Si abrir el grifo y que salga cerveza es un sueño para mucha gente, que (casi) se ha hecho realidad con las cañerías de cerveza de la ciudad de Brujas, en Bélgica.

Parece una idea nacida de la mente de un universitario con muchas ganas de juerga, pero la verdad es que una vez que descubres los detalles del proyecto, tiene mucho sentido.

Todo empezó cuando la cervecería De Halve Maan en Brujas tuvo que plantearse la expansión gracias a su popularidad entre los locales y los turistas; el problema es que Brujas es una ciudad muy pequeña y antigua, una típica ciudad europea con callejuelas ycasas con valor histórico.

 Una solución al tráfico y la contaminación que supone

Como la necesaria expansión para incluir una planta embotelladora al lado de la fábrica simplemente no era posible, tuvieron que construirla a las afueras de la ciudad. Así que la cerveza hace un viaje muy largo, primero desde la fábrica hasta la planta embotelladora en barriles, y luego desde la planta hasta la cervecería, todo ello usando camiones.

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Para empeorar el problema, resulta que Brujas tiene posiblemente el peor tráfico de toda Europa, a lo que no ayuda nada el hecho de que todos los días salgan y entren camiones, moviendo millones de litros de cerveza cada año. Se está convirtiendo en algo más que un problema logístico, afectando a la contaminación atmosférica y al movimiento diario de los ciudadanos.

Entonces un día Xavier Vanneste, que dirige la De Halve Maan, vio a unos trabajadores instalando cables subterráneos en las calles, y tuvo una idea: ¿por qué no hacer cañerías de cerveza, por las que pueda transportarse entre la fábrica, la planta embotelladora y la cervecería?

Así dio comienzo un proyecto que ha tardado tres años en hacerse realidad, una ardua tarea de conseguir  los permisos apropiados, presionar al ayuntamiento y convencerle de que es algo bueno para la ciudad, conseguir financiación y finalmente, construir la red de tuberías.

Crowdfunding para una red de cañerías de cerveza

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Para la financiación, De Halve Maan consiguió ayuda de Internet, porque es imposible plantearse construir unas cañerías de cerveza y que Internet no esté involucrada de algún modo. La campaña de crowdfunding consiguió recaudar unos 300.000 euros, con recompensas que varían dependiendo de la cantidad aportada: los que aportaron 220 € recibirán “un regalo” en su cumpleaños, los que aportaron 800 € recibirán una caja de Brugse Zot (una cerveza artesanal) cada año, y los pocos afortunados que aportaron 7.500 € recibirán una botella de Brugse Zot cada día, además de vasos conmemorativos.

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Una vez que consiguieron el dinero, quedaba el duro trabajo de colocar las cañerías, cosa nada fácil en una ciudad tan antigua como Brujas, protegida por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad; aquí entró en juego otra idea genial, la de colocar las tuberías en los famosos canales de la ciudad en vez de las vías y carreteras. Para cumplir con los requisitos sanitarios, las tuberías están compuestas de un polietileno, un plástico aceptado para la alimentación.

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Las tuberías miden unos 30 cm de diámetro, y son capaces de transportar 4.000 litros de cerveza por hora, por los tres kilómetros de recorrido entre la cervecería y la planta embotelladora. Podría ser más rápido, pero decidieron mantener una baja velocidad de transporte para evitar que se formen burbujas; además, entre hornadas las tuberías se limpian con desinfectantes.

Aunque inicialmente parecía una locura, la ciudad ha terminado abrazando completamente la idea de una red de cañerías de cerveza, aunque lamentablemente por ahora es de uso exclusivo de la cervecería. Así que no puedes conectar un grifo y sacar cerveza cuando quieras, pero al menos el tráfico de Brujas mejorará cuando la red abra en estos meses.