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El secreto biológico detrás de la esquizofrenia

29 enero, 2016 19:20

La esquizofrenia es una de esas enfermedades cuya causa se encuentra rodeada de un halo de misterio. Se conocen bastante bien los síntomas, de modo que su diagnóstico no es especialmente complicado. Sin embargo, el origen de dichos síntomas no termina de salir a la superficie, aunque cada vez tengamos más indicios. Además de todo eso, un reciente estudio pone de manifiesto las causas biológicas que podrían dar lugar al bajo número de conexiones neuronales típico de la enfermedad.

¿Qué es la esquizofrenia?

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Antes de saber las causas, conviene tener claro qué es la esquizofrenia y cuáles son sus características.  Se trata de uno de los trastornos mentales más conocidos, cuya prevalencia ronda en torno al 1%. Aunque los síntomas, que suelen aparecer durante la adolescencia,  pueden ser muy amplios, en general se caracterizan por una falta de percepción de la realidad, acompañada en ocasiones de disfunción social.  Aunque la más conocida es la esquizofrenia paranoide, existen otros cuatro tipos, bautizados como catatónica, desorganizada, indiferenciada y residual.

Se han observado anormalidades en los niveles de neurotransmisores como la dopamina, la serotonina y el glutamato y; además, el análisis del cerebro, bien a través de técnicas de neuroimagen o bien mediante el estudio postmortem de sus tejidos, deja ver características anormales, como la presencia de una corteza cerebral demasiado fina, con pocas conexiones neuronales. ¿A qué se debe todo esto? Las causas aún no se conocen en su totalidad, pero  la respuesta está cada vez más cerca.

Los genes de la esquizofrenia

Como ya os contamos en otro artículo, algunos investigadores ya han hallado genes cuya expresión anormal se asocia a la esquizofrenia. Este sería el caso de BDNF y DTNBP1, relacionados con un desarrollo cerebral anormal. Sin embargo, otro estudio más reciente ha hallado otro gen que está directamente relacionado con el inicio de la enfermedad, a través de la poda sináptica.  Se trata del gen C4, que codifica para uno de los componentes del sistema del complemento, cuya función es esencial en el sistema inmune. Sin embargo, como ocurre con otros tantos componentes de nuestro organismo, una sobreexpresión de este gen lo lleva de ser indispensable para defendernos de posibles amenazas a perjudicarnos, en este caso, a través de una poda sináptica descontrolada durante la adolescencia. Como sabéis, la sinapsis es la conexión que permite la transmisión de señales entre neuronas.  La poda de estas conexiones es un proceso habitual en la adolescencia, pero en pacientes con esquizofrenia es mucho más extensa que en personas sanas. Por eso, es precisamente en este periodo cuando normalmente comienzan a aparecer los primeros síntomas.

 El secreto biológico y genético de la esquizofrenia

Para llegar a esta conclusión, una serie de investigadores; procedentes del Centro Stanley para la Investigación Psiquiátrica del Instituto Broad, la Escuela de Medicina de de la Universidad de Harvard y el Hospital de Niños de Boston, realizaron un estudio que partió de una serie de muestras de ADN de más de 100.000 personas a lo largo de todo el mundo. Se comprobó que, al comparar el ADN de pacientes sanos con pacientes esquizofrénicos, la diferencia parecía residir en el cromosoma 6, asociado comúnmente a las enfermedades infecciosas (de ahí la implicación del sistema inmune). Un estudio más exhaustivo, ya centrado en este cromosoma, llevó a descubrir que los pacientes con esquizofrenia poseían una estructura del C4 caracterizada por dar lugar a una mayor expresión de sí mismo. Esta sobreexpresión provocaría una poda sináptica descontrolada, que podría suponer el pistoletazo de salida de todos los síntomas de la enfermedad.

Por lo tanto, podemos estar por primera vez ante el origen biológico de la enfermedad, algo que supondría una manera de tratar el problema desde su raíz. Quedaremos a la espera de nuevos resultados.

Vía Infosalus