Tecnología

¿Qué pasaría si la gravedad de la Tierra aumentara al doble?

17 enero, 2015 18:03

“… y si mi abuela tuviera ruedas no sería mi abuela, sería una bicicleta”. A todos nos han cortado suposiciones con frases por el estilo, porque hay que ser realistas. Pero ser realistas y limitarnos a nuestra realidad puede ser aburrido. El fantaseo es una de las formas más divertidas de utilizar la ciencia provocando escenarios raros y chocantes a partir de premisas más o menos posibles. Hoy por ejemplo, vamos a hablar de qué pasaría si la Tierra aumentara de repente, por arte de magia, su masa al doble, de forma que la gravedad que sufriríamos pasaría a ser 2G.

La catástrofe física a 2G

Partiendo de la base de que el tamaño de la Tierra no cambia, solo su gravedad, la único forma de darnos cuenta de que algo ha cambiando es a través de esta fuerza. Los objetos pesarían el doble que antes por lo que una persona normal pasaría a pesar de 70kg (por ejemplo) a pesar 140kg. Pensad en lo que significaría levantarse de la cama e ir al sofá. Un esfuerzo inhumano.

Pero no sería solo nuestro cuerpo, todo pesaría el doble, desde la mochila de clase hasta los bebés, que ahora costaría un esfuerzo inhumano tanto llevar en brazos como tener dentro cuando son fetos. Con mayor peso viene mayor consumo, quemaríamos calorías como nunca. Y no solo nosotros, los coches, los camiones, trenes… hasta los ascensores en los que no cabría más de una/dos personas por norma general.

El efecto de la gravedad también se notaría en la atmósfera ya que bajaría su tamaño, aumentaría su densidad y, más importante, bajaría la cantidad de vapor de agua que aceptaría a una determinada temperatura. Esto unido a que, debido al proceso de evaporación que ya contamos, el agua de los mares ahora se evaporaría mucho menos, se reduciría drásticamente la cantidad de lluvia globalmente.

La catástrofe biológica a 2G

peso simulado en gravedad 2G

En cuanto a los seres vivos, la cosa se pone muy mala. Con el doble de gravedad nuestras articulaciones tendrían que soportar el doble de peso, por lo que lesiones y molestias en estas zonas estarían a la orden del día; sin contar con que un salto pequeñito podría rompernos las rodillas, o los tobillos (recordad que ahora pesamos entre 100kg y 200kg). Además los discos intervertabrales y los cartílagos interarticulares se achatarían por lo que nuestra altura media se vería disminuída hasta ¡¡más de 3cm!!

Y esto no es lo peor, todas aquellas personas con insuficiencias cardiacas o pulmonares morirían durante el primer día debido a que el trabajo que se necesita para hacer los actos más cotidianos equivale al de un trabajo de gimnasio con gravedad 1G. El resto viviríamos cansados durante unos meses hasta que nuestro cuerpo fuera desarrollando músculos, pulmones, huesos… preparados para la vida al doble de gravedad.

Una cosa bastante chocante es que el nivel del mar sin embargo no se modificaría apenas, puesto que los líquidos son prácticamente incompresibles. La cantidad de sal máxima que admitiría el agua se vería muy disminuida, hasta el punto de que podría producir precipitados de sal y disminuir la salinidad del agua a nivel global. Cómo reaccionarían los peces a este cambio depende mucho de la zona y el tipo de pez, pero no parece que sea lo que mejor les pueda sentar.

Las ventajas de vivir al doble de gravedad

Pero no todos los efectos son directamente malos. Un efecto derivado de  este aumento de la gravedad es el hecho de que nuestra vida sería la misma pero llevando siempre un sobrepeso, que no se ve. Esto significa que un paseo normal, subir un par de escalones, cualquier trabajo físico equivale a un trabajo intenso en el gimnasio, ¡y gratuito!

Al principio sería doloroso, nos agotaría, pero con el paso de los días y las semanas adquiriríamos un tono muscular de impresión sin ni siquiera pisar el gimnasio ni salir a correr (allá con los valientes que quieran salir a correr con 140kg y un cuerpo preparado para 70kg…).

Al hacer tanto ejercicio de manera constante, las dietas hipocalóricas desaparecerían ya que con una alimentación copiosa de las de toda la vida, estaríamos consumiendo menos calorías de las que gastamos sometidos a doble de gravedad. Para compensar este gasto deberíamos comer en torno al doble de lo que comemos actualmente, así que se acabó la obsesión por comer poco, al menos hasta que nos acostumbremos.

Por útlimo, uno de los mejores efectos del aumento de la gravedad, es que en consecuencia aumenta la presión. Esto para el corazón tiene efectos no demasiado buenos, pero para los huesos es un efecto genial ya que con mayor presión aumenta la calcificación de los huesos. Los problemas por falta de calcio en los huesos dejarían de ser un problema (salvo porque ahora tienen que soportar más peso). Sería como tener nuestra propia cámara hiperbárica constante.

La evolución a 2G

Supongamos que un día te levantas y la gravedad ha doblado su fuerza. Estaría lloviendo, debido a que la atmósfera ya no puede aceptar tanto vapor de agua como antes. Debido a la gravedad, lo de levantarse ya nos va a costar lo suyo. El día sería agotador y suponiendo que no nos caigamos, ni nos rompamos una articulación al saltar, podemos darnos por contentos y felicitarnos al final del día. Eso suponiendo que ninguno de los satélites artificiales nos haya golpeado en la cabeza al caer, porque la mayoría caerán.

googleplus_abierto680

googleplus_abierto680

Con el paso del tiempo la cosa va mejorando, nuestra condición física se pone a tono y nuestro corazón se agranda. Los efectos a corto plazo, salvo el problema de las articulaciones, son similares a los de un deportista de élite: cardiomegalia (corazón grande), músculos potentes, buena condición aeróbica… sin embargo, sufriremos frecuentes problemas de espalda y nos iremos encogiendo gradualmente reduciendo nuestra estatura.

El consumo global se elevaría por lo que las empresas energéticas ganarían importancia, las reservas de petróleo se agotarían mucho antes de lo previsto, y la hidroeléctrica se haría mucho más rentable de lo que es ahora. Las futuras generaciones utilizarían energía hidroeléctrica como principal fuente hasta el desarrollo de la energía de fusión.

Además, con las sucesivas generaciones la adaptación a esta nueva gravedad, más intensa, mejoraría. Poco a poco la gente sería bás bajita, más fuerte, con discos intraarticulares preparados para el peso y la fuerza nueva que tiene que soportar. A gran escala esto producirían mutaciones genéticas (preguntadle a Darwin por qué si queréis saber más) que mejorarían nuestra vida a 2G, salvo que seamos tan vagos que desarrollemos aparatos que nos hagan el trabajo sucio.

Al cabo de unos siglos, la normalidad se reestablecería con pequeñas variaciones, pero la vida alcanzaría otro equilibrio estable hasta que se produjera el siguiente cambio drástico; bueno, si no nos hemos cargado el planeta antes, como todo parece apuntar que haremos.