Bruselas

Cuando a principios de año se lanzó la carrera por la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés), que se marcha de Londres en 2019 debido al brexit, Barcelona era una de las candidatas favoritas. Contaba a su favor el haber quedado en segunda posición cuando Londres fue elegida sede en 1992; el prestigio de la Agencia Española de Medicamentos; la presencia de una importante industria farmacéutica; la icónica torre Agbar que ofrece como emplazamiento; así como el buen tiempo y la calidad de vida. De hecho, es la segunda opción preferida por los funcionarios de la EMA, sólo por detrás de Amsterdam.

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La nueva sede de la Agencia del Medicamento se elige este lunes durante una reunión de los ministros de Asuntos Europeos de los 27. Y Barcelona llega a la recta final en muy mal estado de forma debido al reto secesionista. Más de 2.500 empresas se han fugado de Cataluña en los últimos meses por la inseguridad jurídica generada por la crisis catalana. Y en Bruselas resulta impensable que la EMA se mude de Reino Unido a otro territorio que amenaza con declarar la independencia y por tanto quedaría también automáticamente fuera de la Unión Europea.

"En el Gobierno estamos trabajando al 150% porque el partido aún está en juego. Y por tanto vamos a poner toda nuestra fuerza, nuestras ganas y nuestro rigor para poder ganar", ha dicho este lunes la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, que de forma extraordinaria asiste a la reunión. Montserrat ha culpado no obstante a los secesionistas de haber dañado la candidatura de la ciudad condal. "Hemos tenido obstáculos, no se nos ha puesto fácil. El independentismo no cree en un proyecto común en España y en Europa", se ha quejado la ministra.

Aunque nadie quiere hablar en público del impacto de la crisis catalana, Barcelona ya no figura en ninguna quiniela de favoritos para la EMA. De hecho, el Financial Times, periódico considerado como la biblia de los asuntos comunitarios en Bruselas, ha descartado de la carrera a la ciudad condal por la declaración unilateral de independencia proclamada por el Parlament catalán el 27 de octubre. La casa de apuestas Ladbrokes sitúa a Barcelona en séptima posición, empatada a puntos con Dublín y Oporto. La victoria se juega entre Milán y Bratislava.

Además, el frente común en defensa de Barcelona que habían formado el Gobierno de Rajoy, la Generalitat de Carles Puigdemont y el Ayuntamiento de Ada Colau ha estallado por los aires. Las tres administraciones se mostraron unidas por última vez durante un acto en Bruselas el 18 de octubre. Pero desde entonces el exconseller de Sanidad, Toni Comín, ha huido permanentemente a Bélgica para escapar de la acción de la Justicia española. Y Colau ha expulsado de su equipo de gobierno al concejal socialista Jaume Colboni, que representó a la candidatura de Barcelona en la capital belga.

El Gobierno de Mariano Rajoy trata de restar importancia a estos pronósticos negativos y asegura que está trabajando hasta el final con el fin de recabar apoyos para Barcelona. El ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso Dastis, ha intentado dar la vuelta a este relato y pide el voto para la ciudad condal como muestra de rechazo al populismo y el nacionalismo. "Nos vamos a dejar la piel", dijo este jueves en el Congreso.

Unos esfuerzos que de momento no parecen haber calado en el resto de socios europeos. El ministro de Exteriores alemán, Sigmar Gabriel, representante de uno de los países en cuyo voto confiaba España, ha dicho que votará por Milán si su candidata, Bonn, cae en la primera ronda.

La más que probable derrota de Barcelona supone una gran oportunidad económica perdida. La EMA es la joya de la corona de las agencias de la UE. Cuenta con un personal de un millar de funcionarios pagados por la UE, y un presupuesto anual superior a los 300 millones de euros. Recibe alrededor de 36.000 visitas anuales, incluyendo científicos, pacientes, profesionales sanitarios o expertos nacionales. Eso implica una demanda de 30.000 noches de hotel, con picos diarios de hasta 350 habitaciones. 

Votar como en Eurovisión

En el pasado, las sedes de las agencias europeas se acordaban por unanimidad en las cumbres de jefes de Estado y de Gobierno. Un método que retrasaba años cualquier decisión por las dificultades de llegar al consenso. Pero para la EMA y la EBA se ha descartado esta alternativa. En su lugar, se ha diseñado un complicado proceso de votación que parece una copia enrevesada -así lo reconocen los propios diplomáticos- del que utiliza el festival de Eurovisión.

En lugar de cantar, cada país podrá hacer una presentación de como máximo tres minutos de su ciudad candidata. El voto será secreto y se realizará en tres rondas. En la primera, cada Estado miembro dispondrá de un voto consistente en seis puntos, de los cuales se asignarán tres (en lugar de los doce de Eurovisión) a la oferta de preferencia, dos al segundo favorito y uno al tercero.

Si una ciudad recibe tres puntos de al menos 14 países miembros, gana ya desde la primera ronda. En caso contrario, sólo las tres ofertas que tengan más puntos pasan a las rondas siguientes. En la tercera y definitiva ronda, cada país tendrá un voto. En caso de empate, será la presidencia (Estonia), quien tome la decisión por sorteo.

En total, se han presentado 19 ciudades como candidatas para acoger la EMAÁmsterdam, Atenas, Barcelona, Bonn, Bratislava, Bruselas, Bucarest, Copenhague, Dublín, Helsinki, Lille, Malta, Milán, Oporto, Sofía, Estocolmo, Viena, Varsovia y Zagreb. Esta última, Dublín y Malta han retirado sus candidaturas a primera hora de este lunes.

Al igual que ocurre en Eurovisión, este sistema de votos favorece a los grupos de países que votan en bloque. "Es posible que este proceso genere un resultado que nadie quiere", admitía al Wall Street Journal Wouter Bos, el representante de la candidatura de Ámsterdam, que era una de las favoritas pero en las últimas semanas ha perdido puntos en favor de Milán y Bratislava.

De hecho, los diplomáticos esperan que en la primera ronda cada país se dé el máximo de votos a su propia candidatura y distribuya el resto entre los que tienen menos posibilidades. Los funcionarios de la EMA ya han amenazado con marcharse, e impedir por tanto que la agencia funcione con normalidad, si se muda a destinos menos populares como Bulgaria, Croacia, Eslovaquia o Rumanía. Pese a ello, Bratislava es ahora mismo la clara favorita porque en Eslovaquia no hay ninguna otra agencia de la UE y podría aglutinar los votos del este.

Además de la EMA, los 27 eligen también este lunes la nueva sede de la Autoridad Bancaria Europea (EBA), mucho menos codiciada. Sólo se han presentado 8 candidaturas: Bruselas, Dublín, Fráncfort, Luxemburgo, París, Praga, Viena y Varsovia. El proceso de selección es tan delicado que una vez finalizado el recuento y designadas las nuevas sedes de la EBA y la EMA se destruirán las papeletas de votación: nadie debe saber quién votó a quién.