Bruselas

Bruselas empieza el curso político con la vista puesta en las decisivas elecciones a la Eurocámara que se celebran entre el 23 y 26 de mayo del año que viene. Unos comicios que definirán el escenario para el reparto de los altos cargos más importantes de la UE, que se quedan vacantes en 2019. Si este reparto ya es de por sí complicado por la necesidad de tener en cuenta múltiples equilibrios (geográficos, ideológicos, de género o de tamaño de los países), esta vez las dificultades se prevén todavía mayores por el auge de las fuerzas populistas y eurófobas a costa del establishment europeísta.

En 2019, los líderes de la UE tienen que escoger a los nuevos presidentes de las cuatro principales instituciones comunitarias: el Banco Central Europeo, que fija la política monetaria y vigila la estabilidad financiera de la eurozona (el mandato de su actual jefe, el italiano Mario Draghi, finaliza el 31 de octubre del año que viene); la Comisión, el ejecutivo de la UE (Jean-Claude Juncker también completa su mandato el 31 de octubre y ya ha anunciado que no opta a la reelección); la propia Eurocámara, que renovará tras los comicios a su presidente, Antonio Tajani; y el Consejo Europeo, el órgano que reúne a los jefes de Estado y de Gobierno (el polaco Donald Tusk se marcha el 30 de noviembre).

Si todo va según lo previsto, todos estos altos cargos (o al menos la mayoría) se repartirán en la cumbre de líderes europeos de junio de 2019, apenas un mes después de las elecciones europeas. También está en juego el puesto de Alto Representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad Común, que ahora ocupa la italiana Federica Mogherini.

La ministra de Economía, Nadia Calviño Javier Lizón/EFE

En las quinielas que circulan para estos puestos no hay candidatos españoles, pese a que nuestro país está infrarrepresentado en las instituciones de la UE desde la Gran Recesión. En Bruselas creen que el presidente Pedro Sánchez designará a la ministra de Economía, Nadia Calviño, como comisaria española en sustitución de Miguel Arias Cañete. Su buena reputación y sus conocimientos de la maquinaria comunitaria (era directora general de Presupuestos) podrían asegurarle una cartera importante.

Merkel deja caer al presidente del Bundesbank

Pero la primera en mover ficha ha sido la canciller Angela Merkel, que dio la campanada en verano filtrando que renuncia al BCE y en su lugar perseguirá la presidencia de la Comisión para Alemania. Merkel ha dejado caer sin contemplaciones al presidente del Bundesbank, su exasesor Jens Weidmann, al que según la prensa alemana le había prometido el cargo.

Weidmann era el favorito para sustituir a Draghi. Pero al mismo tiempo resulta un candidato tóxico para los países del sur: votó en contra de la mayoría del arsenal de medidas desplegadas por el banquero italiano para salvar al euro alegando que disminuían la presión para que los países en crisis hicieran reformas. La canciller ha llegado a la conclusión de que no le merece la pena dilapidar su capital político en un aspirante tan impopular y que además incluso como presidente estaría en minoría en Fráncfort por su línea dura.

La caída de Weidmann ha revolucionado la carrera por la presidencia del BCE, la institución que ha ganado más peso en la UE durante los últimos años gracias a Draghi: fue el único con capacidad (y voluntad) de actuar para frenar la crisis de deuda. El favorito ahora es el exgobernador del Banco de Finlandia, Erkki Liikanen; seguido de cerca por el gobernador del Banco de Francia, François Villeroy de Galhau; y su homólogo irlandés, Philip Lane, según la encuesta de economistas que elabora Bloomberg. En la lista figura también la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde. De nuevo preocupa la escasa presencia de mujeres en las quinielas de candidatos a los altos cargos de la UE.

El otro argumento de Merkel para preferir la presidencia de la Comisión antes que el BCE es que este puesto permitiría a Berlín ejercer una mayor influencia en la UE. El Ejecutivo comunitario tiene poder de iniciativa para presentar propuestas legislativas y es el guardián de los Tratados, pero en la práctica acaba siguiendo las instrucciones de los líderes europeos. En todo caso, Alemania no ha ocupado la presidencia de la Comisión desde los años 50 con Walter Hallstein. La canciller tendría ya una terna de candidatos: su ministro de Economía, Peter Altmaier, su favorito según la prensa alemana; su ministra de Defensa, Urusula von der Leyen; y el presidente del grupo popular en la Eurocámara, el bávaro Manfred Weber.

