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El crAssphage, el virus que está devorando nuestro intestino

8 agosto, 2014 11:18

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Nuestro organismo está formado por 37 trillones de células, sin embargo, no son los únicos inquilinos de nuestro cuerpo. El único momento en el que podemos considerarnos completamente humanos es al nacer, momentos después podemos afirmar que somos una combinación de microbios y células, estando los primeros en una asombrosa superioridad de 10 a 1.

Con el objetivo de estudiar a estos inquilinos, los científicos comenzaron un proyecto en el que consiguieron desglosar las diferentes comunidades del microbioma en lo que se conoció como metagenoma: Genoma de las poblaciones localizadas en boca, nariz, o la piel.

Poco a poco la investigación ha profundizado en cada uno de estos desgloses, y en los últimos estudios se ha encontrado un virus totalmente nuevo, el crAssphage.

El crAssphage se alimenta de bacterias, tanto buenas como malas

Probablemente sea lo más curioso de este bacteriófago, pues se alimenta de las bacterias que componen el 50% de la población bacteriana del intestino. Generalmente tienen una relación en la que ambos se benefician, sin embargo, pueden llegar a ser dañinos, asociándose con enfermedades como la diabetes y la obesidad.

Su descubridor, el doctor Bas Dutilh, bioinformático del Radboud University Medical Centre de Holanda, no esperó ni un segundo y comenzó a trabajar con él, junto a colaboradores de la Universidad Estatal de San Diego, analizando metagenomas fecales de 12 individuos.

Las herramientas empleadas confirmaron la existencia del crAssphage en las 12 muestras, y se amplió el estudio, detectando la presencia de este bacteriófago en el 73% de las 466 metagenomas fecales procedentes de Estados Unidos, Europa y Corea del Sur. Esto significa que trillones de estos virus pueden estar acampando en nuestros intestinos ahora mismo.

Pero hay buenas noticias, el crAssphage podría ser usado para combatir enfermedades, utilizandolo como fago específico para bacterias patógenas. Modificado geneticamente también podría servir como vector para una precisa entrega de vitaminas o fármacos.

Fuente | Forbes | Foto original