Como siempre, ya aquí os hemos hablado de los televisores 4K y de su óptima resolución y definición de colores. Así de primeras, podríamos definir el 4K como el gran paso después del Full HD 1080p, una obra de ingeniería que optimiza las sensaciones que pueda darnos cualquier monitor.

Desde el VCD, que nos daba una resolución de 352×240 hasta las pantallas más asentadas en casa, que funcionan en HD y a una resolución mínima de 1280×720, hay diferencias descomunales. Pero ahora, con el 4K, la resolución estándar es de 3840×2160.

Un dato curioso es que con las 1080p, por ejemplo, os hablamos de píxeles por línea vertical. En 4K, se mide por líneas horizontales. Sí, 3850 píxeles encerrados en una sola línea que casi no puedes ver a simple vista (de ahí su nombre de 4K).

Aún así, y a pesar de todo lo fantástico que parece ser 4K, surge la duda:

¿Sale rentable comprar uno de estos televisores?

Como siempre, depende. Hoy día, el precio de estos aparatos suele llevar tres ceros a la derecha, suponiendo un enorme desembolso para la mayoría de la gente. Además, si eres un usuario convencional y usas la televisión para ver series, películas y poco más en el escaso tiempo que te deja el trabajo o los estudios, la respuesta es NO.

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Si por el contrario sueles pasar bastante más tiempo enfrente de la tele y eres un amante del cine y los videojuegos, puede, y sólo si tu bolsillo te lo permite en estos tiempos de crisis, que resulte una buena inversión, sobre todo de futuro. Os explico:

Los dos grandes inconvenientes de un televisor 4K

Existen dos grandes contras inmediatos en cuanto hablamos de la compra de un televisor 4K. La primera y más evidente es el precio. Como ya os hemos dicho, un buen televisor de una marca reconocida puede salirte por un riñón: 3000€ como poco.

Partimos de que son televisores con una pantalla muy grande, de alrededor de 55″, y hoy día ni si quiera uno de resolución 1080p de ese tamaño nos sale por menos de 1000€. Aunque a todos nos gustaría ver una tele así de grande en nuestro salón, es un precio que muy pocos están dispuestos a pagar.

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Aún así, numerosas empresas están apostando por el desarrollo de pantallas de este tipo, integrables en móviles, tablets, y cualquier dispositivo con una pantalla de más de 5″. Esto quiere decir que, como siempre, la competencia hará su maravillosa labor de bajar los precios para que estos se vayan asemejando poco a poco a los de los televisores de hoy día. Por supuesto, hay que pagar por la calidad, pero no tanto.

De este modo, me atrevo a decir que no imagino un futuro de aquí a diez años en el que lo normal no sea tener una televisión así en casa. Hace menos tiempo yo tenía una de las grandes en la mía, pero en profundidad. Vaya cacharro.

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El segundo inconveniente que encontramos y en el que quizás no hayáis reparado, es que la mayoría de las películas y contenido multimedia no están adaptadas a 4K, lo que significa que no verás un cambio trascendental en la calidad de lo que ves, sino más bien en el tamaño. Ni si quiera muchos de los videojuegos se adaptan aún a 1080p, por lo que si eres amante de los videojuegos, no esperes verle hasta los poros a tu personaje. Eso sí, jugar en una de estas tiene que ser la caña.

Por supuesto, cuando la competencia se hace latente en cualquier rama de la tecnología, surge también un desarrollo de las tecnologías adyacentes: si la gente compra televisores 4K, las películas comenzarán a filmarse en esa resolución, y los juegos que compras seguramente también empiecen a correr en 3840p.

Entonces, ¿qué hago?

Personalmente, comprar una televisión de estas características en este momento me parece una decisión errónea. Pagar la diferencia entre un televisor a 1080p y otro a 4K, no termina de merecer la pena. Los televisores más asequibles (como el DELL P2815Q) no son caros pero no parecen tan buenos.

Claro está que si el dinero no es un problema el inconveniente está en que en muchos de los casos no existen diferencias que puedas notar. Si la película que quieres ver no está en resolución 4K, lo mismo te da una televisión que otra.

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Si lo que quieres no es ver la tele, sino que eres diseñador o programador y necesitas un monitor grande y de gran resolución para trabajar con multiventanas, sí que podría ser una buena compra, aunque no todos los equipos son capaces de aprovecharlas. Sin embargo, si perteneces al 99,9% de los usuarios restantes, quizás te convendría esperar un poco.