Pelea entre Eurocámara y líderes europeos

Sin embargo, la elección del sucesor de Juncker no está únicamente en manos de Merkel. Se dirimirá en una pelea institucional entre el Parlamento y los jefes de Estado y de Gobierno. La Eurocámara exige que el nuevo presidente del Ejecutivo comunitario sea el cabeza de lista del partido más votado en las elecciones europeas de mayo del año que viene, el Spitzenkandidat, según la denominación alemana que se ha convertido ya en jerga comunitaria. Este sistema se ensayó por primera vez con Juncker en los comicios de 2014. Pero los líderes europeos lo rechazan y defienden su potestad para escoger al candidato de forma autónoma.

El negociador de la UE para el 'brexit', Michel Barnier François Lenoir/Reuters

De momento, Weber ya ha decidido dar un paso al frente y en los próximos días presentará su candidatura a ser el cabeza de lista del PPE en las elecciones a la Eurocámara, según confirman a EL ESPAÑOL fuentes parlamentarias. Es un político gris y desconocido para el gran público, incluso en Alemania, porque ha desarrollado toda su carrera en la política regional bávara y en Bruselas. Pero tiene el visto bueno de Merkel. Otros posibles aspirantes populares con menos posibilidades son el negociador del brexit, Michel Barnier, y el exprimer ministro finlandés, Alexander Stubb. La decisión final sobre el candidato será en el Congreso del PPE del 8-9 de noviembre en Helsinki.

Entre los socialistas, hay menos candidatos: las encuestas auguran derrota. El único que ya se ha postulado es el eslovaco Maros Sefcovic, actual vicepresidente de la Comisión responsable de Energía. El comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, se lo piensa. El plazo para presentarse vence el 18 de octubre. Mogherini, que sonaba como candidata, se descarta de la carrera y tampoco quiere competir el actual presidente de la Comisión, Frans Timmermans.

El papel de Macron

Si las encuestas tienen razón y el PPE gana las elecciones europeas, la presión será enorme para que Weber se convierta en el sucesor de Juncker al frente de la Comisión Europea. El problema para el alemán llega si la victoria es muy ajustada, se confirma el auge de los populistas y se necesitan tres o cuatro partidos para configurar una mayoría proeuropea estable. Este sería el mejor escenario para el presidente francés, Emmanuel Macron

Macron se ha quedado fuera de juego en el sistema de los Spitzenkandidaten porque su partido, La République en Marche!, no está adscrito a ninguna familia política europea. Los macronistas -que negocian una alianza con partidos como Ciudadanos en España- todavía no han decidido si fundarán la versión europea de En Marche! antes de las elecciones o esperarán a que se recuenten los votos para reorganizar el grupo liberal (ALDE), sumando otros diputados centristas y europeístas del PPE y los socialistas.

La comisaria de Competencia, Margrethe Vestager François Lenoir/Reuters

"Macron juega con la hipótesis de un auge de los extremismos a izquierda y derecha y de una mayoría proeuropea más ajustada. Se necesitarán tres partidos, y como él estará en medio podrá reclamar la presidencia de la Comisión alegando que la izquierda y la derecha se la han repartido durante 50 años y ahora es el turno de los liberales progresistas", explica a este periódico un alto funcionario comunitario.

En este escenario, la favorita para presidir la Comisión sería la actual comisaria de Competencia, la danesa Margrethe Vestager. Liberal progresista como Macron, es el único miembro del equipo de Juncker que ha despuntado por su ofensiva contra los abusos de las multinacionales estadounidenses como Google, Facebook o Apple y por sus dotes comunicativas. Aunque el Gobierno danés no la apoya, Vestager está haciendo campaña nada disimulada en la prensa europea. Asegura que su objetivo no es ser presidenta sino repetir en Competencia.

La otra alternativa que gana puntos en Bruselas es un intercambio de cromos entre Merkel y Macron. El presidente francés aceptaría a Manfred Weber al frente de la Comisión a cambio de que Alemania avalara a Villeroy de Galhau o cualquier otro candidato francés para el BCE (además de Lagarde, suena Benoît Coeuré, que actualmente está en el directorio). Los países del sur podrían respirar más tranquilos con un francés al frente de la política monetaria de la eurozona.

La batalla para suceder a Tusk al frente del Consejo Europeo está mucho más abierta y todavía no hay una lista corta de aspirantes. Entre los nombres que se mencionan se encuentran los del primer ministro holandés, Mark Rutte; el exprimer ministro irlandés, Enda Kenny; la presidenta lituana, Dalia Grybauskaité; o la exprimer ministra danesa, Helle Thorning-Schmidt.