Bruselas

Desde hace meses, el viceprimer ministro italiano y líder de La Liga, Matteo Salvini, trabaja para reunir a todos los partidos de derecha radical euroescéptica de la UE en un único supergrupo tras las elecciones del 26-M. Un nuevo bloque nacionalista capaz de hacer temblar los cimientos del Parlamento Europeo y de paralizar o cuanto menos ralentizar cualquier intento de avance en la integración comunitaria.

La Agrupación Nacional de Marine Le Pen, Alternativa por Alemania, el FPÖ austríaco, el Partido por la Libertad holandés de Geert Wilders o Los Finlandeses se han sumado ya a la iniciativa y participan en un gran acto de campaña que se celebra este sábado en Milán. Un mitin que confirma a Salvini como líder indiscutible del bando "iliberal" en Europa. Vox, que aún no ha decidido cuál será su familia política en la Eurocámara, es uno de los grandes ausentes.

"Tras las elecciones seremos el tercer mayor grupo de la Eurocámara con alrededor de 70 escaños, pero a medida que avance la legislatura espero que crezcamos hasta 100 o 120 miembros con nuevas incorporaciones", explica a EL ESPAÑOL Anders Vistisen, eurodiputado del ultra Partido Popular danés que también participa en la alianza de Salvini y en el acto de Milán. El partido del Brexit de Nigel Farage también ha mostrado interés en sumarse, asegura.

¿Cuál es el programa conjunto que comparten estas fuerzas de derecha radical para la próxima legislatura? "Lo primero es la defensa de la soberanía nacional y el rechazo a los Estados Unidos de Europa. En segundo lugar, queremos poner fin a la inmigración ilegal y al tráfico de personas en el Mediterráneo, aplicando en Europa el modelo australiano. Finalmente, defendemos la protección de la herencia cultural europea, los valores cristianos y rechazamos la ideología del multiculturalismo", responde Vistisen.

Abascal, durante un mitin electoral

¿Fue invitado Vox al acto de Milán? "Mantenemos un diálogo con Vox, pero ellos han indicado desde hace tiempo que no decidirán a qué grupo se adscriben hasta después de las elecciones. Y creo que eso debe respetarse. Si quieren unirse a nuestro grupo, serán bienvenidos", asegura el eurodiputado del Partido Popular danés.

La derecha radical euroescéptica está ahora mismo en el Gobierno en Italia, Austria, Hungría, Polonia o Estonia. Por lo que se refiere a la Eurocámara, en la legislatura recién terminada los partidos ultras han estado divididos en tres grupos diferentes: los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR, en inglés), donde están los tories británicos y los polacos de Ley y Justicia de Jaroslaw Kaczynski; la Europa de las Naciones y las Libertades (ENF), el grupo de Salvini y Le Pen; y la Europa de la Libertad y de la Democracia Directa (EFDD) de Farage y Alternativa por Alemania.

Salvini aspira a fusionar a todas estas familias en un supergrupo que ya ha bautizado como Alianza Europea para los Pueblos y las Naciones. El caos interminable del brexit ha hecho que la mayoría de estos partidos hayan abandonado la pretensión de abandonar la UE o el euro, que sí figuraba en sus programas en 2014. Su prioridad ahora es transformar (o derribar) la Unión desde dentro.

¿Serán capaces estos partidos de aparcar sus diferencias y unirse en un bloque homogéneo? "La formación de un gran grupo de derecha radical es posible pero improbable. Es más, si finalmente se forma, estará dividido en la mayoría de las votaciones y probablemente sufrirá grandes deserciones en el camino", asegura a EL ESPAÑOL el politólogo holandés Cas Mudde, experto en ultraderecha y autor del libro Populismo: una breve introducción.

"Al margen de los egos personales, hay importantes diferencias políticas entre ellos en materia de política exterior (Rusia, Estados Unidos o Israel), inmigración (a favor o en contra de las cuotas) e incluso sobre la propia Unión Europea (salida o reforma). Al final, ésta es una coalición contra el status quo, pero no una coalición que proponga políticas alternativas para la UE", sostiene Mudde.

Marine Le Pen durante un acto electoral en la localidad francesa de Saint-Paul-du-Bois. Reuters

La clave del éxito o el fracaso de Salvini estará en lo que hagan finalmente dos de los partidos más fuertes, el Fidesz húngaro de Viktor Orbán y el polaco Ley y Justicia. El líder de La Liga ha cortejado a ambos durante los últimos meses, de momento sin resultados. En enero viajó a Varsovia para reunirse con Kaczynski y defendió una alianza entre Italia y Polonia para construir una nueva Europa. El Gobierno polaco elogió la política migratoria de Salvini pero no asumió ningún compromiso.

