Bruselas

Pese a la encerrona que le preparó el ruso Sergei Lavrov y el alud de críticas que ha recibido de algunas capitales y de la Eurocámara por haberse dejado manipular, Josep Borrell sigue defendiendo su fallida visita a Rusia el pasado viernes. Aunque su intento de rebajar la tensión entre Bruselas y el Kremlin fracasó estrepitosamente, el jefe de la diplomacia de la UE sostiene que logró su principal objetivo: trasladar en persona la protesta por el encarcelamiento y condena del líder opositor, Alexei Navalny.

"Por supuesto que no se arrepiente de haber ido a Moscú. Él es un diplomático y la diplomacia va de dialogar: dialogar incluso cuando no es agradable, dialogar con socios que son difíciles, dialogar en su propio territorio. Tener el valor de ir allí en lugar de gritar desde detrás de la barrera", ha dicho este lunes el portavoz de Borrell, Peter Stano.

Aunque en la rueda de prensa conjunta del viernes eludió rebatir sus argumentos, el jefe de la diplomacia europea ha rechazado además rotundamente la comparación que hizo Lavrov entre la situación de Navalny y la de Carles Puigdemont y los presos independentistas catalanes. "La diferencia fundamental entre Rusia y la UE es la forma en que se entiende y se aplica el Estado de derecho y la forma en que actúa el poder judicial", ha señalado su portavoz. 

"En la UE, los Estados miembros tienen suficientes salvaguardas para garantizar la protección y el respeto de los derechos de las personas porque tenemos un sistema que funciona de Estado de derecho e independencia judicial. Así que ese paralelismo estaba totalmente fuera de lugar, pero es parte del repertorio habitual que usan los socios rusos cuando quieren retratar a la UE como alguien que usa una doble vara de medir", sostiene Stano.

Escenificación agresiva

Borrell ha recibido además este lunes el "pleno apoyo" de su jefa, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. "El hecho de que un viaje se anuncie como difícil no significa que haya que renunciar a llevarlo a cabo. Debemos mantener un diálogo franco con las autoridades rusas sobre los numerosos puntos en nuestra relación que son extremadamente complicados", alega el portavoz de Von der Leyen.

Para el jefe de la diplomacia comunitaria, lo ocurrido en la "muy complicada" visita a Moscú demuestra que el régimen de Vladimir Putin no desea normalizar las relaciones con Bruselas sino ir a una confrontación con la UE. "La escenificación agresiva de la rueda de prensa y la expulsión de tres diplomáticos de la UE durante mi visita indican que las autoridades rusas no quieren aprovechar esta oportunidad para tener un diálogo más constructivo con la UE", ha escrito Borrell en su blog.

"Mi reunión con el ministro Lavrov y los mensajes enviados por las autoridades rusas durante esta visita confirman que Europa y Rusia se están distanciando. Parece que Rusia se está desconectando progresivamente de Europa y considera los valores democráticos como una amenaza existencial", asegura el Alto Representante para la Política Exterior.

Los (nulos) resultados de la visita de Borrell a Moscú servirán como base para la discusión que tienen previsto mantener los países de la UE sobre el futuro de sus relaciones con Rusia. Primero, a nivel de ministros de Exteriores el próximo 22 de febrero y después en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno en marzo.

Los Gobiernos europeos siguen divididos sobre cómo enfrentarse al régimen de Vladimir Putin. Polonia, República Checa o los bálticos abogan por endurecer las sanciones y se opusieron desde el principio al viaje de Borrell a Rusia por considerar que contribuiría a blanquear al régimen. Alemania, Francia, España o Italia abogan al menos por mantener los canales de diálogo abiertos.

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