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El dolor del rechazo emocional se lleva peor si sufres depresión

2 marzo, 2015 16:37

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Cuando se sufre el dolor emocional del rechazo (como por ejemplo, cuando somos rechazados por alguien que nos gusta), cada uno de nosotros lo sobrelleva mejor o peor, durante más o menos tiempo, pero nuestro cerebro ya está preparado para actuar y combatir dicho dolor emocional. Sin embargo, es posible que en otras situaciones nuestro cerebro no sea capaz de compensar ese dolor emocional, como sugiere una nueva investigación, pues parece que el hecho de sufrir una depresión no tratada complica bastante las cosas a la hora de superar el dolor del rechazo emocional.

El dolor del rechazo emocional, peor si se sufre depresión

Al menos así lo afirma un estudio publicado en Molecular Psychiatry, en el cual se explica que la clave cerebral para que suceda esto en los individuos con depresión no tratada se encuentra en la incapacidad del cerebro para liberar opiáceos naturales, responsables de disminuir el dolor, ya sea físico o emocional. Las células cerebrales parecen encontrarse menos activas o incluso inactivas en las personas deprimidas, y por tanto sus funciones también disminuyen, ocasionando que el dolor del rechazo emocional dure más tiempo y pueda ser incluso más intenso.

Para llegar a esta conclusión, un equipo formado por investigadores de la Universidad de Michigan, la Universidad de Stony Brook y la Universidad de Illinois se unieron para estudiar, a partir de trabajos anteriores, cómo afectaba el rechazo social a las personas deprimidas.

Los científicos se centraron en los receptores opioides mu del cerebro, conocidos por ser el sistema relacionado con la respuesta al dolor y donde se sabe que actúa la morfina a nivel cerebral. Durante el dolor físico, nuestro cerebro libera opioides como respuesta, y gracias a este estudio también sabemos que dichos opioides son liberados para resistir el estrés social (y para responder positivamente a las interacciones sociales). El próximo paso será investigar diferentes dianas de tratamiento para poder fabricar medicamentos directos o indirectos para potenciar estos circuitos del dolor emocional.

La modulación del rechazo emocional por parte del cerebro

Para el estudio, los investigadores utilizaron la técnica de imagen PET o tomografia por emisión de positrones. Antes de realizar dicha prueba, los 17 participantes deprimidos y los 18 participantes sanos vieron fotos y perfiles de cientos de otros adultos. Cada perfil fue seleccionado para ser interesante para el individuo que lo miraba, a modo de cita online.

Durante las exploraciones cerebrales mediante PET, los participantes fueron informados de que los individuos a los que habían encontrado atractivos e interesantes no estaban interesados en ellos, es decir, fueron rechazados. Los escáneres realizados durante estos momentos de rechazo mostraron tanto la cantidad como la liberación de opioides cerebrales, además de la disponibilidad de receptores mu. Resultó que los individuos deprimidos tenían una menor liberación de estos opioides en las regiones de regulación del estrés, el estado de animo y la motivación.

Posteriormente, cuando se les dijo a los participantes que otro individuo sí estaba interesado en ellos, tanto los deprimidos como los no reprimidos afirmaban sentirse felices y aceptados. Esto fue algo sorprendente, pues los síntomas de la depresión a menudo disminuyen las reacciones frente a eventos positivos y agradables. Lo que sí sucedió posteriormente es que este sentimiento positivo desapareció rápidamente en los individuos deprimidos, cosa que también podría estar relacionada con una respuesta alterada en el sistema opioide.

Como curiosidad, antes de realizar el escáner cerebral o ver los diferentes perfiles de citas online, todos los participantes habían sido informados de que las citas, los rechazos o las aceptaciones no eran reales y tan solo se trataban de pruebas. Sin embargo, el simple escenario de citas simuladas fue suficiente para desencadenar las respuestas emocionales y la liberación de opioides.

Vía | Universidad de Michigan.

Fuente | Molecular Psychiatry.