Así es el Mistral, el submarino que la Armada de España ha enviado al desguace por 150.000 euros

Tras la retirada de los componentes aprovechables, el proceso de retirada del S-73 Mistral finaliza con su entrega a la empresa ganadora de la subasta.

22 agosto, 2023 17:07

I. González

El avance en los trabajos de construcción del submarino S-81 Isaac Peral para la Armada de España está precipitando la retirada del servicio de los anteriores sumergibles. Hace unas semanas el Ministerio de Defensa dio la orden de inmovilización al S-74 Tramontana como prólogo a la retirada definitiva y, el pasado marzo, se iniciaron los trámites para subastar al S-73 Mistral por un valor que partía de los 136.000 euros.

En los últimos meses, personal de la Armada junto con Navantia ha estado trabajando en la retirada de los equipos y sistemas sensibles o con posibilidad de servir como recambios para el submarino S-71 Galerna, el único en servicio de la Armada. El punto final del Mistral ha llegado y con él el desembolso de 150.000 euros —14.000 más que el precio de salida— por parte de la empresa Hermanos Inglés, especializada en la gestión de residuos.

El caso de este sumergible es la crónica de una 'muerte' anunciada. En diciembre de 2019, la Armada anunció que no alargaría su vida operativa, debido a la ya citada buena marcha del S-81 que tiene previsto entregarse a finales de este mismo 2023. El Mistral quedó inmovilizado en junio de 2020 y causó baja en la Lista Oficial de Buques de la Armada el 27 de febrero de 2021.

Casi 4 décadas de servicio

La construcción del S-73 Mistral, la tercera unidad de la clase Agosta, se inició en 1980 en el astillero Bazán (actual Navantia) de Cartagena, donde fue botado el 14 de noviembre de 1983 en presencia del presidente del Gobierno de aquel entonces, Felipe González.

Su construcción corresponde a un diseño francés efectuado por la compañía estatal DCNS a finales de los años 60, que comenzó a construirlos a principios de los 70. La Marina Nacional de Francia diseñó este nuevo submarino como relevo de la Clase Daphné, mejorándolo e incorporando la nueva tecnología de la época.

S-73 Mistral en el puerto de Cartagena Armada Española

España, por su parte, tenía en su poder la misma Clase Daphné —conocida internamente como Clase Delfín o S-60— y había sido un gran aliado de Francia en todo lo relativo con la industria naval submarina. Ya los S-60 se fabricaron en Cartagena con licencia de DCNS y la Clase Agosta —bautizada después como S-70— siguió esos mismos pasos.

En 1975 se firma la orden de ejecución para la construcción de las 2 primeras unidades en los mismos astilleros cartageneros. Un par de años después se firmó una ampliación para otras 2 unidades y se cerró el periodo de compra con un total de 4 submarinos.

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Los 4 buques de la clase Agosta tienen un desplazamiento de 1.490 toneladas y 1.740 toneladas en inmersión, que se reparten en una eslora de 67,9 metros y en una manga de 5,4 metros. En el apartado de la propulsión, cuentan con un par de motores diésel que generan 3.600 caballos de potencia.

Una velocidad máxima en inmersión de 38 kilómetros por hora, con una profundidad de operación máxima de 300 metros. La autonomía en inmersión está condicionada por la motorización diésel que necesita de aire para funcionar, por lo que puede mantenerse un máximo de 648 kilómetros. Mientras que si usa el esnórquel —sisteman para obtener aire de la superficie mediante un tubo— alcanza los 15.700 kilómetros.

La autonomía también está limitada a 45 días por almacenamiento de víveres y la tripulación la componen 60 personas. Los submarinos de la Clase Augusta —tan solo el S-71 está en activo— cuentan con 4 tubos lanzatorpedos de 550 milímetros con espacio para hasta 20 torpedos y la capacidad de lanzar minas. También disponen de todos los sensores necesarios para la navegación y herramientas de guerra electrónica.

En concreto, el S-73 Mistral ha participado en varias operaciones de la OTAN, como la Active Endeavour que tuvo lugar en aguas del Mediterráneo oriental en 2010. En 2011 fue inmovilizado para que los técnicos de Navantia llevaran a cabo una gran carena, con un coste de 30 millones de euros. En 2014 volvió al servicio activo, tras una evaluación operativa exitosa.