Los sectores de la economía verde celebran el mensaje de la activista adolescente. Pero a la joven candidata a premio Nobel de la Paz también la apoyan fuerzas declaradamente “anticapitalistas”.

Protheos es una empresa sueca especializada en inversiones sostenibles. Su fundador es Magnus Alfredsson, un especialista en hacer dinero con el capital de otros a través de inversiones “sostenibles”, ya sea, por ejemplo, en el campo de la movilidad eléctrica, la energía solar o eólica, el transporte público o la economía circular. Alfredsson trabajó tres lustros en la banca privada antes de levantar Protheos.

Ahora, como muchos en su sector, se muestra entusiasta con el impacto que está generando Greta Thunberg, la adolescente sueca creadora del movimiento 'Fridays for Future' y cuyo compromiso medioambiental la ha convertido nada menos que en aspirante a premio Nobel de la Paz.

“Greta está diciendo lo que muchos de nosotros sentimos, que tendríamos que hacer más y hacerlo ahora” por el medioambiente, dice Alfredsson a EL ESPAÑOL. Alfredsson no es el único entusiasta de la causa de Thunberg en lo que se ha venido a llamar el capitalismo –o la economía– verde. Al parecer, ver implementada una política global de cero emisiones de dióxido de carbono –algo que a buen seguro contentaría a Thunberg y los jóvenes activistas de su Fridays for Future– traería consigo oportunidades económicas.

De ponerse en marcha una política global de esas características, “yo creo que se verían beneficiados el sector de las energías renovables, diferentes formas de transporte sostenible y productos alimenticios basados en plantas”, analiza Alfredsson.

Alexandra Stråberg, economista en jefe para el área de sostenibilidad en el Länsförsäkringa, grupo sueco de empresas responsable del banco Länsförsäkringa Bank, también ve con buenos ojos toda la atención que Greta ha conseguido que se ponga en las cuestiones climáticas. “Ella ha generado una discusión global, en la que todo el mundo está hablando del cambio climático”, dice Stråberg a EL ESPAÑOL.

Da la impresión de que, para ella, la economía ya estaría notando un 'efecto Greta'. “Lo que yo estoy viendo en la comunidad de inversores es que ahora mismo los inversores están dejando sectores como las energías fósiles, como el sector del carbón, por ejemplo, para tratar de invertir donde, al menos tal vez, existe la posibilidad de desarrollarse productos más respetuosos con el medioambiente”, apunta Stråberg.

Percepciones como la de Stråberg o la de Alfredsson contribuyen a pensar que el mensaje que está propagando de Greta Thunberg –el de la alarma que existe en la comunidad científica debido al calentamiento global– significa un considerable empujón para el sector de la economía “verde”. De hecho, mucho ha dado que pensar que al menos un emprendedor de ese sector haya estado detrás del auge del fenómeno Greta Thunberg. A saber, según ha descrito el diario británico The Times, Ingmar Rentzhog, el empresario responsable de We Don't Have Time, una plataforma de acción contra la crisis climática.

A la hora de señalar a Rentzhog, el prestigioso diario británico señalaba entre sus fuentes a la periodista independiente sueca Rebecca Weidmo Uvell. Ella estima que el “genuino compromiso” medioambiental de Greta Thunberg, en realidad, está “siendo utilizado” por un amplio elenco de organizaciones. “Hay muchos intereses por los que está siendo utilizada”, dice Weidmo Uvell a EL ESPAÑOL.

'Green-washers' y anticapitalistas

“Detrás de los jóvenes y de sus padres, los cuales parecen creer que el mundo se acaba en ocho años o así, tienen mucho que ganar los partidos ecologistas de todo el mundo; y luego, desde empresas que pueden apoyar el movimiento para decir que se toman el tema en serio, comprando así credibilidad de consumidores exigentes; pasando por el 'dinero verde', o sea, toda firma que vaya desde los especialistas en la inversión en el sector verde hasta las compañías del petróleo”, expone Weidmo Uvell. Esto último “parece improbable pero es cierto”, abunda, aludiendo a las supuestas intenciones de los actores clave de la industria energética de cambiar los recursos fósiles por renovables.

La enumeración de actores interesados en apoyar a Greta de Weidmo Uvell no termina ahí. Ella es de las que alertan también ante el apoyo del que está beneficiándose Greta Thunberg de parte de sectores anticapitalistas o, como los llama esta periodista, “socialistas”. “Son organizaciones que no están centradas mayormente en el medioambiente sino en otra cosa. Tienen las mismas reivindicaciones que Attac, Occupy Wallstreet, AntiFa y que otros siempre tuvieron: acabar con el capitalismo”, según Weidmo Uvell.

Apunta en esa dirección que el movimiento de protesta estadounidense Occupy Wall Street recibiera a Thunberg en Nueva York con los brazos abiertos. “Te queremos, Greta Thunberg”, han escrito en las redes sociales de este movimiento autodefinido como “anticapitalista” a cuenta de la reciente visita a suelo estadounidense de la joven sueca.

Más allá de que Greta Thunberg logre o no tener éxito en su bienintencionada cruzada medioambiental, de momento, la joven ya ha logrado algo improbable: que su figura la celebren anticapitalistas y capitalistas (de lo verde). Seguramente ayudaría a aclarar cuánto de anticapitalismo y cuánto de capitalismo hay en la campaña de Greta Thunberg si se explicara quién está pagando cuanto la joven está necesitando en sus viajes por el mundo. Weidmo Uvell se queja de que, en este contexto, se “acepte la frase de Greta: 'Trabajo sin que me paguen'”.

EL ESPAÑOL ha preguntado quién o quiénes están ayudando económicamente a a los responsables de comunicación de la joven. “Los viajes de Greta están pagados por su familia. Pero ella también está participando en dos proyectos de documentales que cubren parte de los costes. Mucha gente ha ofrecido también su ayuda para alojamiento, transporte o comida, y apoyar así la misión de Greta”, dicen desde esta parte del entorno de la activista. Con esa respuesta, no queda claro cuánto de anticapitalismo y cuánto de capitalismo verde hay detrás de Greta Thunberg.

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