La nanotecnología es uno de los campos con mas potencial para la medicina moderna que existen en la actualidad, para la creación de nanobots que podamos inyectarnos en nuestros cuerpos para que se encarguen de suministrarnos medicamentos automáticamente, o de diagnosticarnos tomando dosis periódicas, por poner solo dos ejemplos de uso. Esta tecnología cuenta con varios impedimentos, entre ellos la necesidad de darles energía para que funcionen, aunque el avance presentado hoy no va en esa dirección, sino en una completamente distinta y de manera imparable (guiño, guiño).

No hay obstáculo en nuestro cuerpo para ellos

Se trata del propulsor mas pequeño del mundo, capaz de llevar a estos nanobots al lugar adecuado para cumplir mejor su cometido. De esta manera no hacen falta inserciones dolorosas justo en el lugar donde queremos que el nanobot actúe, sino que podemos soltarlo en la corriente sanguínea; los investigadores creen que otra utilidad podría consistir en soltar el nanobot en el humor acuoso del ojo para que llegue por si solo a una localización precisa de la retina.

nanobot-1

El “propulsor” en sí en realidad es una hélice de sílice y níquel de apenas 70 nm de ancho y 400 nm de largo, unas cien veces mas pequeño que el diámetro de un glóbulo rojo. Este tamaño le permite pasar a través de cadenas de polímeros presentes en los fluidos que produce nuestro cuerpo, a diferencia de experimentos anteriores que se quedaban enredados. Para que esta hélice se mueva es necesario aplicar un débil campo magnético, así que no incluye ningún tipo de batería, al igual que el “magnetoesperma” del que os hablamos no hace mucho.

Ahora que han conseguido que se mueva, el proyecto conjunto entre científicos israelíes y alemanes pretende ir mas allá, y conseguir que el nanobot llegue a un objetivo concreto sin necesidad de ser controlado.

Fuente | American Technion Society