¿Os imagináis vivir en un mundo sin cielo azul? Es algo que se están planteando algunos países para luchar contra el cambio climático.

El cambio climático no es una simple hipótesis; está aquí y lo estamos sufriendo. Ya es demasiado tarde, y por eso ahora empiezan los nervios para solucionar lo que supimos que iba a pasar pero no pudimos evitar en las últimas décadas. Ya hay científicos buscando una solución “milagrosa”; por ejemplo, el NRC (National Research Council) de EEUU ya ha pedido investigar métodos para revertir el cambio climático que impliquen modificar el albedo.

El albedo es la cantidad de luz o radiación que una superficie refleja; la idea es cambiar el albedo de la Tierra para reflejar los rayos solares y así evitar el aumento de temperaturas global. Para ello sería necesario llenar la atmósfera de gases que reflejasen la luz y la radiación; el efecto secundario que esto tendría es que se acabarían los cielos azules. Sólo veríamos un cielo blanco.

La solución al cambio climático puede dejarnos más miserables

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Ni que decir tiene que esto afectaría sobremanera nuestras vidas y la del resto de seres vivos del planeta, y por eso sólo estamos en las primeras fases del plan, la investigación. Pero aunque esto no vaya a ocurrir mañana, cabe preguntarse qué tipo de cielo dejaremos a las generaciones posteriores.

Es posible que nunca vean en su vida un día soleado; esto tendrá consecuencias psicológicas, para empezar. Científicos califican los cielos claros como “la cura al narcisismo” ya que nos permite sentir que pertenecemos a algo más grande.

No sólo eso, sino que la observación del universo desde la Tierra quedaría prácticamente anulada, los telescopios no podrían ver más allá de las nubes de gases. Y por supuesto, muchas especies animales que necesitan de la luz de la Luna se verían en peligro de extinción.

cielo atardecer

Todo a cambio de parar la subida de temperaturas que a su vez provocará más extinciones y problemas para la raza humana. Al menos, según los científicos, ganaríamos algo más: unos atardeceres rojos y amarillos preciosos.

En todo caso, este paso sería el último recurso en el caso de que las cosas no mejoren, pero el hecho de que ya se esté investigando nos dice que el tiempo se acaba para encontrar una solución al cambio climático.