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¿Por qué se tapan los oídos?

20 marzo, 2012 21:09

Hay muchas formas de inspirarse para escribir: preguntas de amigos o compañeros de clase, cosas que te pasan en la vida diaria, generación espontanea (es decir, te aburres y piensas y voilà!). En este caso la inspiración surgió por un viaje, donde de repente sentí esa molestia que tod@s habréis sufrido en algún momento, el taponamiento de oídos en un tren (en mi caso) o en otros vehículos al pasar por un túnel, normalmente, aparte de otras ocasiones como los resfriados.
Para introducir un poco el tema, recordemos que el oído tiene tres partes: oído externo, oído medio y oído interno. En el oído medio hay tres pequeños huesecillos y es una cavidad llena de aire, separada del oído externo por una membrana, el tímpano. Por otra parte, la cavidad se conecta por la parte de atrás con la nariz a través de un tubo llamado tromba de Eustaquio, cuya función es compensar las variaciones de presión dentro del oído medio ante cambios de altura (al bucear, subir una montaña, volar en avión, o pasar por un túnel). Pero en algunas ocasiones, estos tubos se tapan, ¿por qué sucede esto?

Pues el tema va de presiones. El “taponamiento” ocurre cuando la presión del oído medio (la cavidad de aire) es diferente a la presión exterior o ambiental, es decir, no se equilibra bien. Esto ocurre tanto cuando la presión de fuera es mayor o menor que la del oído medio.

Las causas de que pase esto son diversas. Puede darse durante una congestión nasal (¿quién no ha notado que oye menos cuando se resfría?), porque la conexión entre las fosas nasales y la trompa de Eustaquio (el tubo) está bloqueada. También puede darse durante una sinusitis, o una alergia. En el caso de los viajes (despegue de avión o pasar por un túnel), la causa es simplemente la diferencia de presiones, de forma aguda y sin dar tiempo al oído medio para que pueda equilibrarse con el exterior. En el momento que la situación vuelve a la normalidad, el oído vuelve a funcionar sin más.

A veces, este taponamiento provoca dolor. Cuanto mayor sea la diferencia de presión, más importante será la molestia. En ocasiones la presión negativa es muy significativa y puede llegar a producir pequeños sangrados en el oído medio o el tímpano.

Para destapar lo oídos, en una situación normal y sin congestión nasal (sin estar resfriado), basta con tragar para que se abra la trompa de Eustaquio y se equilibren las presiones. Por eso, cuando viajamos en un avión, es muy útil estar masticando un chicle o un dulce, estimulando así la saliva y obligándonos a tragar.
Si con esto no es suficiente, realizaremos la llamada “maniobra de Valsalva”, que seguro que todos conoceréis pero puede que no os suene el nombre. Consiste en taparse la nariz y, con la boca cerrada, soplar con la intención de “inflar los oídos” y así acabar con la presión negativa del oído (ahora ya os suena, ¿no?).

Para terminar, cuando tenemos los oídos tapados durante una situación de resfriado o alergia, también podemos sentir la cabeza abombada y cierto grado de sordera transitoria, que desaparecerá al destapar los oídos. Y, si la presión negativa persiste, el oído medio puede llenarse de líquido y aumentar esta sordera transitoria, prolongándola un tiempo más de lo normal.

Vía: Clínica Alemana.