Nunca olvidaré mi primer día de Universidad.

Todos los alumnos entramos tímidamente al aula, buscamos un lugar donde sentarnos y esperamos a que empezara la clase. En el momento que la profesora de física comenzó a hablar todo era silencio; pero, de repente,  tuvo lugar un tumulto a lo largo de las bancas. ¿La profesora había dicho algo impropio? ¿Había entrado alguien dentro del aula? No había pasado nada de eso; sino que, simplemente, todos corrimos a ponernos las gafas.

Bueno, en realidad yo ya las llevaba puestas, pero el caso es que prácticamente la totalidad de los alumnos necesitaba ponérselas para ver bien. ¿Por qué os cuento esto? Básicamente es una forma de haceros ver cómo ha aumentado aparición de casos de miopía en los últimos años. Y es que antiguamente muy poca gente llevaba gafas o lentillas, mientras que  hoy se ha convertido en algo muy habitual. ¿Pero a qué se debe? La verdad es que no es más que un cúmulo de razones.

Aumento de los casos de miopía e incremento de los años de escolarización, ¿casualidad?

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Como sabéis, hace no demasiado tiempo el colegio no era una prioridad. En tiempos de nuestros abuelos o de nuestros padres, muchas veces los niños tenían que dejar de ir a la escuela para ayudar económicamente en casa antes de terminar la educación primaria. Eso luego cambió, pero igualmente muchos chicos abandonaban los estudios poco después de los doce años.

Sin embargo, la llegada de la Educación Secundaria Obligatoria pospuso la libertad para abandonar el colegio hasta los 16 años y, además, paralelamente comenzaron a aumentar el número de casos de jóvenes que decidían realizar estudios superiores. 

¿Es entonces una casualidad que esto coincidiese con el incremento de diagnósticos de miopía? Según un grupo de investigadores del departamento de oftalmología de la Universidad de Mainz está claro que no.

Como sabéis, la miopía se debe a un estiramiento del globo ocular, que se vuelve demasiado largo en comparación a la potencia de refracción de la córnea y el cristalino, dando lugar a un enfoque incorrecto de los objetos.

Por otro lado, al contrario de lo que muchos piensan, el globo ocular sigue creciendo hasta la edad adulta, por lo que se puede dar la posibilidad de aumento de miopía incluso después de los 30 años. Por eso, los estímulos ambientales que se desarrollan durante ese periodo tienen una gran relevancia en el desarrollo y aparición de este trastorno.

El globo ocular sigue creciendo hasta la edad adulta

Esto llevó a estos investigadores a suponer que el nivel de estudios podría estar directamente implicado, debido al aumento de horas leyendo o realizando trabajos frente a un ordenador. Para comprobarlo,  desarrollaron un estudio en el que participaron 4658 voluntarios con edades entre los 35 y los 74 años, de los cuáles ninguno tenía cataratas ni había sido sometido a cirugía refractiva.

Tras realizar una breve encuesta y comprobar el estado de su visión, concluyeron que sólo el 24% de los miopes no tenían educación secundaria u otra formación similar, mientras que el 35% de los graduados en educación secundaria o en formación profesional, sí que padecían la patología.

Además, el 53% de aquellos que habían finalizado una carrera universitaria tenían miopía, algo que lleva a pensar que, cuanto más se alargue el periodo educativo, mayor probabilidad habrá de mostrar estos problemas de visión.

Por otro lado, estudiaron hasta 45 marcadores genéticos asociados a la miopía; comprobando que, curiosamente, en este caso eran mucho más relevantes los factores ambientales que la genética.

¿Nos hacen propensos a la miopía las pantallas de ordenador?

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Existe una eterna disputa en referencia a este tema. Está claro que los niños de hoy en día pasan mucho tiempo jugando a videojuegos o viendo películas y series en pantallas de televisión, ordenador, tablets y móviles.

Esto ha coincidido en el tiempo con la aparición de la epidemia de miopía, por lo que parece lógico pensar que forzar la vista en las pantallas de estos dispositivos eléctronicos haya sido el principal desencadenante del trastorno.

Del mismo modo que pasaba con los estudiantes, la necesidad de fijar la vista puede llevar a un mayor estiramiento del globo ocular, ¿pero es este el único factor necesario para que se produzca el problema?

Según un estudio reciente, llevado a cabo por científicos de la Universidad de Queensland, podría ser que la principal causa no fuese ésta. Y es que, hasta que pongan ordenadores y consolas en los parques, los niños que pasan mucho tiempo realizando este tipo de actividades, pasan mucho tiempo sin ver la luz del Sol. Esto puede tener in efecto negativo sobre la visión,  hasta el punto que se comprobó que los niños que pasaban más de una hora al día al aire libre , mostraban un menor crecimiento del ojo y, por lo tanto, menor propensión a la miopía.

Como hemos visto muchas veces, la luz del Sol es indispensable para el correcto funcionamiento de nuestro organismo; ya que, por ejemplo, es muy importante para fortalecer los huesos o estimular el sistema inmunológico.

Además, su relación con la visión queda demostrada en diversos estudios que afirman que también disminuye las posibilidades de los niños de padecer miopía. De hecho, estudios previos a éste, llevados a cabo en la Universidad de Ohio, pusieron de manifiesto la necesidad evolutiva de ser expuestos a las luz solar para tener una mayor agudeza visual.

Por lo tanto, aunque los dispositivos electrónicos son una parte importante de nuestra rutina diaria y los estudios son indispensables para formarnos como profesionales y como personas, no debemos olvidar que hay vida ahí fuera y que, además, si no aprovechamos para ver lo bonito que es el exterior puede que, con el tiempo, no podamos verlo si no es con gafas.