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El mindfulness podría ayudar en la lucha contra la obesidad infantil

27 enero, 2016 17:18

Por desgracia, la presencia de una inmensa variedad de comidas basura diferentes, unida a padres con vidas laborales muy intensas, lleva a que muchos niños no se alimenten como es debido y que la obesidad infantil sea un problema cada vez más preocupante. Sin duda, obligar a un niño a que coma bien es una tarea bastante complicada y, por eso, es necesario conocer formas de enmascarar la comida sana para crearles el hábito de una alimentación saludable . Más allá de todo eso, un reciente estudio afirma que el mindfulness, además de ser beneficioso en otros muchos ámbitos, también podría resultar un buen método para conseguir este hábito.

¿Qué es el mindfulness?

El mindfulness es una técnica de meditación que ya os mencionamos en otro artículo reciente. También conocida como “atención plena”, sus orígenes se relacionan con las técnicas de meditación budistas; aunque fue extendido en Occidente por Jon Kabat Zinn, con una muy buena aceptación.  Básicamente, consiste en centrar toda la atención en lo que se está haciendo, detalle por detalle.  Esto resulta muy beneficioso en situaciones de estrés, ya que permite desconectar de los problemas y no prestarles más atención de la debida.

¿Cómo puede ayudar el mindfulness a los niños?

Según investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Vanderbilt, la relación entre el cerebro y la obesidad en adultos es bastante conocida, pero los datos existentes no se pueden extrapolar al caso de los niños.  Por lo tanto, para poder conocerlo mejor, reclutaron a 38 niños, con edades comprendidas entre los 8 y los 13 años. De ellos, cinco eran obesos, seis tenían sobrepeso y el resto estaban dentro de la normalidad.

Cada niño fue pesado y, una vez apuntado su peso, se les realizó una encuesta sobre hábitos alimenticios y se les sometió a una resonancia magnética de su cerebro, centrándose especialmente en tres zonas susceptibles de estar asociadas a la obesidad: el lóbulo parietal inferior, el polo frontal y el núcleo accumbens; asociados con la inhibición, los impulsos y la recompensa, respectivamente.

Los niños con sobrepeso y los obesos, resultaron tener grandes conexiones en el polo frontal. Esto explica por qué se dejan llevar por impulsos, como la necesidad de comer chucherías, con más facilidad. Por el contrario, los niños que tenían un peso normal tenían más actividad en el lóbulo parietal inferior, que les ayuda a reprimir esos mismos impulsos.

Al ser la impulsividad la responsable de estos malos hábitos, el mindfulness podría ser un gran tratamiento para los niños, pues centran toda su atención en la dieta y en las consecuencias que tendría no seguirla, desechando los pensamientos que les llevan a comer compulsivamente.  Esto se ha demostrado en pasadas investigaciones en adultos, pero hasta ahora no se había comprobado en niños y los resultados se avecinan muy prometedores.

Nunca es tarde para empezar a usar estas técnicas de meditación, no sólo con niños; sino también para nosotros mismos. Aprender a no permitir que nuestra mente nos domine es el mejor de los super poderes. Y no sólo para adelgazar.

Vía: Medical Daily

Fuente: Heliyon