Como en otras ocasiones, hoy os vamos a hablar de un animal bastante conocido, pero que no por ello deja de ser curioso.

Se trata del narval, un cetáceo típico de los mares del Ártico y el Atlántico, conocido por el curioso colmillo en forma de cuerno que sobresale de la cabeza de los machos.

Esto le convierte en uno de los animales más peculiares de los mares, no sólo por su apariencia, sino también por el halo de misterio que envuelve la función de ese curioso colmillo por el que a menudo se le compara con un unicornio.

¿Cuáles son las características del narval?

narval

Como os decía, se trata de un cetáceo común en mares fríos de los océanos Ártico y Atlántico. Especialmente suele vivir cerca de los bloques de hielo que se forman durante el invierno, mientras que en verano migra a bahías y fiordos circumpolares.

Se alimenta de algunas especies muy concretas de crustáceos y peces, como el fletán y el bacalao, a los que caza durante sus profundas inmersiones que pueden alcanzar los 800 metros de profundidad y los 30 minutos de duración.

No posee aleta dorsal; aunque, como os decía, lo más curioso de su apariencia es un colmillo retorcido en forma helicoidal que puede alcanzar los dos metros de longitud y los diez kilogramos de peso.

El resto del animal mide de 4 a 4’5 metros y su masa se encuentra entre los 1000 y los 1600 kilogramos.

¿Cómo se puede estudiar a los narvales?

Inuit-Curtis

Los narvales son animales especialmente curiosos y llamativos debido a su colmillo. Hasta ahí bien, ¿pero para qué sirve?

Esta pregunta se la han hecho a lo largo de los años muchos científicos, por lo que han hecho seguimientos exhaustivos del estilo de vida y la rutina de estos cetáceos para tratar de dar una respuesta.

La tarea no es fácil, ya que se considera uno de los animales marinos más esquivos y difíciles de observar, debido a las largas y profundas inmersiones de las que os hablaba antes. Además, su velocidad dificulta la colocación de dispositivos de seguimiento y, al contrario que otros mamíferos marinos como las belugas, no suelen dejarse acorralar hasta las zonas cercanas a la costa para su observación.

Curiosamente, muchos científicos han optado por buscar la colaboración de los esquimales inuit, que son verdaderos expertos en acercarse a ellos sigilosamente a bordo de sus kayaks, por lo que pueden colocarles los dispositivos de seguimiento sin que se enteren.

De ese modo han podido observar sus características migratorias, pero también el uso de ese curioso colmillo, que apareció hace unos añitos, allá por el Pleistoceno.

Se ha dicho de todo, desde que lo usan de brocheta para ensartar peces hasta que se trata de un reclamo sexual, aunque la teoría más factible es la que expusieron hace dos años un grupo de investigadores de la Universidad de Harvard.

La teoría más aceptada sobre el colmillo de los narvales

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Según estos investigadores, que publicaron sus resultados en The Anatomical Record, este colmillo es un sensor utilizado para estudiar parámetros del agua como la salinidad o la temperatura.

Esta teoría se sostiene por varios motivos. Por un lado, al contrario de lo que ocurre con otras piezas dentales, el colmillo no está recubierto de esmalte, por lo que el agua penetra directamente en él, avanzando por una especie de túbulos hasta su base, donde se excitan las terminaciones nerviosas de la pulpa dental, que enviarán al cerebro una serie de señales sobre las características del agua que se ha filtrado hasta ellas.

Además, se ha comprobado que cuando se modifican levemente las características del agua en la que se encuentra el animal, su ritmo cardíaco varía notablemente, posiblemente por la percepción de estos cambios a través del colmillo.

Por lo tanto, mientras los narvales no hablen para afirmar lo contrario o la ciencia no dé con una teoría más plausible, ésta parece ser la mejor respuesta al misterio del origen del cuerno del unicornio de los mares.