El pasado 2 de mayo, el viceprimer ministro italiano estuvo en Budapest para tratar de convencer a Orbán de que se una a su grupo. El primer ministro húngaro le llevó orgulloso a visitar la valla de 500 kilómetros que construyó en la frontera sur del país en 2015, en el punto álgido de la crisis de refugiados. "Si la izquierda continúa gobernando Europa, pronto tendremos un califato islámico aquí", dijo Salvini.

Los dos líderes prometieron apoyarse mutuamente en caso de que Bruselas intente sancionarles. Pero el primer ministro húngaro tampoco aclaró si se unirá al grupo de Salvini. Fidesz sigue formando parte del Partido Popular Europeo, aunque su derecho de voto ha sido suspendido por la deriva autoritaria de Orbán. Éste ya ha anunciado que no  apoyará al candidato popular a presidir la Comisión, Manfred Weber, al que acusa de insultar a Hungría. En la Eurocámara dan por seguro de que Orbán se marchará del PPE antes de que le echen.

Jaroslaw Kaczynski Reuters

"Si el PPE se alía con la izquierda europea, que está continuamente perdiendo el apoyo de la gente porque su visión no es buena para Europa, entonces nos será difícil encontrar nuestro lugar", dijo el primer ministro húngaro en rueda de prensa conjunta con Salvini. A su juicio, los populares deberían forjar vínculos con los partidos antiinmigración y no con los socialdemócratas.

En cuanto a Vox, su líder, Santiago Abascal, ha escrito en Twitter que "nosotros agradecemos a los Gobiernos de Matteo Salvini y de Viktor Orbán su firmeza frente a quienes desde Bruselas imponen la inmigración masiva e ilegal".

La primera invitación de Vox a la Eurocámara fue apadrinada por Ley y Justicia. Pero para el danés Vistisen eso no prejuzga en qué grupo se integrarán porque el partido verde "no encaja bien en ECR". "Allí están los nacionalistas flamencos de la N-VA, que han jugado un papel instrumental en la crisis de Cataluña al invitar a Puigdemont a Bélgica y ofrecerle protección", señala. A su juicio, Abascal estaría mejor en el supergrupo de Salvini.

¿Cuál es entonces el principal obstáculo que bloquea ahora mismo una coalición entre los partidos de derecha radical? Todo apunta a que el problema está en Marine Le Pen, que se ha convertido en un personaje tóxico por la etiqueta de ultraderecha dura que lleva asociada de forma indeleble, pese a haberle cambiado el nombre al Frente Nacional. "No tengo nada que ver con la señora Le Pen. Nada", ha dicho Orbán en una entrevista con el filósofo francés Bernard-Henry Lévi, colaborador de este periódico, publicada en The Atlantic.

¿Por qué este rechazo? "Porque no está en el poder. Cuando los líderes políticos están fuera del poder, pueden decir y hacer cualquier cosa, pueden descontrolarse. No quiero mezclarme en nada de eso", alega el primer ministro húngaro. Para Orbán, el líderazgo de la derecha radical en Europa le corresponde a Salvini. Lo paradójico es que Salvini siempre ha estado aliado en la UE con Le Pen.

El líder ultra holandés, Geert Wilders Reuters

La figura de la francesa espanta también a los polacos de Ley y Justicia. En este caso, la discrepancia fundamental se encuentra en las relaciones con Rusia. La dirigente de la Agrupación Nacional -así como la mayoría de los partidos ultras de la UE- defiende estrechar los vínculos con Vladimir Putin. En contraste, para Polonia la agresividad de Moscú constituye una amenaza existencial.

"Si Polonia no quiere relaciones más estrechas con Rusia, nadie les obliga a tenerlas. Estas diferencias, que pueden existir y son el producto de la historia, no deben impedir formar este grupo muy amplio", dijo Le Pen durante un acto en Bruselas el pasado 5 de mayo para hacer campaña por los ultras flamencos del Vlaams Belang. Allí invitó tanto a Fidesz como a Ley y Justicia a sumarse al bloque de Salvini.

Pero el partido de Kacynski sigue siendo escéptico. "Hemos escuchado el llamamiento de la señora Le Pen. Pero aunque en política es difícil cerrar cualquier posibilidad, las diferencias programáticas son demasiado grandes", ha declarado su candidato a las europeas, Zdizslaw Krasnodebski.

De momento, Ley y Justicia apuesta por mantener con vida el grupo ECR, pese a que quedará gravemente herido tras la marcha de los tories cuando se consume el brexit. Sin embargo, Anders Vistisen, cree que tanto los polacos como los húngaros se acabarán sumando al grupo de Salvini a mitad de legislatura cuando comprueben que es la mejor manera de defender sus intereses. La respuesta, a partir del 27 de mayo.