Podríamos pensar que el concepto de Internet lo hemos inventado los seres humanos, pero en realidad en la naturaleza ya encontramos ejemplos del mismo concepto que llevan millones de años puestos en práctica.

Así lo ha confirmado un nuevo descubrimiento sobre los hongos que unen a las diversas plantas de una localización. Ya sabíamos que aunque a simple vista solo vemos pequeñas setas y champiñones, debajo de la tierra un hongo puede tener un tamaño de varios kilómetros cuadrados, extendiéndose con lo que se conoce como micelio, una estructura parecida a hilos que se enrosca en las raíces de árboles y otras plantas.

Una Internet natural

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Pero esta es una relación de la que se benefician ambas partes, y en la que se calcula que participan el 90% de las plantas de una localización cualquiera. Las plantas aportan nutrientes (carbohidratos) al hongo, y este a cambio ayuda a atraer la humedad y por lo tanto el agua y aporta nutrientes como nitrógeno y fósforo. Pero en los últimos años y meses se ha descubierto que la relación va mas allá, y que los micelios son como cables que forman parte de una red de comunicación entre plantas.

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Lo que se conoce como “La Internet natural de la Tierra” permite a las plantas comunicarse entre sí y transportar nutrientes de un lado a otro; los árboles mas grandes ayudan de esta manera a los que tienen dificultad para crecer; un estudio demostró que las plántulas (plantas jóvenes) que han tenido la mala suerte de crecer en la sombra reciben carbono de las plantas adultas. No solo eso, sino que la red también puede servir para realizar ataques a distancia, transportando toxinas hacia la competencia.

Aún queda mucho por investigar de esta “Internet”, aunque lo que ya está claro es que los organismos vivos de un ecosistema están mas conectados de lo que creíamos.