En los últimos meses hemos vivido desde España (o más bien, desde la Tierra) una serie de erupciones solares que han provocado todo tipo de fallos en la infraestructura de telecomunicaciones de varios países. Fenómenos que han quedado eclipsados a causa de la llamarada solar que azotó a la Tierra el pasado 14 de diciembre y que ha sido registrada por la NASA. La mayor desde el año 2017.

Así lo expone la NASA, que recogió el momento de la llamarada solar desde el Observatorio de Dinámica Solar (SDO, por sus siglas en inglés). Una explosión de energía brutal que se ha constituido como la más importante en los últimos 6 años y que tuvo lugar a casi 150 millones de kilómetros de distancia. 

Esta llamarada ha dado lugar a un fenómeno conocido como eyección de masa coronal (CME), y que ha sido catalogada con el rango X2.8. X es la clase que recoge las llamaradas solares más intensas, y el número expone información sobre su fuerza. A modo de comparación, la llamarada solar registrada el pasado 9 de enero tuvo una catalogación de X1.9.

La llamarada solar más potente

Dicha explosión tuvo su momento álgido a las 18:08 horas, hora peninsular del pasado jueves 14 de diciembre. No es solo la llamarada más fuerte que se ha registrado desde el 2017, sino que es la más poderosa y con diferencia del ciclo solar actual. Una que además va dirigida a la Tierra.

Recordemos que los ciclos solares son procesos que duran más o menos unos 11 años y que cierra y completa el ciclo magnético del Sol. Es decir, los polos norte y sur del Sol se invierten y cambian de lugar, cambiando su campo magnético. Al principio de los ciclos solares se encuentran pocas manchas solares sobre la superficie del sol, que son las áreas donde hay mayor actividad magnética en nuestra estrella. 

Momento exacto de mayor brillo de la explosión en la superficie del Sol. NASA, SDO Omicrono

A medida que el ciclo va sucediéndose, las manchas van aumentando hasta llegar a lo que se conoce como máximo solar, que suele llegar a mitad del ciclo solar actual. Este es el momento en el que hay más manchas, y una vez que se llega al tope, la actividad se reduce hasta que se vuelve al mismo estado que al principio. Este se conoce como "mínimo solar".

Esta clase de llamaradas solares es capaz de afectar a la infraestructura de telecomunicaciones a nivel global, incluyendo redes eléctricas, comunicaciones por radio y señales de navegación. De hecho, pueden suponer un peligro muy serio para las misiones espaciales en activo, que precisan de estos sistemas de navegación.

Sol momentos antes de la explosión. NASA, SDO Omicrono

Esta llamarada trajo consigo un CME que lanzó una ingente cantidad no solo de material solar, sino de radiación electromagnética. De hecho, el SDO detectó que dicha llamarada causó un pulso de radiación de ingentes proporciones y provisto de altas cantidades de energía. Algo de lo que ha informado la Fuerza Aérea de los Estados Unidos ha catalogado esta explosión como una explosión de radio solar Tipo II.

El organismo militar ha advertido que, "según la velocidad de deriva de la explosión de radio, la velocidad de la CME emergente podría exceder los 2.100 kilómetros por segundo". Según recoge The Guardianeste suceso ha provocado interferencias de radio en algunas partes de los Estados Unidos que han durado al menos dos horas. El Centro de Predicción del Clima Espacial ha calificado la CME como un "evento asombroso".

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