Jorge Raya Pons
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Israel y Hamás coinciden este jueves en dar por terminada una guerra que comenzó el 7 de octubre de 2023. El anuncio se produjo de forma casi simultánea en Washington, Jerusalén y Doha, con la mediación de Egipto, Catar y Turquía.

El pacto, calificado por Donald Trump como un "avance histórico", establece un alto el fuego inmediato, la liberación de rehenes israelíes y prisioneros palestinos, y la retirada parcial de las tropas israelíes del interior del enclave.

"Hemos terminado la guerra en Gaza", declaró el presidente estadounidense desde la Casa Blanca, flanqueado por su secretario de Estado y su asesor de Seguridad Nacional. El mandamás republicano agregó que el acuerdo "abre el camino hacia una paz duradera en Oriente Próximo".

Israel ratifica el acuerdo de paz que ya está en marcha

La coalición israelí ha ratificado el pacto. El alto el fuego fuego entrará en vigor este sábado. A partir de ese momento, Hamás dispondrá de 72 horas para liberar a los rehenes que aún mantiene en Gaza. El Ejército israelí se replegará hasta una línea acordada, hasta mantener el control de aproximadamente la mitad del territorio, y no del 75% actual.

Los mediadores estiman que una veintena de los secuestrados siguen con vida, y otros 25 habrían muerto en cautiverio. El acuerdo contempla también la liberación de 250 palestinos condenados a cadena perpetua y de 1.700 gazatíes encarcelados desde octubre de 2023.

El jefe negociador de Hamás, Jalil al-Haya, confirmó desde Doha que el pacto incluye "garantías de Estados Unidos y de los mediadores árabes” de que la guerra “ha terminado por completo".

En su intervención, evitó detallar cuestiones aún abiertas como la entrega de armas o la eventual presencia de una fuerza internacional para estabilizar el territorio. En cambio dedicó buena parte de su discurso a ensalzar la resistencia de la población de Gaza durante los dos años de combates.

Al-Haya aseguró que el acuerdo conlleva la reapertura del paso de Rafá, en la frontera con Egipto, bajo el mismo sistema de supervisión que durante el alto el fuego de enero pasado. Entonces, funcionarios de la Autoridad Palestina y de la Unión Europea se encargaron de la gestión.

Rafá será la puerta de entrada de la ayuda humanitaria y sanitaria en un territorio devastado por el cerco y los bombardeos israelíes.

Para supervisar que este pacto se cumple por ambas partes, Estados Unidos enviará 200 soldados. Los efectivos establecerán un "centro de coordinación civil-militar" tanto en territorio israelí como palestino y trabajarán en conjunto con soldados de otros países como Egipto, Turquía y Emiratos Árabes Unidos 

El pacto marca, pues, un cambio de rumbo. Pero quedan cuestiones sin resolver. Ni Israel ni Hamás han acordado aún el desarme del grupo islamista ni el modelo de gobernanza para la posguerra. La retirada total del Ejército israelí también está por negociar.

En Tel Aviv, el anuncio generó toda clase de emociones. El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, amenazó con romper la coalición si el primer ministro Benjamín Netanyahu no garantiza el desmantelamiento completo de Hamás.

"Si no se destruye su estructura militar y política, este Gobierno no podrá continuar", declaró el ministro supremacista en un comunicado. Pero, aun con división interna, Netanyahu defendió el acuerdo como "una decisión difícil, pero necesaria para la seguridad y el futuro de Israel".

Trump agradeció a Catar, Egipto y Turquía su papel en las conversaciones. "Nos han ayudado a alcanzar este día increíble", dijo. Pero evitó ofrecer detalles sobre las garantías de seguridad que aportará su país: “Trabajaremos con países muy ricos para que Gaza sea lo mejor posible”.

Ofreció más claridad el presidente francés, Emmanuel Macron. "Trump ha trazado una senda ambiciosa hacia un acuerdo integral en Oriente Próximo. Este compromiso es esencial, y Francia está aquí para apoyar esa visión", afirmó. Macron reiteró que la gobernanza futura de Gaza debe "excluir completamente a Hamás e integrar plenamente a la Autoridad Palestina", y subrayó que el desarme del movimiento islamista es un "paso indispensable".

A diferencia de Trump, ofreció la participación de su país en una futura fuerza de estabilización internacional.

Los detalles del acuerdo aún no se han hecho públicos y permanecen bajo revisión de los equipos técnicos de Israel, Egipto y Estados Unidos. Pero fuentes egipcias consultadas por medios locales indican que la aplicación se realizará por fases, con verificación internacional y la posibilidad de ajustes si alguna de las partes incumple los compromisos.

El pacto llega después de meses de intensas gestiones diplomáticas y de un deterioro humanitario sin precedentes en Gaza. Los registros palestinos calculan que han muerto al menos 67.000 gazatíes en la guerra, mayoritariamente civiles, y Naciones Unidas estima que el 80% ha tenido que abandonar su hogar.

Trump, que ha hecho de este acuerdo una de las banderas de su política exterior, aseguró que su objetivo "no era solo detener la guerra, sino construir una paz que dure". Ahora confía en que el alto el fuego facilite una conferencia regional en El Cairo en las próximas semanas para abordar el futuro político del territorio y la posible reconstrucción de Gaza con fondos internacionales.

Aun así, la viabilidad del pacto dependerá de su cumplimiento en el terreno y de la capacidad de ambas partes para contener a los sectores más radicales. Las advertencias desde el Gobierno israelí y las reticencias de Hamás sobre el desarme anticipan un proceso frágil.

"Hoy celebramos el final de la guerra", dijo Al-Haya, "pero la verdadera batalla será reconstruir nuestras vidas".