas de brujas, por tener un gran parecido con ellas.

Phytoplasma pini, el parásito que más le gusta a las brujas

phytoplasma pini

En un paso intermedio entre virus y bacterias, los Phytoplasmas son un grupo de parásitos conocidos por sólo poder vivir en el interior de las plantas, a las que utilizan como huéspedes.

Concretamente, Phytoplasma pini habita en el interior de las células de coníferas como el pino, destruyéndolas hasta el punto de llegar a causar su muerte.

A pesar de tener cerca su fin, la planta trata de defenderse como puede, por lo que comienza a producir más hojas, que crecen aglomeradas en un punto fijo al final de las ramas desnudas, dando lugar a malformaciones bautizadas como escobas de brujas, por la imagen que ofrecen de mástil coronado por un penacho de hojas secas.

Estas estructuras se conocen también como injertos de brujas y, como os decía al inicio, nada tienen que ver con las verdaderas escobas de estos personajes mitológicos, pero igualmente es una historia interesante para que contéis esta noche a vuestros amigos durante la celebración de Halloween. El saber no ocupa lugar, y si es estando de fiesta en un ambiente distendido, mejor que mejor. ¡Feliz noche de Halloween!

Imagen: AgroEs