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Un vídeo grabado con dron y difundido por el medio independiente húngaro Telex ha puesto en el centro del debate político la finca de Hatvanpuszta, vinculada a la familia del primer ministro Viktor Orbán.

Las imágenes muestran un complejo valorado en unos 30 millones de euros, construido sobre una antigua propiedad de los Habsburgo, con jardines perfectamente diseñados, edificios de estilo palaciego, un estanque, invernaderos y hasta cebras paseando en las inmediaciones.

La ostentación ha provocado inevitables comparaciones con Mezhyhirya, la mansión del expresidente ucraniano Víktor Yanukóvich que se convirtió en símbolo de corrupción y enriquecimiento ilícito.

Apariencia de granja

El vídeo, publicado en la plataforma X (antes Twitter) y en YouTube por Telex, ofrece una panorámica de las construcciones y terrenos que, oficialmente, pertenecen a Győző Orbán, padre del primer ministro.

El Gobierno insiste en que se trata de una granja en desarrollo. Sin embargo, la grabación contradice esa versión.

La finca incluye un garaje subterráneo, caminos pavimentados con calefacción para derretir la nieve, una capilla privada, un “paseo de la contemplación” y un edificio principal de 2.000 metros cuadrados con biblioteca de dos plantas y atrio al estilo de iglesias históricas.

El diputado independiente Ákos Hadházy, conocido por sus investigaciones anticorrupción, presentó a Telex certificados energéticos oficiales que acreditan que al menos una de las nuevas edificaciones es una vivienda residencial.

Otra albergaría una biblioteca lujosa, mientras que en otras dependencias se habrían instalado comedores con cocina industrial y cámaras frigoríficas subterráneas: “Hay muy poca agricultura aquí, aparte de un pequeño huerto”, ironizó Hadházy en declaraciones a Telex.

Difícil de justificar

El líder del opositor Partido Tisza, Péter Magyar, estimó que la construcción y acondicionamiento del complejo podría haber costado unos 13.000 millones de forintos (32 millones de euros).

Esto no es una granja, es un palacio campestre”, declaró Magyar en una rueda de prensa recogida por el portal HVG.

El opositor anunció que, si llega al poder, creará una Agencia Nacional de Recuperación de Activos para investigar el origen de fortunas de dirigentes de las últimas dos décadas, empezando por la familia Orbán.

La versión oficial, repetida por Orbán y su jefe de gabinete Gergely Gulyás, es que Hatvanpuszta pertenece únicamente a su padre y que no existe relación alguna con fondos públicos.

En mi familia, los hijos no se meten en los asuntos de los padres”, afirmó el primer ministro en declaraciones recogidas por Válasz Online.

Empresas y favores 

Medios como Átlátszó y HVG han documentado los vínculos empresariales detrás de Hatvanpuszta.

Tras el regreso de Orbán al poder en 2010, su amigo de infancia y aliado político Lőrinc Mészáros -considerado el hombre más rico de Hungría gracias a contratos públicos- arrendó la finca y compró terrenos estatales colindantes.

En la práctica, Mészáros financió la compra del predio a Győző Orbán mediante el pago de rentas, aunque apenas lo utilizó para almacenar maquinaria. En 2023, la familia adquirió 25 hectáreas adicionales, ampliando el dominio privado.

Estos movimientos refuerzan las sospechas de la oposición sobre la mezcla de intereses públicos y privados en torno a Fidesz, el partido gobernante.

La cercanía de Mészáros y otros empresarios afines al poder alimenta la percepción de que Hatvanpuszta podría ser un ejemplo de enriquecimiento opaco.

Yanukóvich, Putin y Erdogán

Las similitudes entre Hatvanpuszta y Mezhyhirya son evidentes para los críticos. La finca de Yanukóvich, a las afueras de Kiev, incluía un zoológico privado, parques y lujos extravagantes como un inodoro de oro.

Tras la huida del presidente en 2014, la mansión se convirtió en símbolo de corrupción a escala mundial. Hadházy ha usado deliberadamente esta referencia para subrayar que Hatvanpuszta, con su zoológico de animales exóticos -cebras, antílopes y búfalos-, podría ser “la Mezhyhirya húngara”.

Otros paralelismos se han trazado con el llamado “Palacio de Putin” en la costa del mar Negro, cuya existencia fue denunciada por el opositor ruso Alexéi Navalni, y con el Palacio Presidencial Ak Saray del presidente turco Recep Tayyip Erdoğan, que cuenta con más de mil habitaciones.

En todos estos casos, el lujo desmedido contrasta con el discurso público de austeridad o cercanía al pueblo.

Autenticidad del vídeo

El vídeo de Telex ha sido verificado por varios medios húngaros, entre ellos HVG y Átlátszó, y no presenta indicios de manipulación.

Las imágenes coinciden con fotografías satelitales y con el testimonio de decenas de ciudadanos que acudieron a las inmediaciones tras una convocatoria de Hadházy. La presencia de animales exóticos fue confirmada por periodistas y vecinos.

El oficialismo ha intentado restar importancia al asunto, llegando incluso a insinuar en redes afines que las cebras podrían haber sido añadidas digitalmente, una afirmación rápidamente desmentida.

Paralelamente, en los últimos años el Gobierno ha endurecido la legislación contra el uso de drones y la toma de imágenes aéreas, lo que según medios como Átlátszó dificulta la labor de los periodistas de investigación.

Impacto político

El caso de Hatvanpuszta se ha convertido en un símbolo de las acusaciones de corrupción y nepotismo contra el Gobierno de Orbán, en el poder desde 2010.

Aunque no existe hasta ahora una investigación judicial formal que demuestre un delito, la percepción pública se inclina hacia la desconfianza: encuestas recientes citadas por HVG indican que dos de cada tres húngaros creen que el país “va en la dirección equivocada”.

Para la oposición, las imágenes del dron son una oportunidad de desgastar a un primer ministro que ha cultivado durante años la imagen de líder modesto y defensor de la identidad nacional.

La polémica ha desplazado el debate hacia la transparencia, la separación entre intereses públicos y privados y la rendición de cuentas de las élites políticas.