Aunque no lo parezca a simple vista, un cajero automático tiene que ser más fuerte que una base militar: está lleno de dinero y maneja datos muy sensibles de los clientes que lo utilizan. Ya nos enseñó Breaking Bad que robar un cajero entero es una mala idea (spoilers), porque después de todos esos botones y pantallas nos encontramos una caja fuerte que no tiene nada que envidiar a las de los bancos.

Y en cierto modo es una contradicción; un cajero automático tiene que ser lo suficientemente seguro como para dejarlo en la calle lleno de dinero, y tiene que dar ese dinero a los clientes del banco que quieran sacar efectivo de sus cuentas. ¿Y cómo consiguen hacer esas dos cosas al mismo tiempo, os preguntaréis?

¿Cómo funciona un cajero automático?

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Un cajero tiene que ser rápido, no tener fallos y ser impenetrable al mismo tiempo. Una animación de Science Channel nos muestra cada detalle del proceso, que podríamos describir de la siguiente manera:

1. Al introducir la tarjeta, la placa base, conectada al lector de tarjetas, se comunica con el banco para obtener toda la información que necesite de nuestra cuenta (saldo, recibos, etcétera), siempre después de verificar que el PIN es el correcto.
2. Dentro de la caja fuerte del cajero automático existe un mecanismo que extrae un billete cada vez de la caja fuerte, mandando el billete a una serie de cintas que lo transportan. Este mecanismo puede extraer cinco billetes por segundo de la caja fuerte, y extrae la cantidad que hemos pedido.
3. Un sensor óptico comprueba cada billete que sale de la caja fuerte, antes de soltarlos en el orificio del cajero automático que corresponda.

¿Cómo se puede manipular un cajero automático?

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Debido a que están en la calle sin vigilancia aparente, pero no te los puedes llevar sin más para hacerte con el dinero, los ladrones se las ingenian para hacerse con los datos de los clientes y robarles el dinero. Algunos de esos métodos son:

• Colocar por encima del lector de tarjetas original, o en la puerta de la entidad bancaria, un lector de tarjetas falso que registre los datos de la tarjeta, permitiendo clonar la tarjeta de la víctima después.

• Colocar cámaras en el cajero o en la estancia, o colocar un teclado falso por encima del teclado real, que registren el PIN que marca el usuario en el teclado.

• Existen casos en los que los hackers se las han ingeniado para “robar” dinero de los cajeros automáticos, explotando vulnerabilidades de los bancos. Más cuando las claves maestras de los cajeros automáticos estaban disponibles en Internet para cualquiera que las buscase.