Kramatorsk
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"Todavía no sabemos cómo ha sucedido, ni cuánto tiempo han tardado los grupos de sabotaje rusos en recorrer a pie esos 18 kilómetros de terreno", aseguran dos oficiales ucranianos –de diferentes brigadas– después de que se registrara el mayor avance rápido que las fuerzas de Moscú han logrado hacer en los últimos años dentro del Dombás.

De un día para otro, los mapas de situación marcaron en rojo una lengua que avanzaba de sur a norte, y de forma paralela a Myrnogrado, en la provincia de Donetsk. Se trata de la última porción de terreno que está bajo el control de Kiev dentro del Dombás.

La lengua en cuestión llegaba hasta la altura de Dobropilliya ­–el punto logístico más importante para el Ejército ucraniano en el frente de Pokrovsk, desde donde se coordinan todas las operaciones militares–, y se bifurcaba al final, indicando la actividad de dos columnas rusas que intentaban cortar la carretera que une Kramatorsk con este área.

Mapa

"Se han desplazado a pie, porque si hubieran utilizado cualquier tipo de vehículo los hubiéramos detectado y eliminado", insiste uno de los oficiales, perteneciente al Primer Cuerpo de la Guardia Nacional Azov, que en este momento lleva las riendas de la contraofensiva ucraniana.

El Ejército de Zelensky reaccionó muy rápido y desplegó varias brigadas alrededor de Dobropilliya para detener a las tropas rusas, antes de que llegaran a la citada carretera de Kramatorsk. Lo lograron: rompieron las dos columnas enemigas, embolsando a una parte de los grupos de sabotaje, y estabilizando así la parte norte.

Pero “lo más difícil en este momento es lanzar un asalto masivo para estabilizar todo el frente de Pokrovsk”, reconocía el oficial de Azov. La operación, que comenzó el pasado 12 de agosto, continúa muy activa en estos momentos. Y se espera que cobre intensidad en los próximos días porque, a los 110.000 soldados rusos que Putin tiene apostados en este frente, se van a sumar otros 12.000 que ha trasvasado desde Sumy –en el noreste de Ucrania–.

Durísimas batallas

Según los informes de situación del Estado Mayor de la Defensa de Ucrania, tanto Azov como los otros cuerpos que están intentando detener la ofensiva rusa estarían librando "durísimas batallas defensivas contra fuerzas enemigas superiores".

La ingente cantidad de tropas rusas que el Kremlin ha acumulado en este punto del frente no es el único problema: Rusia también ha mejorado su estrategia en el Dombás, primando las tácticas de combate basadas en avances rápidos ejecutados por escuadrones pequeños, mucho más difíciles de neutralizar.

Sin embargo, esta rápida ofensiva rusa no se puede considerar un avance operativo. Al tratarse de grupos de sabotaje y reconocimiento, pertrechados con armamento ligero, no han podido establecer aún líneas defensivas fortificadas para mantener las nuevas posiciones. Y según los últimos comunicados que ha publicado Azov, las fuerzas de Ucrania están eliminando poco a poco al personal ruso y “limpiando el territorio en el que se habían infiltrado”.

Una calle de Myrnogrado, muy destruida por los bombardeos, desde donde los soldados ucranianos trabajan intensamente para detener el avance ruso. María Senovilla

En un informe publicado el sábado, el propio mando de Azov indicaba que habían causado “pérdidas significativas en el enemigo con 271 muertos, 101 heridos y 13 prisioneros”. Además de “un tanque, dos vehículos blindados de combate, 37 unidades de vehículos ligeros y motocicletas y tres cañones”.

Estos éxitos se habrían logrado en menos de 72 horas, pero aún así las brigadas de Zelensky están lejos de hacer retroceder a las fuerzas de Moscú hasta las posiciones que ocupaban hace apenas una semana.

Además, el Ejército ucraniano tiene que resolver de forma paralela los problemas logísticos ocasionados por este avance, que ha provocado que cientos de posiciones de descanso estén ahora peligrosamente cerca de la artillería rusa, y haya que moverlas.

Tropas de élite

El Ejército de Ucrania se está reestructurando en estos momentos, agrupando sus brigadas en “cuerpos de Ejército” para ganar en operatividad. Y esta ofensiva rusa ha sido el primer escenario bélico en el que se ha puesto a prueba la nueva estructura militar. 

Las Fuerzas Armadas han desplegado al Primer Cuerpo de la Guardia Nacional Azov –conformado por cinco brigadas– y a una parte del Tercer Cuerpo del Ejército –encabezado por la prestigiosa 3 Brigada Separada de Asalto–. Fuerzas de élite a las que se ha unido la 93 Brigada, que trabajaba en el área de Kostiantynivka, y que es una de las que más experiencia tiene en el Dombás.

