La retirada del Note 7 demuestra que estamos ante uno de los desastres tecnológicos más grandes del sector que se recuerdan en un tiempo, pero no fue el único.

Todo el mundo comete errores, es lo que nos hace humanos. Por eso, si la has fastidiado y has creado un smartphone que explota a las primeras de cambio, “no pasa nada”, sólo tienes que retirarlo y asegurarte de que no vuelve a pasar.

Aguanta los golpes como puedas y espera a tu momento para volver y demostrar que has aprendido de tus errores. Eso no es lo que hizo Samsung, y ahora está pagando por ello con uno de los mayores escándalos de los últimos meses, en el peor momento posible.

La retirada del Note 7, un desastre inevitable

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Samsung lo tenía todo a su favor frente a Apple, que había decepcionado un poco con un iPhone 7 que destaca más por lo que no tiene que por lo que tiene. Con el Note 7, Samsung tenía la oportunidad de oro para dar un golpe en la mesa y convertirse en el estandarte del mercado.

El Galaxy Note 7 iba a ser la punta de lanza de este ataque, pero entonces ocurrió lo peor: la batería del dispositivo tiene una inusitada tendencia a explotar, poniendo en peligro a sus usuarios. Samsung sabía que tenía un potencial desastre entre manos, y estableció un programa de intercambio para retirar los dispositivos y cambiarlos por otros revisados.

…excepto que los smartphones cambiados también explotan. A estas alturas, está claro que el problema no está tanto en la batería como en el propio diseño del dispositivo, y finalmente ha resultado ser un error fatal.

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El Galaxy Note 7 no será nunca el estandarte que necesitaba Samsung. Hoy se ha confirmado que este dispositivo se ha retirado del mercado para siempre, y que no volverá.

Se calcula que todo este proceso puede dejar un agujero de 17.000 millones de dólares en las arcas de la compañía, y es sólo el principio. Es seguro que en las próximas semanas veremos las primeras consecuencias reales para Samsung.

Esta no es la primera ocasión en la que una gran compañía comete un error tan gordo y con tantas consecuencias, y a continuación vamos a repasar algunas:

Lo que ha vivido Samsung, ya lo vivió Dell

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Todo lo que ha pasado antes, volverá a pasar. Dell sabe muy bien lo que está pasando Samsung, ya que en 2006 también sufrió un escándalo similar con las baterías de sus ordenadores, aunque en aquel caso no se dieron tantísimos casos seguidos.

De hecho todo lo inició un sólo caso, la explosión de una batería en medio de una conferencia en Japón que se volvió viral después de que las fotos de los presentes llegasen a la red.

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Este fue el escándalo que lo cambió todo, el que dejó claro que todo el mundo lleva ya una cámara encima, y que si tu producto falla, todo el mundo se va a enterar a través de Internet.

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Dell terminó retirando 4,1 millones de baterías de ordenador, pero luego se reveló que en realidad era problema de Sony, el fabricante de las baterías, y que los ordenadores Macbook también tenían problemas similares.

Blackberry comete el error de su vida

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Por su parte, los usuarios de Blackberry en 2011 no tenían que preocuparse por explosiones; en vez de eso, tenían que preocuparse de que no podían usar la mayor parte de las funcionalidades del móvil.

Durante un periodo de cuatro días, las Blackberry de alrededor de todo el mundo sólo podían hacer llamadas y enviar SMS, pero no podían conectarse a Internet, obtener correos electrónicos, archivos, ni absolutamente nada.

Recuerda que Blackberry era una marca orientada a directivos y trabajadores, y muchas grandes empresas dependían de la red de Blacberry para sus operaciones. Se calcula que miles de millones de correos de negocios se perdieron en este tiempo.

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Meses después en RIM calcularon que por estos cuatro días la compañía perdió 54 millones de dólares, pero más importante aún, perdieron casi 3 puntos porcentuales de cuota de mercado de golpe, una tendencia a la baja que ha continuado hasta que la compañía ha tenido que abandonar la fabricación de smartphones.

Las hoverboards nos traen un explosivo futuro

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Seguro que recuerdas que a finales del año pasado las hoverboards eran el cacharro de moda; aunque no alcanzaban a ser lo que vimos décadas antes en Regreso al Futuro, daban el pego y todo el mundo quería conseguir una.

No es de extrañar que las hoverboards se convirtiesen en el regalo perfecto para las Navidades, y en muchas ocasiones era un auto-regalo para calmar a nuestro niño interior. Y entonces llegaron las explosiones.

Resulta que algunos fabricantes chinos habían visto una gran oportunidad de negocio, y crearon una enorme cantidad de “hoverboards” con grandes márgenes de beneficios con las que llenaron el mercado; cómo no, las baterías no estaban a la altura de la demanda de una hoverboard, y empezaron a explotar como locas.

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La cosa llegó a convertirse en un problema de seguridad nacional, con incendios en aviones y todo. Vendedores como Amazon terminaron retirando todos los productos relacionados y devolviendo el dinero a todos los compradores.

Apple aún no se aclara con los cargadores

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Aunque Apple es uno de los grandes beneficiados del fracaso del Note 7, no podemos olvidar que los de la manzana también han tenido serios problemas de seguridad en algo tan “simple” como un cargador.

En 2014 los cargadores incluidos con los iPhone 3GS, iPhone 4 y iPhone 4S tuvieron que ser cambiados de urgencia por un serio problema de calentamiento, aunque no hubo víctimas.

La historia se repitió a principios de este 2016, cuando la compañía tuvo que volver a cambiar partes de manera gratuita, en este caso adaptadores de iPad y Mac que podían provocar descargas eléctricas. En este caso era un problema desde 2003, pero sólo ahora Apple tuvo datos para pedir la retirada.

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En todo caso, estos problemas no fueron tan graves por una sencilla razón, el cargador o adaptador es una pieza por separado que podemos cambiar fácilmente, no una batería.

McDonalds quiere que tu hijo se mueva, acaba provocándole irritaciones en la piel

Los Juegos Olímpicos de Río nos llenaron de espíritu olímpico, y por supuesto todas las compañías se sumaron. Hasta McDonalds, la empresa que menos asociamos con “deporte”, se sumó al carro con el regalo de pulseras de actividad diseñadas para los más jóvenes.

Unas pulseras que no duraron ni 24 horas, porque pronto de descubrieron dos cosas: primero, que en realidad eran unos simples contadores de pasos de pésima calidad, y segundo, que provocaban irritaciones en la piel de los niños.

Al final las pulseras acabaron en la basura y McDonalds aguantó un nuevo escándalo que intentó atajar tan rápido como sale una hamburguesa de sus restaurantes.

El anillo de la muerte de la Xbox 360

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En los 90 los productos de Microsoft se ganaron la fama de inestables gracias al conocido pantallazo azul de la muerte. Por eso sufrimos un déjà vu cuando las Xbox 360 empezaron a fallar en masa con el llamado “anillo rojo de la muerte” que aparecía en el frontal de la consola en vez de las cuatro luces verdes habituales.

Las luces indicaban un “problema general de hardware”, por lo que no eran de ninguna ayuda para los usuarios que habían soltado 300 € y que ahora tenían un pisapapeles muy bonito. La falta de información y la reiteración de estos problemas incluso con consolas recién sacadas de la caja frustró a los jugadores.

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Aunque no hay cifras oficiales finales, se calcula que entre el 24% y el 54% de todas las Xbox 360 sufrieron este error, incluso cuando Microsoft intentó cambiar el diseño interno de la consola con la versión Slim.