Roma

El país con forma de bota sigue con atención la evolución del Covid-19, comúnmente conocido como coronavirus. Más allá del ámbito puramente médico –que es el único que debería prevalecer en estos momentos–, la gestión del aparato de prevención se ha convertido en un auténtico caso político en Italia; que ve enfrentados al primer ministro, Giuseppe Conte, y a los presidentes de las regiones involucradas en la contención del virus.

Dado que los presidentes de Lombardía y Véneto, las principales regiones afectadas, pertenecen a la Liga del soberanista Matteo Salvini; se ha abierto un verdadero enfrentamiento político entre el Gobierno transalpino y los presidentes vinculados al líder leguista, actualmente jefe de la oposición con más del 30% de los apoyos atendiendo a la última media de sondeos.

Para cabeceras italianas de referencia como el Corriere della Sera se trata de un "choque durísimo" el que se ha producido, por ejemplo, entre el jefe del Gobierno, Giuseppe Conte, y el presidente de la región Lombardía, el leguista Attilio Fontana.

El jefe del Ejecutivo italiano habla de "una gestión no del todo correcta, fuera de control", dado que, entre otras cosas, según confirma el propio primer ministro, ha sido "un hospital el que ha contribuido a la difusión del virus" por no haber respetado los "protocolos". Y cuando el premier habla de un "hospital", se refiere indirectamente al de Codogno, el más afectado de los 10 pueblos lombardos acordonados en la "zona roja" por cientos de policías y militares a unos 70 kilómetros de Milán.

Por esta razón, el presidente del Gobierno italiano, Giuseppe Conte, estaría dispuesto incluso, en "ausencia de coordinación" entre las regiones y el Gobierno, a "suspender la transferencia de competencias en materia de sanidad". Como primera indicación, el líder del Ejecutivo transalpino ha remarcado, también para las regiones fuera de la zona de contagio, que nunca actúen en solitario sin las indicaciones de Roma.

"Se trata de algo inaceptable y, en algunos aspectos, ofensivo", asegura el presidente leguista de la región de Lombardía, Attilio Fontana, molesto en relación a las palabras de Giuseppe Conte. "La hipótesis trazada por el premier, tiene como objetivo, aunque sea como última solución, el adjudicarse para sí mismo y para el Gobierno, las competencias en materia de sanidad". Y añade: "Espero que dichas palabras pronunciadas en libertad estén marcadas por el cansancio y la tensión generados por esta emergencia. Lombardía está demostrando estar a la altura de la situación y la está gestionando con competencia".

En general, los presidentes regionales del Norte de Italia han reaccionado en defensa del trabajo hecho hasta ahora, asegurando que sin si gestión hubiera sido imposible frenar el contagio. Por otra parte, afirman más bien que "si ha habido una ausencia de respuestas, se debe precisamente al Gobierno", tal como afirma el presidente de la región Liguria, Giovanni Toti.

Ataque a Salvini

Aprovechando la coyuntura, Conte ha arremetido también contra el líder de la oposición, el leguista Matteo Salvini, asegurando que "sólo él no ha contestado a mis llamadas y mensajes". Y añade: "Da pena que haya este tipo de reacciones. No debería haber distinciones políticas en relación a este emergencia nacional", comenta Conte en referencia a la reacción de Salvini acerca de la polémica con los presidentes regionales de la Liga. El líder leguista, por su parte, ha asegurado que él mismo llamará a Conte "para presentarse un decálogo con nuestras propuestas".

Conte y Salvini están enfrentados, sobre todo, desde un punto de vista político. El actual premier, en un primer momento –entre junio de 2018 y septiembre de 2019–, desarrolló su cargo gracias al apoyo que la Liga de Salvini le dio a los anti establishment del Movimiento 5 Estrellas (M5E) para que se creara un Gobierno italiano, de corte soberanista, crítico con la Unión Europea (UE). El pasado verano, sin embargo, Salvini decidió arriesgar y retirarse del Ejecutivo con el objetivo de provocar la caída de su proprio Gobierno y así forzar unas elecciones generales adelantadas en las que él, contando con el éxito en los sondeos en los que convence a 1 de cada 3 italianos, se veía ya primer ministro.

Hace seis meses, sin embargo, una coalición de centro izquierda es la que está apoyando de nuevo a Giuseppe Conte para impedir que el líder sobernanista de la Liga logre su objetivo de presidir el Ejecutivo transalpino. Así pues, Salvini está aprovechando cualquier error del Gobierno para retomar, lo más pronto posible, el poder.

Tal como adelantaban estos días periódicos italianos, uno de los hechos que ha favorecido una rápida propagación del coronavirus es que la epidemia arrancó precisamente desde el hospital, concretamente el de "en Italia se ha dado la situación más desafortunada posible: que se desatara una epidemia en el contexto de un hospital", explica Massimo Galli, profesor de enfermedades infecciosas de la Universidad de Milán, entrevistado por el conocido Corriere della Sera: "En estos casos, desgraciadamente, un hospital se puede transformar en un amplificador del contagio si la enfermedad es traída por un paciente que parecía no tener ningún riesgo". El experto, añade: "Las personas que fueron al hospital de Codogno no habían estado en China".

Más allá del virus

Lo que subyace, sin embargo, tras el litigio político entre el Gobierno y los presidentes regionales de la Liga va más allá del Covid-19. Una vez abandonada la idea del independentismo de la Padania, la inventada "patria del río Po", que tanto caracterizaba la Liga Norte del fundador Umberto Bossi; la simplemente Liga de Matteo Salvini, de corte soberanista y nacionalista, sigue defendiendo el proyecto de "autonomía fiscal" de las regiones norteñas en las que gobierna, como la Lombardía (Attilio Fontana), el Véneto (Luca Zaia) y el Friul-Venecia-Julia (Massimiliano Fedriga).

A los presidentes leguistas de Lombardía y Véneto, así pues, no les interesa que el premier Conte ponga en cuestión la descentralización de la sanidad en Italia, por dos razones.

La primera, más obvia, es que no quieren ser señalados como los responsables de no haber frenado la propagación del coronavirus en sus territorios, convirtiendo a Italia en el tercer país del mundo con mayor número de contagios y el primero en Europa.

La segunda, porque no quieren que las dudas sobre la gestión regional de la sanidad pueda influir, en un futuro, en las escasas posibilidades de lograr algún tipo de reforma en pro de una autonomía fiscal, separada del resto del país.

Unos días después del conocimiento de un primer foco de contagio de Covid-19 en el Norte de Italia y en Europa, el país con forma de bota observa con atención la evolución del mismo contextualizando acerca del verdadero alcance y letalidad del virus.

Los medios de comunicación transalpinos informan constantemente del número de contagiados y de víctimas mortales, haciendo hincapié en que los fallecidos hasta ahora, todos de avanzada edad y con complicaciones médicas, han muerto con coronavirus y no por coronavirus. Mientras tanto, resulta impropio de este clima de gran atención que la contención del Covid-19, en Italia, se haya convertido en un caso político. Por una vez, las instituciones italianas podrían hacer el esfuerzo de mantener la unidad. Dejando a un lado los litigios de la política ordinaria.

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