Esta semana han dado comienzo las primarias del Partido Demócrata en los EEUU; una batalla a cuatro que decidirá quién se enfrentará a Donald Trump en las próximas elecciones a la presidencia del país. Es por lo tanto, un momento vital para un partido que aún busca su lugar en la era post-Obama.

El resultado provisional del primer 'caucus' en el estado de Iowa no podría estar más igualado, con el liberal Pete Buttigieg ganando por muy poco al veterano izquierdista Bernie Sanders; Elizabeth Warren y el ex-vicepresidente Joe Biden están algo atrás, pero tampoco muy lejos.

Pero nadie está hablando de eso. La batalla más igualada entre los que podrían ser el próximo presidente de los EEUU ha pasado a un segundo plano, eclipsada por una de las situaciones más vergonzosas en las que se ha visto inmersa el partido en los últimos años. Y todo, por culpa de una app.

El caos del 'caucus' 

La noche del lunes tendría que haber sido de celebración, con la publicación de los resultados del 'caucus' de Iowa; en vez de eso, fue una noche de confusión, nervios y teorías conspiratorias. Los resultados no llegaban, y pronto quedó claro que las cifras que tenía la organización no encajaban con la realidad; estas "inconsistencias" impedían la publicación de los resultados, que estaban tan igualados que podrían decidir la victoria.

Presentación de los resultados del 'caucus' de Iowa BRENNA NORMAN Thomson Reuters

El problema estaba en el método usado por las asambleas para comunicar el resultado del recuento. Tradicionalmente, los responsables de cada mesa llaman a la central una vez que cierran las mesas y dictan los resultados en voz alta; pero en su apuesta por una imagen más moderna, este año se decidió que los voluntarios instalasen una nueva app en sus móviles para transmitir los datos.

El fruto de esta decisión ya es bien conocido: no fue hasta 24 largas horas después que los primeros resultados se hicieron públicos. Tiempo más que suficiente para elucubrar, apuntar dedos y preguntarse si realmente esta era la mejor manera de hacer las cosas. Y en estas discusiones, un nombre se repetía: Shadow.

La app de la discordia

Shadow Inc. es el nombre de la startup que desarrolló la app usada por el Partido Demócrata en el recuento de votos; prometía resultados más rápidos, ya que no era necesario tener a gente apuntando los resultados que llegaban por llamadas telefónicas.

Sin embargo, inmediatamente quedó claro que esa no era una buena idea. Para empezar, la app tenía apenas dos meses de vida; y de hecho, era tan nueva que ni siquiera había sido lanzada oficialmente.

Voluntarios del 'caucus' de Iowa BRENNA NORMAN Thomson Reuters

Shadow se aprovechó de plataformas para desarrolladores de iOS y Android, que permiten publicar aplicaciones que no están terminadas para realizar pruebas de uso y encontrar errores. Tanto Apple como Google prohíben usar estas plataformas para lanzar aplicaciones para su uso real, ya que permiten saltarse los controles que imponen en las tiendas de apps.

Al usar este método alternativo para distribuir su app, Shadow no solo potencialmente vulneró las reglas; también dificultó mucho las cosas para los usuarios, que tuvieron serias dificultades para descargar la app a través de estas plataformas. La instalación suponía dar varios pasos en un orden concreto, y las instrucciones de uso no estaban diseñadas para el usuario medio, sino para personas con conocimientos más técnicos.

Miedo a ser hackeados

Ese fue sólo el inicio de la pesadilla: los responsables del recuento no fueron entrenados en el uso de la app, y pelearon con ella constantemente. Y cuando finalmente pudieron transmitir los datos, estos no llegaban al servidor; de ahí las inconsistencias con el recuento central.

Lo peor es que la app no daba soluciones, sólo mostrando mensajes técnicos de error que no tenían ningún sentido para el usuario medio. Eso fomentó la confusión, ya que los responsables de las asambleas no tenían claro si los datos se habían enviado o se habían perdido.

Mensajes de error en la app usada en las primarias demócratas Motherboard

Los mensajes también avivaron el miedo de que la app había sido hackeada, y que los datos habían sido modificados por atacantes; algo similar a lo que ocurrió en las pasadas elecciones, cuando el gobierno ruso hackeó al Partido Demócrata.

Pronto empezaron las llamadas de teléfono, pero como la organización no estaba preparada para semejante desastre, no pudo responderlas todas. Algunos voluntarios tuvieron que coger su coche y llevar en persona los resultados impresos en papel.

Twitter y la conspiración

El miedo a que se perdiesen votos era evidente, y dio lugar a varias teorías conspiratorias; durante las primeras horas de confusión, las redes sociales se llenaron de informaciones falsas y usuarios enfadados.

Los partidarios de Bernie Sanders, que denuncian favoritismo de la dirección del partido para el resto de candidatos, fueron rápidos en poner en duda los resultados del recuento. Mientras tanto, Buttigieg se otorgaba la victoria a si mismo sin dar datos concretos, y la campaña de Biden pedía acceso al proceso interno. En un momento de crisis, los demócratas mostraron su peor cara, y los republicanos olieron sangre, publicando sus propias teorías y ataques al proceso.

Partidarios de Bernie Sanders ponen en duda los resultados en Twitter

Twitter ha reconocido que la polémica le pilló por sorpresa, y que los bulos camparon a sus anchas por su red sin que pudiese hacer nada. Eso es porque nadie esperaba que un proceso repetido durante tantas generaciones de repente fallase.

En la resaca del desastre, ya está claro que el recuento en sí no se vio afectado, y que los datos han sido verificados; el único problema estuvo en la transmisión de los datos, pero fue suficiente para bloquear todo el proceso.

Como también ha sido suficiente para que los demócratas renieguen completamente de esta tecnología. Se esperaba que Shadow también se encargase del 'caucus' de Nevada, pero la dirección del estado fue rápida en negarlo y confirmar que usarán el sistema tradicional de recuento de votos.

El futuro de Shadow pinta tan oscuro como su nombre, aunque la startup afirma que aplicará las lecciones aprendidas en el futuro; la pregunta es si debería haber una próxima vez.

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