La capa de invisibilidad perfecta, aquella que no dejase ver ni un ápice de nuestro cuerpo al más puro estilo de Harry Potter… jamás existirá.

Y no, no es que nos hayamos puesto negativos de la noche a la mañana, sino que la ciencia y concretamente la física ha puesto los pies en la Tierra y han visto que las cosas en el mundo de la ciencia pueden acercarse a la perfección, pero en muchas ocasiones debemos quedarnos tan solo con la ciencia-ficción. En este caso, la capa de invisibilidad perfecta que todos ansiamos tras ver al mítico mago parece que será más parecida a la película Predator o a las capas de los Hobbits de El Señor de los Anillos.

Al menos esa es la conclusión a la que han llegado dos investigadores de la Universidad Ludwig-Maximilian (Munich) y la Universidad de Otago tras haber expuesto una teoría física al respecto de cómo debería funcionar una capa de invisibilidad perfecta, aquella que no tuviese un mínimo fallo, y que fuese real alejándose de las múltiples teorías actuales. Todas las teorías requieren desviar la luz, y hacerlo totalmente no parece posible.

La capa de invisibilidad perfecta, un viejo sueño de la física

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En su trabajo expuesto en Physical Review A, estos investigadores han concluido que la forma más cercana a la perfección de hacer invisible cualquier cosa sería mediante un “manto de amplitud”. En este caso se eliminaría la información de la luz, es decir, se redirigiría la luz hacia otros lugares para engañar al ojo humano. Este método sería mucho más factible que el “modo camaleón” que se había pensado anteriormente, donde se buscaba recrear el color de lo que rodea a la capa.

De hecho, este método ya ha sido probado anteriormente con buenos resultados, dando lugar a representaciones bastante convincentes de lo que sería una capa de invisibilidad perfecta y viable en el mundo real. Aunque, a pesar de ello, siguen existiendo diversas imperfecciones a corregir.

Las imperfecciones de la física: La capa de invisibilidad perfecta no será posible

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Y con imperfecciones me refiero a la forma de funcionar que tiene este método (el cual, recortemos, es el mejor de los investigados hasta ahora): Redirigir la luz para que obtuviésemos la invisibilidad implicaría que tanto el objeto oculto como el observador estuviesen quietos. Con cualquier movimiento de alguno de los dos, se acabó la invisibilidad. Es el conocido como arrastre de Fresnel-Fizeau.

Esto significaría, en resumidas cuentas, que la luz y su composición se alteran al pasar por un medio (como sucede cuando vemos pasar luz por una gota de lluvia). En este caso la capa de invisibilidad perfecta no debería “arrastrar luz” junto a ella, pero el método actual y más cercano a esa perfección sí lo hace. No veríamos el objeto como tal, pero sí veríamos como una difuminación del mismo, pues la luz lo seguiría a modo de manto.