Bruselas

La presión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la UE en materia comercial empieza a surtir efecto. La amenaza de aranceles del 25% al acero y del 10% para el aluminio, que perjudicará especialmente a la industria comunitaria, ha obligado a los líderes europeos a moverse y flexibilizar su posición. De la negativa inicial a negociar, los jefes de Estado y de Gobierno de los 28 han pasado este jueves a ofrecer a Trump una rebaja de los recargos tarifarios a los coches importados y facilidades para la entrada de gas licuado norteamericano al mercado comunitario. La condición previa es que Estados Unidos conceda a la UE una exención permanente en los aranceles al acero.

El tiempo apremia. La administración estadounidense ya ha concedido dos exenciones temporales a los europeos, pero la segunda prórroga caduca el próximo uno de junio. De ahí que los líderes europeos se hayan visto obligados a incluir esta disputa comercial en la agenda de la cumbre informal que ha concluido este jueves en Sofía. Alemania era el Estado miembro más interesado en negociar con Washington porque Trump amenazó expresamente a los coches alemanes. En el polo opuesto, Francia no quería negociar con una pistola en la sien.

"La UE está dispuesta a hablar de liberalización comercial con nuestros amigos estadounidenses, pero sólo si Estados Unidos nos concede una exención ilimitada en los aranceles al acero y al aluminio", ha anunciado el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en la rueda de prensa final de la crisis. Esta exención es una precondición para el diálogo, insisten los líderes europeos. "No negociaremos con una espada de Damocles sobre nuestra cabeza. Es una cuestión de dignidad", resalta el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker.

Juncker ha detallado las cuatro áreas sobre las que Bruselas está dispuesta a hablar con Washington: profundizar la cooperación en energía, especialmente sobre el gas licuado; mejorar la colaboración entre los reguladores de las dos orillas del Atlántico; reformar la Organización Mundial del Comercio (OMC); y "mejorar recíprocamente el acceso al mercado, sobre todo para los productos industriales, incluyendo los coches, así como la liberalización de la licitación pública". "Este lenguaje lo entienden bien en Washington, ha asegurado el presidente de la Comisión.

El problema del amigo impredecible

Por su parte, Tusk ha vuelto a quejarse de las políticas de Trump y su efecto negativo en la UE. No sólo los aranceles al acero, sino también la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán y la reimposición de sanciones, que perjudicarán sobre todo a las empresas europeas. "El problema se plantea si tu mejor amigo es impredecible. No es una broma, es la esencia de nuestro problema hoy con nuestros amigos del otro lado del Atlántico. Estoy de acuerdo con el presidente Trump en que la imprevisibilidad puede ser una herramienta muy útil en política, pero sólo contra oponentes o enemigos. Es lo último que necesitamos cuando somos amigos".

Por lo que se refiere al acuerdo nuclear con Irán, los jefes de Estado y de Gobierno de los 28 han reiterado que la UE luchará por salvaguardarlo siempre que Teherán cumpla su parte. La Comisión tiene previsto activar este viernes una norma de 1996 cuyo objetivo es proteger a las empresas europeas del impacto de las sanciones extraterritoriales de EEUU. Además, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) facilitará el acceso a financiación Pero las grandes multinacionales, como Total o Maersk, ya han anunciado que se marcharán de Irán si no consiguen una exención a las sanciones.

Noticias relacionadas