Bruselas

Una vez más, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, ha vuelto a sorprender con un nuevo paquete de medidas de estímulo para combatir el frenazo económico en la eurozona, que es más ambicioso de lo que esperaban los mercados. El BCE aplaza la subida de los tipos de interés -que siguen en el nivel mínimo del 0%- al menos hasta finales de año, incluso más tarde si la inflación no remonta, y pondrá en marcha una nueva barra libre de liquidez para los bancos para tratar de que aumenten el crédito a la economía real.

Al desplegar de nuevo su arsenal, Draghi trata de evitar que la ralentización que sufre la economía de la eurozona se transforme en una nueva recesión. Un empeoramiento que el BCE atribuye a la incertidumbre del brexit, las guerras comerciales emprendidas por la Casa Blanca de Donald Trump, la crisis de la industria automovilística en Alemania o la recesión en la que se encuentra ya Italia.

De hecho, tras la reunión de su Consejo de Gobierno de este jueves, el BCE ha rebajado "sustancialmente" su previsión de crecimiento para la eurozona este año hasta situarla en el 1,1%, en lugar del 1,7% que calculó en diciembre. La economía remontará hasta el 1,6% en 2020 y volverá a caer al 1,5% en 2021. Draghi también empeora su previsión de inflación hasta el 1,2% en  2019, el 1,5% en 2020 y el 1,6% en 2021.

Por todo ello, el BCE ha anunciado que mantendrá los tipos de interés en sus mínimos actuales "al menos hasta finales de 2019". Hasta ahora, Draghi había situado la primera subida de tipos justo después del verano. Lo cierto es que los mercados creen que los tipos no se incrementarán hasta mediados de 2020 debido a la debilidad económica de la eurozona. Y es que el BCE ha prometido que no habrá incrementos hasta que la inflación suba al objetivo del 2%.

Además, el BCE tiene previsto reactivar sus créditos baratos y de larga duración, una especie de barra libre de liquidez para los bancos. Se trata de los préstamos condicionados a largo plazo (o TLTROs, en la jerga de Fráncfort) que ya puso en marcha en 2014 como parte de su arsenal para combatir la crisis de deuda. La nueva ronda, con vencimientos a dos años, se pondrá en marcha entre septiembre de 2019 y marzo de 2021. Las medidas se han adoptado por "unanimidad", ha subrayado el banquero italiano.

Pese al golpe de efecto de Draghi, de momento no tiene previsto resucitar una de las herramientas fundamentales que ha usado el BCE para combatir la deflación: su programa de deuda pública, al que puso fin hace apenas dos meses y que genera una fuerte oposición en Alemania. Eso sí, seguirá gastando todo el dinero obtenido de los bonos que venzan -alrededor de 15.000 millones al mes- para seguir adquiriendo deuda pública y mantener así los costes de financiación bajo control.

El banquero italiano sostiene que "la probabilidad de una recesión es muy baja". No obstante, admite que siguen predominando los riesgos a la baja porque los factores que explican el frenazo de la eurozona, en particular el brexit o la guerra comercial entre Estados Unidos y China- están fuera del control del BCE y no se sabe cuánto durará la incertidumbre económica. 

Con las decisiones adoptadas este jueves, Draghi dejará la presidencia del BCE el próximo 31 de octubre sin haber subido los tipos ni una sola vez en sus ocho años de mandato.

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