Resulta curiosa la guerra que últimamente se está viviendo entre Twitter e Instagram, que parece fuera de lo normal, algo desmedida. Después de varios ataques verbales y una atmósfera de incomodidad, Instagram retiró el soporte de las tarjetas de Twitter, evitando así que el contenido de los primeros se mostrase en la red de los segundos. La respuesta de Twitter a esto fue contundente, una actualización de la aplicación con filtros integrados, al estilo Instagram 100%.

Pues bien, según informa The New York Times, hay muchos indicios que indican que Twitter pudo tener la oportunidad de comprar Instagram primero. El precio habría sido de 525 millones de dólares, muy poco por encima de la mitad con la que Facebook acabó cerrando el acuerdo, 1000 millones de dólares, a pesar de que finalmente haya quedado reducida a 735 millones de dólares debido a la caída de las acciones de Facebook, ya que el acuerdo incluía gran parte del pago mediante estas.

Parece ser que tras las negociaciones con Twitter, Instagram decidió comunicarles finalmente que seguiría funcionando de manera independiente sin venderse a nadie. La sorpresa vino tres meses después, cuando Twitter se enteró de la compra que había hecho Facebook sin permitirles presentar una contraoferta.

Hay razones para tanto secretismo en torno a lo ocurrido, y es que Kevin Systrom, el CEO de Instagram, declaró bajo juramento que no habían recibido ninguna oferta forman de nadie más que de Facebook, y de ser así y haberse recibido por parte de Twitter se podría poner en tela de juicio toda la venta por no haberse hecho teniendo en cuenta los mejores intereses para los inversores.

La polémica está servida.