A sus 23 años Johana Mandelkow está formándose para, en un futuro, poder trabajar con sus padres en las explotación agropecuaria que tienen en Bandelow, una población situada en Brandeburgo (este de Alemania), a una hora y media en coche al norte de Berlín. Su futuro, Mandelkow no parece verlo amenazado por una inminente crisis climática, una preocupación que ha generado ya movilizaciones como las de los jóvenes de Fridays for Future que lidera la joven activista sueca Greta Thunberg.

Lo que preocupa con más urgencia a Mandelkow y su familia es la continuidad de su negocio por culpa de los planes medioambientales del Gobierno de la canciller Angela Merkel. En su opinión, las políticas del Ejecutivo germano en esta materia han dado un giro demasiado restrictivo.

Por eso mismo Mandelkow está al frente de una organización de reciente creación que busca defender la causa de los agricultores y ganaderos alemanes frente a las intenciones del Gobierno de Merkel. Land Schafft Verbindug se llama esa iniciativa, cuyo nombre en español sería algo así como El campo conecta.

Con quienes buscan conectar Mandelkow y compañía son las poblaciones y élites urbanas que por, infinidad de motivos, andan en general desconectadas de lo que supone la vida en el campo y las actividades económicas del sector primario.

“Hay una mala valoración de la sociedad actual sobre los ganaderos y los agricultores. Nosotros queremos mostrar que la agricultura y la ganadería están haciendo un trabajo de alta calidad, que producimos calidad y queremos ser reconocidos por eso”, dice Mandelkow a EL ESPAÑOL.

De momento, lo que Mandelkow y compañía sí han logrado es atraer la atención de la opinión pública gracias a llamativas manifestaciones en las que han desfilado en grandes ciudades alemanas miles de tractores. Comandados por esta mujer y otros militantes de Land Schafft Verbindug han llegado a desfilar hasta 8.600 tractores por Berlín con perturbadoras consecuencias para el tráfico de la capital.

“Los berlineses no se cabrearon con nosotros cuando nos manifestamos. La gente tenía una actitud muy positiva. Se hicieron fotos con nosotros y nos dijeron lo importante que era lo que estábamos haciendo”, asegura Mandelkow.

Por aparecer como personaje militante públicamente entre tractores, defendiendo una causa como la del sector primario habitualmente señalada por abusar de sustancias contaminantes en forma de, por ejemplo, fertilizantes o pesticidas, en Alemania se preguntan si Mandelkow no es la némesis de Greta Thunberg. “¿Anti-Greta o justiciera social?”, se preguntaba el diario berlinés Der Tagesspiegel después de haberle dedicado recientemente una amplia entrevista a Mandelkow.

¿Anti-Greta o Greta del campo?

Ella ríe cuando este periódico le pregunta si se ve como una anti-Greta. “No entiendo que me llamen así. Yo no soy una anti-Greta. Pienso que hay diferentes intereses en lo que yo hago y en lo que ella hace”, explica en su conversación con EL ESPAÑOL. “Hay medidas que funcionan muy bien en las ciudades, pero en el campo no. Simplemente no son las mismas condiciones de vida. Yo no soy una anti-Greta, soy una Greta del campo”, abunda.

Ella alude a medidas como las que, por ejemplo, tienen por objetivo limitar el uso de los coches. Si esto puede tener sentido en grandes metrópolis para velar así, entre otras cosas, por la calidad del aire, en las zonas rurales, no usar el coche condena al aislamiento. Sobre todo en zonas en las que pasa el autobús cada dos horas o dos veces al día. “El coche es más difícil dejar de utilizarlo en el campo. En el campo puede que no haya servicio de autobuses”, recuerda Mandelkow.

Estas explicaciones buscan dejar claro a las poblaciones urbanas el desconocimiento que existe en las ciudades sobre cómo es la vida en las áreas rurales. Esta una desconexión, en términos políticos, está generando medidas contra las que luchan Mandelkow y compañía.

“La gente de las ciudades ha perdido la conexión con la agricultura y la ganadería. No saben lo que pasa en las producciones agrícolas. Tenemos que llegar a comunicar con la gente para dejar claro todo lo que pasa”, explica Mandelkow.

Su familia lleva trabajando en las tierras de Bandelow desde hace un siglo. En organizaciones como la suya, Mandelkow y los suyos están ahora en pie de guerra por intenciones del Gobierno de Merkel como la de reducir la cantidad de nitratos presente en la tierra y aguas freáticas del país restringiendo el uso de los fertilizantes. M

andelkow entiende el problema que los nitratos suponen para su país. No en vano, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ya condenaba en 2018 a Alemania por su pasividad frente a los altos niveles de nitratos encontrados en las aguas freáticas.

Sin embargo, desde Land Schafft Verbindug se acusa al Ejecutivo de Merkel de actuar “atendiendo a principios ideológicos” de aparente inspiración ecologista.

'Lobby' del campo 

“Están tomando medidas sin tener en cuenta datos científicos. Habría que hacer más pruebas para señalar el origen de los nitratos. Está claro que el sector primario tiene un papel, pero tenemos que aclarar cuánto. Porque también hay otros sectores que pueden ser responsables de esos altos niveles de nitratos”, expone Mandelkow.

Ella dice estar a favor de la protección del medioambiente, pero desde luego no del modo en que hasta ahora se viene haciendo la política medioambiental en su país. Por eso, en Land Schafft Verbindug reconocen que quieren “ser influyentes respecto a todos los partidos” del país. “Queremos hacer más eficaz el trabajo del lobby del campo en Alemania y queremos que la política actúe de forma más razonable”, concluye esta joven poco después de salir de clase.

Esta veinteañera se está formando para poder ocuparse en un futuro de los cerdos y los cultivos de su familia. Pero ahora su futuro pasa, entre otras cosas, por meter tractores en las grandes ciudades alemanas y dejar claro a todo el mundo qué es de verdad el sector primario.

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