Esta madrugada se ha registrado un incendio en el cementerio de neumáticos de Seseña, considerado el más grande de Europa.

Según las autoridades, el suceso comenzó a las dos de la madrugada, en la zona del vertedero situada en Valdemoro, haciendo que acudan inmediatamente los servicios de emergencia, que han comenzado la construcción de cortafuergos para impedir la dispersión de las llamas.

Sin embargo, en casos como éste, aún más preocupantes que el fuego son los gases tóxicos que emanan como resultado de la combustión de este tipo de materiales, ya que pueden ocasionar problemas preocupantes para el medio ambiente y para la salud de las personas que viven cerca de la zona.

¿Por qué podría haber sido intencionado el incendio?

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El caucho natural arde con muchísima facilidad, pero la sustancia utilizada para la fabricación de neumáticos es mucho menos inflamable. Lógicamente, esto se debe a una serie de tratamientos realizados para que las ruedas de los coches no salgan ardiendo a la primera de cambio, pudiendo ocasionar accidentes graves.

Para ello, se sustituye el caucho por otra sustancia química, conocida como goma de neopreno, cuya fórmula incluye compuestos clorados, con el fin de hacerlo resistente al fuego.

Así, los neumáticos pueden soportar temperaturas muy altas, por encima de los 200 ºC, por lo que es muy difícil que ardan por accidente, algo que ha hecho pensar a las autoridades que este incendio ha podido ser intencionado.

Esto supone un problema añadido; ya que, además de ser difícil de prender, una vez que se consigue también es difícil de apagar, debido a que las sustancias tóxicas liberadas se unen al oxígeno, que absorberá la energía necesaria para la combustión con más eficiencia y seguirá ardiendo cada vez más. De hecho, se han dado casos de incendios similares que han tardado varias semanas en sofocarse.

¿Qué sustancias contaminantes pasan al aire a raíz de este tipo de incendios?

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Aunque lógicamente es pronto para llevar a cabo un análisis de los efectos que este tipo de compuestos van a originar en la calidad del aire a raíz del reciente incidente, sí que se han realizado estudios parecidos con motivo de otros incendios, como el que se hizo el año pasado con motivo de un incendio similar, que tuvo lugar en el año 2012, en un cementerio de neumáticos de Iowa.

Los científicos responsables de esta investigación analizaron la calidad del aire de la zona después de que hubiese sido sofocado, comprobando cómo afectó a la salud de los habitantes de las localidades circundantes la contaminación del aire provocada por los compuestos resultantes de la combustión de los neumáticos.

Y es que esta reacción química supone una gran fuente  de compuestos orgánicos volátiles; tanto aromáticos,  como el benceno, el tolueno y el etiltolueno, como alifáticos, como el propano o el butano.

Además, en este caso también se detectaron algunos aldehídos como el formaldehído o la acroleína y metales pesados como el plomo.

¿Cómo afectan a la salud las sustancias responsables de la combustión de neumáticos?

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El efecto nocivo de los compuestos orgánicos volátiles (COV) deriva principalmente de tres de sus propiedades:

• Volatilidad: Como su propio nombre indica, estos compuestos son muy volátiles; es decir, se evaporan fácilmente, pudiendo pasar a la atmósfera. En este estado, pueden introducirse fácilmente en el organismo por inhalación o a través de la piel y, además, en el primer caso, además de la posible aparición de asma y asfixia,  los pulmones favorecerán su distribución por todo el cuerpo, dando lugar a graves problemas de salud.
• Liposolubilidad: La liposubulidad consiste en la capacidad de una sustancia para disolverse en las grasas, pero no en el agua.  Por ese emotivo, cuando entran en el organismo se adhieren a los tejidos grasos y, al no poder disolverse en agua, comienzan a acumularse en los órganos, donde permanecen hasta que, con el paso del tiempo, los niveles alcanzan tasas peligrosas para la salud.
• Toxicidad: Las dos características anteriores no serían un problema si no se tratase de sustancias tóxicas. Y estas realmente lo son, ya que se les han estudiado todo tipo de efectos perjudiciales, especialmente a nivel cerebral, pues ocasionan problemas de memoria, concentración, visión, irritabilidad y muchos defectos neurológicos más.

Compuestos orgánicos volátiles y cáncer

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Una de las enfermedades más temidas y, a la vez, más asociada con la contaminación, es el cáncer. Muchos de los compuestos que mencioné anteriormente, se conocen por ocasionar problemas muy graves para la salud, entre los que se encuentra la aparición de todo tipo de tumores.

Un buen ejemplo es el del benceno, una sustancia química a la que en realidad estamos expuestos continuamente, debido al humo de los cigarrillos y las emisiones de los vehículos que usan combustibles derivados del petróleo. Sin embargo, en casos como el del incendio de hoy, las cantidades de benceno que pasan al aire son mucho mayores.

Las exposiciones cortas a estas sustancia y otras similares, son responsables de la aparición de síntomas leves, como mareos, migrañas o irritación de la piel y las mucosas. Sin embargo, si la exposición se hace frente a dosis altas o durante un tiempo prolongado, podrán producirse efectos nocivos en la médula ósea y, por lo tanto, aparecerán patologías como la leucemia y otros tipos de tumores sanguíneos.

Efectos nocivos de los metales pesados

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Como os decía anteriormente, la combustión de los neumáticos también origina la contaminación del aire con metales pesados, como el plomo o el mercurio.

Se ha estudiado que la exposición al plomo puede afectar cualquiera de los sistemas de nuestro organismo, aunque principalmente causa daños a nivel neurológico. Como curiosidad, se piensa que el compositor Ludwig van Beethoven, murió a causa de la ingesta continua de pescado del Danubio, que se encontraba contaminado con plomo. A eso, probablemente, se debían también su sordera y su irritabilidad.

En cuanto al mercurio, no hay más que pensar en cómo nos advertían nuestras madres de pequeños de que no debíamos jugar con las bolitas que se formaban cuando se rompía un termómetro. Esto se debe a que, aunque posiblemente por jugar con las bolas una vez no nos hubiese pasado nada, es una sustancia peligrosa, que en dosis altas puede ocasionar problemas en los sistemas nervioso, inmunológico, respiratorio, digestivo y renal.

Con todo esto, no queremos alarmar a las personas que viven cerca del incendio; ya que, como os decía, para que se den todos estos síntomas es necesaria una exposición prolongada a estas sustancias. Sin embargo, sí debe servir para tener en cuenta el nivel de vigilancia al que se deben someter este tipo de instalaciones; ya que, aunque un cementerio de neumáticos puede parecer algo inofensivo, en caso de accidentes puede ocasionar consecuencias muy perjudiciales.