Además, las fuerzas del Séptimo Cuerpo de Asalto Aerotransportado se han encargado de despejar la ciudad de Pokrovsk –donde los saboteadores rusos también lograron penetrar–, recuperando el control de su perímetro. Y tras esta semana de contraofensiva, los nuevos cuerpos de ejército ucranianos han destacado la coordinación y “la buena comunicación que ha habido entre ellos”.

Un soldado ucraniano prepara un paquete con suministros y munición para enviarlo con un dron a las posiciones de infantería que pelean en la línea de contacto. María Senovilla

Será necesario que sigan trabajando intensamente, porque, a pesar de que el avance inicial por parte de los grupos de reconocimiento y sabotaje rusos se realizó a pie y con armamento ligero, ahora están respaldados con drones y artillería.

“Utilizan de todo, dependiendo de la fase de la ofensiva. Es decir, todo ocurre por etapas: primero se utilizan drones de reconocimiento, luego logística de minado y después llegan los ataques a posiciones. Mientras, la artillería y los drones no dejan de trabajar”, explica el oficial de Azov.

En cuanto a los puntos más tensionados por la ofensiva rusa, preocupan por igual la ciudad de Pokrovsk y la de Dobropilliya. “Ambas ciudades son estratégicamente importantes. Pokrovsk es la única ciudad que se interpone en el camino hacia la captura de esta parte de Dombás; tomando Pokrovsk, Rusia consigue una ruta directa a Pavlogrado, que es la siguiente gran ciudad”, detalla el oficial.

Dobropilliya, por su parte, es una ruta logística que conecta las regiones de Dnipro y Donetsk. En otras palabras, si los rusos la capturan, cortarían la logística principal entre ambas regiones”, subraya. Además, en Dobropilliya –que era una ciudad relativamente segura hasta hace unos pocos días– hay miles de civiles que las autoridades ucranianas y las ONG especializadas están intentando evacuar a toda velocidad.

Críticas internas

Tras el rápido avance ruso, que ha pillado por sorpresa a las Fuerzas Armadas ucranianas, se han elevado una serie de voces críticas –dentro y fuera del Ejército– que apuntan a la falta de una línea defensiva continuada en este punto del frente de combate como el principal motivo del desastre.

También se ha señalado el hecho de que faltan soldados de infantería en las posiciones de primera línea. “Se están enviando a los nuevos reclutas a los grupos de asalto, y se está descuidando el mantenimiento de las posiciones”, denunciaban algunos comandantes.

Efectivos de Azov que trabajan dentro de la ciudad de Myrnogrado, en el Dombás, se resguardan de los drones rusos entre varios edificios bombardeados. María Senovilla

Lo cierto es que esta nueva ofensiva llega en el peor momento posible para Ucrania. El avance ruso hacia Dobropilliya se produjo cinco días antes del encuentro entre Donald Trump y Vladimir Putin, un encuentro en el que el presidente ruso ha exigido que Zelensky le entregue la parte de Donetsk que aún está bajo control ucraniano, para poder completar así la toma del Dombás.

A cambio, ofrece congelar el resto de la línea del frente y devolver a Ucrania los territorios que tiene ocupados en Járkov y Sumy. Unos territorios que apenas representan unos miles de kilómetros cuadrados, una gota en el océano, si se compara con la extensión de terreno que Rusia controla por la fuerza en el sur de Jersón, Zaporiyia y por supuesto Lugansk y Donetsk. Y que supone nada menos que el 20 por ciento de Ucrania.

La respuesta de Zelesnky a esta demanda ha sido un “no”, pero el mandatario ucraniano se reúne este lunes con Trump en la Casa Blanca, y lo más probable es que el líder estadounidense le presione para que ceda.

Soldados ucranianos llevan munición a las posiciones de Myrnogrado, en el frente de Pokrovsk, desde donde intentan contener el avance de la ofensiva rusa. María Senovilla

SI esto sucede, y Ucrania se ve obligada a desalojar el norte de Donetsk, las fuerzas de Moscú se desplegarían en la frontera de Dnipro y Járkov –extensiones de terreno mucho más difíciles de defender que el norte del Dombás–. Lo que en palabras de Zelensky sería “una lanzadera perfecta para que Putin continúe con su invasión más adelante”.

La Historia nos enseña que todas las guerras terminan en una mesa de negociación; pero nos enseña también que quien lleva la ventaja en el campo de batalla se sienta a esa mesa en mejores condiciones para exigir. Rusia es quien lleva ahora esa ventaja, y haría falta un golpe de efecto por parte de Ucrania –junto con más ayuda militar del resto de los países de Europa– para revertir la situación.