El papel de Facebook en las elecciones y referéndums de todo el mundo sigue siendo motivo de discusión; la propia red social ha confirmado la presencia de bots, “trolls” y agentes fomentando las llamadas “fake news” o noticias falsas.

Estos escándalos han obligado a la compañía a pronunciarse y a tomar medidas; aunque el efecto de estas aún no está del todo claro. En una forma de autocrítica, y al mismo tiempo de defensa, Facebook ha publicado varios artículos, bajo el título Hard Questions (preguntas difíciles) en los que repasa su papel en cuestiones importantes de nuestra vida diaria.

Facebook puede no ser tan bueno para la democracia como presumía

Ha sido el profesor de Harvard, Cass R. Sunstein, el que ha hablado sobre la influencia de los medios sociales sobre la democracia; y la cuestión no está nada clara.

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Es cierto que Facebook ha sido una gran herramienta para comunicarse, y si hay algo que fomenta la democracia, es la comunicación. Los problemas que nos afectan en nuestro día a día se propagan por los medios sociales, llegan a los representantes públicos, y eso se puede traducir en nuevas políticas. Desde el desempleo, el crimen, las drogas, o enfermedades mentales, son temas que se tratan constantemente.

Sin embargo, Sunstein hace una analogía curiosa. Puede que los coches sean muy buenos para el transporte, pero también mueren muchas personas en accidentes.

Facebook se ha convertido en un vehículo para compartir fake news

En los medios sociales, los accidentes son las “fake news” y las burbujas informativas. Se ha detectado un incremento en el extremismo, y los afectados creerán muchas cosas que son falsas, y se negarán a creer cosas que son ciertas.

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Todo eso no es bueno para la democracia, basada en el debate y en compartir ideas contrarias. En la propia Facebook son conscientes de que la compañía tendría que haber reaccionado mejor.

Los cambios en el muro pretenden ser parte de la reacción de Facebook contra esta influencia perjudicial. Un muro en el que veremos más novedades de nuestros amigos, y menos de medios de comunicación. Un cambio que ya se ha llevado sus críticas; ya que las fake news suelen tener éxito precisamente porque son compartidas por gente en la que solemos confiar.