El accidente de la aeronave más grande del mundo, la Airlander 10, ha sido leve pero podría haber sido mucho peor.

Este dirigible saltó a la fama por su aspecto inusual, pero también por el simple hecho de que es un dirigible, un vehículo que mucha gente considera del siglo pasado, principalmente por accidentes tan famosos como el del Hindenburg en 1937.

Sin embargo, los creadores del Airlander, la empresa Hybrid Air Vehicles, se aseguraron de que este no iba a ser un dirigible cualquiera, reforzando la enorme bolsa con capas de kevlar, fibra de carbono y BoPET. Ni siquiera una bala sería capaz de atravesar la bolsa.

Así fue el accidente de la aeronave más grande del mundo

Después de un primer viaje exitoso, el Airlander 10 inició el segundo, pero terminó de manera catastrófica.

Aún no conocemos las circunstancias exactas del incidente, sólo que ocurrió después de que el aparato completase su segundo vuelo sin errores. El problema llegó al aterrizar, el dirigible acabando de morros contra el suelo.

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En un principio no parece gran cosa, y de hecho incluso parece una imagen cómica, pero la verdad es que podría haber sido mucho peor. Unas fotografías más cercanas revelan que la cabina fue dañada, aunque la información oficial es que la tripulación está bien.

Aún estamos a la espera de la versión de la empresa sobre el accidente, pero como es normal este accidente despertará muchas dudas sobre la seguridad del proyecto, teniendo en cuenta que ha ocurrido sólo en su segundo vuelo.

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Haríamos mal en dudar de este dirigible sólo por este incidente; las pruebas están para eso, para descubrir los problemas del aparato, para tener accidentes y que estos no ocurran cuando el aparato esté de servicio. Sin saber aún qué es lo que ha fallado, no podemos juzgar la idoneidad de un dirigible como este en el siglo XXI.