Ahora que ha llegado la época de lluvias, hay algo que vas a ver durante más tiempo de lo que te gustaría: tus limpiaparabrisas moviéndose de un lado a otro.

Parece mentira, pero su diseño básico no ha cambiado mucho en las últimas décadas; hay algunos modelos más originales que otros, pero todos siguen la máxima de apartar el agua que se acumula en el parabrisas para mejorar la visión.

Es un concepto básico, y su funcionamiento también lo es; en la mayoría de coches tienes una cantidad mínima de opciones. Normalmente puedes elegir entre un par de velocidades dependiendo de la cantidad de agua, y soltar un chorro de agua con detergente para cuando un pajarito hace sus necesidades encima tuya y quieres distribuirlo por todo el cristal.

El limpiaparabrisas que funciona al ritmo de la música

Pero si eres como yo, y tienes que conducir con algo de música puesta, puede que te hayas encontrado con una pequeña molestia. Y cuando digo "pequeña", quiero decir "no me puedo creer que seas tan puñetero como para que eso te moleste".

Lo confieso, me distraigo cuando el ritmo de la música no coincide con el de los limpiaparabrisas; no hay nada peor que ir escuchando Enter Sandman y que las escobillas vayan a su bola. Bueno, vale, hay muchas cosas peores, pero ya me entendéis.

El caso es que es el tipo de "problema" que sólo puede tener una solución absurda, y eso es justo lo que ha encontrado el entusiasta Ian Charnas en su canal de Youtube. Usando una Raspberry Pi 3B+, ha conseguido crear unos limpiaparabrisas que se mueven al ritmo de la música.

Ian Charnas

Lo más fácil ha sido variar la velocidad del motor que controla las escobillas; y como os podéis imaginar, lo más difícil ha sido definir esa velocidad. La clave ha estado en una librería de proceso de señal de audio escrita en Python, que usa una red neuronal para detectar el ritmo de la canción en tiempo real.

Este puede ser el uso menos práctico de una red neuronal que hemos visto hasta ahora, pero el caso es que funciona y está completamente integrado en el coche. El resultado parece muy satisfactorio, y ver cómo se mueven las escobillas al ritmo de la música es incluso surrealista.

Charmas ha registrado una patente provisional para este sistema, que a continuación subastó en eBay; la puja ganadora se quedó en 358 dólares, dinero que fue donado a caridad. Así que quién sabe, puede que este sistema acabe implementado en un coche real.

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