Dicen que las mujeres somos capaces de distinguir más colores que los hombres.

Si se me tomara a mí como ejemplo de esa hipótesis estaríamos ante una teoría falsísima, aunque lo cierto es que a grandes rasgos sí parece ser así. La misma afirmación se hace del animal que hoy nos ocupa; aunque, como veremos en este artículo, es incapaz de distinguir el rosa chicle del rosa palo o el verde limón del verde agua; pero no por eso deja de molar, ya que resulta que también  destaca por la potencia de sus puñetazos, que hubiesen podido tumbar al mismísimo Muhammad Ali.

Se trata de la gamba mantis, también conocida por los buzos como “el rajador de pulgares” por razones  más que obvias; por lo que,  debido a estas dos características tan impresionantes, se ha ganado ser nuestro animal curioso de esta semana.

¿Cuáles son las características más importantes de  la gamba mantis?

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La gamba mantis (Gonodactylus smithii) es un crustáceo típico del arrecife de coral de Australia, conocido por poseer características muy curiosas, como su capacidad para distinguir los colores, sus fuertes golpes de tenaza y la gran variación de “personalidad” entre individuos, que pueden ser muy agresivos o, por el contrario, más tranquilos y curiosos.

De doce centímetros y colores vivos, este pequeño animalito es conocido entre los buzos por su agresividad, que le ha granjeado el título de “rajador de pulgares”, y desde luego no es para menos ya que sus afiladas garras son capaces incluso de romper cristales de 6’3 milímetros, llevando a más de un disgusto entre los propietarios de acuarios que han decidido contar con uno de estos ejemplares.

Además, rajar cristales no es la única forma que tienen de mostrar su agresividad, ya que sus dos extremidades frontales han evolucionado para desarrollar un mecanismo de palanca y presión capaz de propulsar las tenazas hacia sus víctimas, a las que puede matar con la aceleración de un arma del calibre 22. 

De ese modo, consiguen matar animales hasta ocho veces más grandes que ellas. Y sin despeinarse.

¿En qué consiste la capacidad de la gamba mantis para distinguir más colores?

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Como os decía, la gamba mantis tiene una capacidad para detectar los colores muy por encima del resto de animales. Esto se debe a que la mayoría de especies contienen en sus ojos entre dos y cuatro receptores, mientras que este crustáceo posee doce.

De este modo, no ven más colores que el resto, pero sí los distinguen de un modo más eficiente, que les supone una serie de ventajas tanto para aparearse como para reaccionar ante las situaciones peligrosas.

Aunque el mecanismo en que se basa su percepción cromática fue un misterio durante muchos años, fue desvelado en un artículo de la revista Science en enero de 2014.

Según los investigadores australianos responsables del estudio, presentan un modo muy peculiar de interpretar los colores; ya que, mientras que los humanos y otros animales lo hacemos en base al nivel de excitación de los receptores correspondientes al rojo, el verde y el azul, la gamba mantis analiza la respuesta de sus doce receptores siguiendo un patrón similar al que usan los oídos con las frecuencias del sonido.

De este modo, al contrario de lo que se pensaba, no distinguen más colores, pero sí que  reconocen los básicos mucho más rápido, sin tener que pararse a comparar longitudes de onda del espectro visible en su cerebro.

Para que me entendáis, si nosotros vemos un limón, nuestro cerebro analizará la mezcla del verde y el azul, hasta llegar a la conclusión de que es amarillo. Por el contrario, la gamba mantis se salta este paso y detecta directamente el color, pero si viese una naranja posiblemente llegaría a la misma conclusión.

¿De qué le sirve a la gamba mantis este método para reconocer los colores?

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Básicamente, al hacerlo de una forma tan simple, ahorra mucha energía, de modo que la puede invertir en cosas mucho más útiles, como despedazar cangrejos con la fuerza de sus tenazas.

Adorable, ¿verdad?