Los búnkeres, de unos 35 m² de superficie cada uno, están diseñados para resistir bombardeos de artillería de 152 mm, que usa el Ejército ruso.
Estonia se prepara para el peor escenario y comienza a “bunkerizar” su frontera con Rusia en plena tensión regional
La iniciativa se produce en un contexto de tensión persistente en el flanco oriental de Europa, marcado por la guerra en Ucrania.
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Estonia empieza a fortificar su frontera con Rusia y levanta los primeros cinco búnkeres dentro de la Línea de Defensa Báltica, un plan estratégico para fortalecer su seguridad ante posibles amenazas.
En un escenario de seguridad cada vez más volátil, en los próximos meses está previsto levantar otros 23 refugios, dentro de un plan de mayor alcance que mira al medio plazo.
Hasta finales de 2027, el pequeño país báltico prevé haber instalado un "muro" de 600 búnkeres subterráneos en las regiones del noreste y sudeste, las más próximas a la frontera con Rusia, según ha informado el Centro Estonio para Inversiones en Defensa.
La iniciativa se produce en un contexto de tensión persistente en el flanco oriental de Europa, marcado por la guerra en Ucrania y por la percepción, compartida por los países bálticos, de que Rusia representa una amenaza directa y a largo plazo para su seguridad.
Estonia, Letonia y Lituania —todos miembros de la OTAN y de la Unión Europea— han intensificado en los últimos años sus inversiones en defensa, tanto a nivel nacional como en coordinación con la Alianza Atlántica.
Centro Estonio de Inversiones en Defensa.
El teniente coronel de las Fuerzas de Defensa de Estonia, Ainar Afanasjev, destacó la importancia de seleccionar cuidadosamente los emplazamientos de los búnkeres y las trincheras, de modo que se integren tanto en los planes operativos del Ejército como en las características del terreno.
“Es esencial que estas decisiones estén bien pensadas y que se coordinen con las unidades”, declaró.
Los búnkeres, de unos 35 m² de superficie cada uno, están diseñados para resistir bombardeos de artillería de 152 mm, que usa el Ejército ruso, en el caso de una hipotética confrontación militar con el país vecino.
El proyecto no se limita únicamente a refugios fortificados. “En un futuro próximo comenzará también la construcción de un primer tramo de 3,4 kilómetros de una trinchera antitanques”, que una vez completada alcanzará 40 kilómetros de longitud.
Estas infraestructuras buscan ralentizar y canalizar un eventual avance enemigo, ganando tiempo para la respuesta de las fuerzas nacionales y aliadas.