juicio_googe_apple_intel_empleados

juicio_googe_apple_intel_empleados

Tecnología

El pequeño detalle que puede hacerte parecer culpable en un juicio

El uso de la cámara lenta en juicios puede dar lugar a sentencias incorrectas, según los resultados de un estudio científico.

18 agosto, 2016 19:10

Noticias relacionadas

El uso de los vídeos en cámara lenta es muy útil en un gran número de disciplinas.

Desde un posible fuera de juego en el fútbol hasta la búsqueda de pistas sobre un crimen en una cámara de seguridad, la modificación de la velocidad del vídeo es una aplicación muy beneficiosa para buscar sucesos que ocurrieron muy deprisa.

Especialmente en el ámbito legal puede ser de gran utilidad, ya que se pueden observar actos delictivos en busca de posibles movimientos o reacciones que de otro modo serían prácticamente imperceptibles para el ojo humano. Sin embargo, según un estudio publicado hace unos meses en Proceedings of the National Academy Sciences, la contemplación ralentizada de este tipo de actos puede dar lugar a juicios incorrectos, haciendo que las sentencias puedan ser injustas para lo que realmente ocurrió.

El uso de la cámara lenta en juicios

camara lenta en juicios

camara lenta en juicios

Estamos acostumbrados a ver en las películas y series policíacas cómo los detectives observan concienzudamente los vídeos grabados por cámaras de seguridad en busca de pistas sobre el responsable de un delito.

Sin embargo, ésa no es la única aplicación que se hace de estos vídeos a nivel legal, sino que también es muy frecuente ponerlos a disposición de los integrantes de jurados populares; que, como sabéis, están formados por ciudadanos ajenos a la abogacía que deciden en base a las pruebas cuál es la culpabilidad de un sospechoso.

Por ejemplo, éste fue el caso del juicio a John Lewis, acusado en 2009 de haber matado a un policía durante el tiroteo en un atraco a mano armada.

El jurado popular que llevaba el caso pudo ver un vídeo a cámara lenta del suceso y, como resultado, concluyeron que el acto había sido premeditado por el acusado, por lo que la sentencia fue la pena de muerte, al contrario de lo que hubiese ocurrido si se hubiese tomado como un disparo accidental o sin premeditación.

La culpabilidad de la cámara lenta en juicios y otros ámbitos

pistola

pistola

Este caso de 2009 es uno de los muchos que se conocen en los que las pruebas basadas en vídeos a cámara lenta han decantado la balanza hacia la premeditación, por lo que un equipo de investigadores de las Universidades de Chicago, San Francisco y Virginia han llevado a cabo recientemente un estudio con el fin de comprobar si realmente ambos hechos tienen algo que ver.

La premisa de dicha investigación es que la posibilidad de ver más lentamente el suceso puede inducirnos a pensar de forma equívoca que el responsable del acto observado dispuso también de más tiempo de actuación, al contrario de lo que ocurriría si lo viésemos en tiempo real.

Para ver si realmente era así, los investigadores hicieron a un grupo de 489 voluntarios ver el vídeo de un atraco en una tienda en el que finalmente se disparaba al dependiente.

Dicho clip se reprodujo tanto en tiempo real como a cámara lenta, concluyendo que la mayoría de ellos cuando lo vieron más despacio optaron por que el tirador tenía realmente la intención de matar cuando disparó.

Tras extrapolar estos datos a los de una simulación de mil jurados de doce miembros cada uno, concluyeron que cuando el vídeo se veía a tiempo real sólo 39 jurados declaraban al acusado culpable por unanimidad, mientras que si se hacía a cámara lenta lo harían hasta 150 de los jurados seleccionados.

Para comprobar si estos resultados se debían, como ellos suponían, al tiempo extra que el observador tiene para decidir, los investigadores procedieron a repetir el experimento con el vídeo de un partido de fútbol en el que se observaba una acción prohibida por el reglamento. En una primera ocasión, el vídeo se reprodujo a cámara lenta, mientras que en el segundo caso se les hizo ver una versión a tiempo real que terminaba con una imagen congelada que hacía que el tiempo total fuese el mismo que en la versión a cámara lenta, concluyendo con más seguridad en la cámara lenta que la jugada había sido intencionada.

Por último, se repitió exactamente el mismo proceso, pero recordando verbalmente a los participantes que la imagen que veían se estaba reproduciendo a cámara lenta, con el objetivo de saber si así se cambiaría el sesgo de los resultados. Curiosamente nada cambió y la cámara lenta siguió aumentando al culpabilidad.

Serían necesarios aún más experimentos que confirmasen esta teoría, pero parece ser que sí, que la cámara lenta hace a nuestro cerebro juzgar al protagonista del vídeo con más dureza. Las consecuencias que esto puede tener en países donde una mayor pena supone la muerte son enormes, por lo que será necesario conocer más estudios al respecto. Sin duda, es un tema interesante.