Un nuevo detector de explosivos puede abaratar hacer mucho más rápidos los controles de seguridad en todo el mundo.

Todo el mundo conoce a los perros capaces de oler explosivos, pero su efectividad no es completa, por no mencionar el coste que conllevan y la necesidad de un experto que los controlen. Existen detectores, pero de nuevo tenemos el problema de que tienen que ser usados para analizar a todas las personas y equipaje uno por uno.

Los sensores RFID (Radio Frecuency Identification), que no necesitan baterías ni un operador, pueden ser la solución. La empresa GE Global Research está investigando un método para aprovechar ese tipo de tecnología para encontrar explosivos.

Un detector de explosivos barato y pequeño

explosivos rfid 2

Estos sensores son tan pequeños como un sello postal, y pueden ponerse en cualquier lugar y “olvidarse” de ellos. El sistema se activa cuando detecta ciertos agentes químicos en el aire relacionados con explosivos o agentes oxidantes, y en ese momento los puestos de seguridad reciben el aviso.

Los sistemas RFID pasivos no necesitan baterías ni ningún tipo de alimentación eléctrica, sino que funcionan con la propia señal que les llega de los lectores. Gracias a eso pueden permanecer “durmientes” durante meses, esperando al momento de ser activados cuando el compuesto químico en cuestión esté cerca.

Lo malo es el alcance que tienen, desde unos centímetros a unos pocos metros, pero lo compensan con un coste de unos pocos céntimos cada uno. Además, en el futuro también se espera que puedan detectar bacterias o esporas.