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Tecnología

¿A qué se debe el efecto rebote de después de las dietas?

Las dietas adelgazantes son un objetivo difícil de alcanzar cuando realmente no nos sobra peso y la explicación a por qué nos pasa está en nuestro cerebro.

30 mayo, 2016 17:08

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Ahora que llega el verano más de uno estaréis a tope con la operación bikini.

Es un hecho, en la época estival enseñamos más carne y, como consecuencia, nos gusta que haya menos carne que mostrar, por lo que los meses previos es de lo más habitual comenzar todo tipo de dietas, con el objetivo de poder mostrar cuerpazo en la playa.

El problema viene cuando después de conseguirlo con mucho sacrificio pasa una pequeña temporada y comenzamos a recuperar todo lo perdido, sin saber por qué. A menudo lo achacamos a que no hemos hecho la dieta correcta o a que no nos hemos seguido cuidando tras acabarla, pero lo cierto es que nuestro cerebro también tiene bastante que ver, como contó la neurocientífica Sandra Aamodt, en un artículo del New York Times hace apenas unas semanas.

¿Cómo reacciona nuestro cerebro ante la pérdida de peso?

dieta_saludable

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Según la neuróloga de la que os hablo, el 41% de las personas que comienzan una dieta de adelgazamiento recuperan su peso en los próximos cinco años, ¿pero a qué se debe esto?

Resulta que nuestro propio organismo tiene un cálculo de cuál se supone que es nuestro peso ideal. Este valor, llamado punto de ajuste, dependerá de muchas variables, como la genética y el estilo de vida y para nuestro cerebro es una cifra realmente importante, ya que si dejamos muchos kilos de golpe y la dejamos atrás, interpretará que nos estamos muriendo de hambre y sacará toda su artillería para evitar que eso pase.

Para ello, actúa principalmente a través de dos vías. Por un lado, tiende a quemar menos calorías con el objetivo de ahorrar energía y evitar que nos muramos de inanición, de modo que por mucho que intentemos quemar, nuestro cerebro tirará del otro lado de la cuerda tratando de salvar nuestra vida.

Por otro lado, también se encarga de producir hormonas cuya función se basa en aumentar el apetito e incrementar la sensación de recompensa asociada a la ingesta de alimentos.

De este modo, en el momento en el que nos descuidemos lo más mínimo cuando la dieta comience a dar sus frutos todo este entramado realizado por nuestro cerebro saldrá a la superficie y comenzaremos a recuperar kilos hasta volver a nuestro punto de ajuste.

El estrés, un mal acompañante de las dietas adelgazantes

estres-ansiedad-y-dietas

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A todo esto que os he contado se suma el hecho de que las dietas adelgazantes son una situación generadora de gran estrés y, como sabéis, esta sensación da lugar a una serie de desajustes hormonales en nuestro organismo.

Curiosamente, estas hormonas interpretan el estrés como el resultado de una amenaza, de modo que favorecen el aumento de las reservas de grasa, que podrían dar lugar a la energía necesaria para responder a una situación de alerta.

Además, también aumenta la actividad de los sistemas de recompensa, que nos incitan a comer cada vez más, especialmente si se trata de alimentos muy grasos o calóricos.

No hacer dieta puede ser lo mejor para no recuperar peso

dietaestresok

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Existen diversos estudios que demuestran esta teoría al hacer un seguimiento a personas que llevan a cabo dietas por diferentes motivos. Por ejemplo, un dato muy curioso es el obtenido de un estudio en el que se hacía un seguimiento del peso de una serie de atletas que por la actividad realizada debían someterse continuamente a dietas adelgazantes. 

Sorprendentemente, éstos tendían a ganar más peso que aquellos que simplemente se restringían a practicar su actividad deportiva, sin hacer nada más para bajar de peso.

Estos resultados fueron muy esclarecedores y, además, se usaron en un proyecto, llamado e-Body, que trataba de ayudar a adolescentes con trastornos de la conducta alimentaria, mostrándoles ejemplos concretos de personas que habían engordado más al realizar dietas estrictas.

¿Significa esto que nunca podremos dejar esos quilillos de más?

deporte

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En primer lugar, debe quedar claro a qué nos referimos con quilillos de más. Muchas veces nos obsesionamos, pensando que nos sobra un peso que realmente no nos sobra y terminamos cometiendo verdaderas locuras para tratar de perderlos.

Sin embargo, en otras ocasiones sí que es necesario dejar unos kilos, especialmente si el objetivo es cuidar nuestra salud y prevenir enfermedades como la diabetes o los problemas cardiovasculares.

Para ello, lo mejor es comer sano y, sobre todo, practicar deporte. De hecho, el ejercicio reduce la grasa abdominal, mejora el tono muscular y es beneficioso para la salud, por lo que nos ayudará a vernos mejor y a estar sanos.

Todo esto es muy importante, porque pone de manifiesto lo inútil que es intentar perder un peso que no nos sobra. Intentar vencer a nuestro cerebro es una tarea complicada que nos supondría un esfuerzo innecesario; ya que, al fin y al cabo, nadie se va a preocupar por nosotros más que él. Dejémosle hacer su trabajo.