Esta tirita fluorescente se ilumina en color verde tan pronto como comienza a detectar una infección.

Uno de los mayores riesgos a los que enfrenta un paciente recién operado, o cualquier persona con una simple herida, es la infección bacteriológica. Algo a lo que son especialmente sensibles los individuos más frágiles, como los niños.

Ya vimos hace unas semanas un avance en medicina que podría ayudar a deshacernos del uso de antibióticos mediante tiritas electrónicas. Ahora llegan las tiritas fluorescentes, capaces de prevenir una infección justo antes de que pueda desencadenar otra intervención.

Códigos de color en medicina preventiva

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Científicos de la británica University of Bath, han presentado un prototipo de tirita inteligente, que cambia de color gracias a un gel fluorescente, en el momento en que detecta el menor indicio de posible infección en la herida sobre la que se adhieren.

El proceso de colonización bacteriológico que se da en una herida abierta, es completamente normal y, en la mayoría de los casos, asumible por nuestro sistema inmunitario. Sin embargo, en los casos en los que este se ve desbordado por la concentración de patógenos, es cuando entra en juego este método de prevención, que podría salvar muchas vidas. En el vídeo a continuación se explica en detalle su funcionamiento, pero os invitamos a reconsiderar su reproducción, dado que contiene IMÁGENES ALTAMENTE EXPLÍCITAS:

Para ello, esta tirita integra una capa de microorganismos que liberan un gel fluorescente, no tóxico, que se ilumina al contacto con lo que se considera la proporción peligrosa de bacterias patógenas que suponen riesgo de infección. Los responsables de este sistema creen que el tiempo de detección de infecciones puede verse reducido en gran medida gracias a su innovación, algo que podría salvar muchas vidas en casos tan extremos como quemaduras u otras situaciones de alto riesgo.

Acorde a otros expertos, el uso de sistemas de advertencia a través de códigos de color, como esta tirita, resultan un gran paso adelante en lo relativo a técnicas de microbiología. Si bien aún no ha sido probado en seres humanos, esta tecnología podría estar lista para las primeras pruebas clínicas en 2018. Gracias a este tipo de tecnologías, vemos cómo los caminos de la medicina preventiva se vuelven cada día más inteligentes.

Vía | MIT Technology Review