Bruselas

La guerra de vacunas entre la Unión Europea y el Gobierno de Boris Johnson sube de temperatura. Bruselas ha aprobado este miércoles endurecer el mecanismo de control de exportaciones de vacunas contra la Covid-19 producidas en territorio comunitario. El objetivo declarado es garantizar la seguridad de suministro de inyecciones a los ciudadanos europeos. En la práctica, se trata de un paso más para prohibir totalmente el envío de dosis a Reino Unido.

Desde la puesta en marcha del mecanismo de control el 1 de febrero, la UE ha autorizado la exportación de un total de 43 millones de dosis a 33 países diferentes. El principal destino es precisamente Reino Unido (con 10,9 millones de dosis), seguido de Canadá (6,6 millones), Japón (5,4 millones), México (4,4 millones), Arabia Saudí (1,5 millones), Singapur (1,5 millones), Chile (1,5 millones), Hong Kong (1,3 millones), Corea del Sur (1 millón) y Australia (1 millón), según los datos de Bruselas.

De las 380 peticiones de autorización para exportar recibidas, la UE sólo ha bloqueado una: el envío de 250.000 dosis de la vacuna de AstraZeneca desde Italia hacia Australia. En la práctica, el mecanismo de control no ha servido para resolver los problemas de escasez de vacunas en toda Europa. En la campaña de inoculaciones, la UE (13,6 dosis por cada 100 habitantes) va muy por detrás de Estados Unidos (38,3), Reino Unido (45,2) o Israel (113,2), según Ourworldindata.

Exportaciones de vacunas de la UE

"El sistema ha mejorado significativamente la transparencia de las exportaciones. No obstante, el objetivo de garantizar el acceso a tiempo a vacunas contra la Covid-19 para los ciudadanos de la UE todavía no se cumple", sostiene la Comisión. Por eso, el equipo de Ursula von der Leyen ha decidido endurecer los controles, con Reino Unido en el punto de mira.

Reciprocidad y proporcionalidad

Hasta ahora, el único criterio previsto en la norma para bloquear la exportación de vacunas era el incumplimiento por parte del laboratorio de su contrato de entregas a la Unión Europea. El Ejecutivo comunitario incluye ahora otros dos: la reciprocidad, es decir, si el país de destino restringe o no el envío de dosis a territorio comunitario; y la proporcionalidad, si el país de destino tiene o no mejor situación epidemiológica y tasa de vacunación que la UE.

Los dirigentes de la UE insiste en que el nuevo mecanismo no va dirigido contra ningún país en particular: las solicitudes de exportación que hagan las farmacéuticas se examinarán caso por caso. Pero lo cierto es que los dos nuevos criterios permiten prohibir sistemáticamente los envíos a Reino Unido. Londres no ha autorizado la exportación de vacunas de AstraZeneca (ni ninguna otra) a la UE, pese a las peticiones de Von der Leyen. Y su tasa de vacunación es muy superior a la europea.

"Estamos todavía esperando a que vengan dosis de Reino Unido a la UE", se quejó la presidenta de la Comisión la semana pasada. La paradoja es que el gran perjudicado por esta prohibición sería el laboratorio Pfizer-BioNTech, que envía su vacuna a Reino Unido desde su planta en Bélgica. Desde la entrada en vigor del control de exportaciones, AstraZeneca no ha intentado mandar dosis desde la UE a Londres.

División en la UE

En contraste con la beligerancia contra Johnson, los responsables comunitarios se han esforzado en dejar claro que la prohibición no afectará a los Estados Unidos de Joe Biden. Von der Leyen asegura que en este caso sí existe reciprocidad: no hay exportaciones de vacunas en ninguna dirección, pero sí un flujo incesante de materias primas para fabricar las inyecciones. 

Dosis de vacuna inyectadas por cada 100 habitantes

El endurecimiento en el control de las exportaciones de vacunas se discutirá en la videocumbre de líderes europeos que se celebra este jueves. La presidenta de la Comisión espera recibir un apoyo total a su iniciativa. Sin embargo, entre los Estados miembros existen importantes diferencias. Italia o Francia son partidarios de la mano dura y la prohibición total de envíos a Reino Unido.

En contraste, otros países como Bélgica, Holanda, Irlanda o también España, quieren que los bloqueos se limiten al mínimo imprescindible y afecten únicamente al laboratorio que incumple el contrato: AstraZeneca.

El resultado podría ser una aplicación desigual del mecanismo, ya que la iniciativa corresponde a cada Estado miembro. Las farmacéuticas deben enviar la petición de exportación a las autoridades nacionales del país donde fabrican la vacuna. Estás deciden si dan o no luz verde y Bruselas tiene después que avalar o corregir la decisión.

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