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La calidad de la dieta influye en la calidad del sueño

15 enero, 2016 16:11

Un nuevo estudio ha revelado que comer menos fibra y, por el contrario, ingerir más grasas más saturadas y más azúcar, está asociado con un sueño más ligero, menos reparador y menos equilibrado.

Los resultados del trabajo, llevado a cabo por investigadores del Columbia University Medical Centre (Nueva York), muestran en concreto que una mayor ingesta de fibra podría ser un indicador de permanecer más tiempo en la etapa profunda del sueño. En esta fase, las ondas cerebrales son amplias y lentas, así como el ritmo respiratorio. Dura normalmente unos 20 minutos, y durante la misma los despertares no son frecuentes. Es, en definitiva, la fase que determina una buena o mala calidad del sueño en términos de su eficiencia, es decir, la que indica si hemos tenido un sueño reparador o no.

Fibra frente a grasas saturadas

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Si la fibra ayuda a tener un efecto reparador, no igual lo hacen ni la grasa saturada, que reduce la amplitud de las ondas cerebrales y favorece el sueño ligero, ni el azúcar, que podría ser un predictor de

Y basta tan sólo un día, según los expertos, que han publicado el trabajo en la prestigiosa revista Journal of Clinical Sleep Medicine. Un solo día de mayor consumo de grasas y menos de fibra podría influir ya en los parámetros del sueño. Así pues, la dieta y el sueño se entretejen en la red de un estilo de vida saludable. Según los científicos, para una salud óptima es importante para tomar decisiones de estilo de vida que promuevan el sueño saludable, como seguir una dieta nutritiva y hacer ejercicio regularmente.

Facilidad para dormir

Durante el transcurso del estudio, los investigadores también encontraron que los participantes se dormían más rápido después de ingerir alimentos proporcionados por un nutricionista, todos ellos más bajos en grasas saturadas y altos en proteínas, que después de comer alimentos escogidos por ellos mismos. En concreto, los 26 adultos involucrados en el estudio tardaron una media de 29 minutos en conciliar el sueño después de consumir alimentos y bebidas de su elección, pero sólo 17 minutos tras ingerir alimentos recomendados por un profesional.

El hallazgo de que la dieta puede influir en el sueño tiene enormes implicaciones para la salud, dado el creciente reconocimiento del papel del sueño en el desarrollo de enfermedades crónicas como la hipertensión, la diabetes y la enfermedad cardiovascular.

Con base en este estudio, los autores sugieren que añadir recomendaciones alimentarias al tratamiento habitual de personas con trastornos del sueño podría ser muy útil. Sin embargo, como también indican, se necesitan más estudios para confirmar esta relación.

Fuente | American Academy of Sleep Medicine