Bruselas

Copenhague, Ámsterdam, Dublín, Lille, Berlín, Milán, Viena, Bratislava... Barcelona se enfrenta a una larga lista de rivales potentes en su aspiración de albergar la sede de la Agencia Europea del Medicamento (EMA). La EMA es una de las dos agencias de la UE -junto con la Autoridad Bancaria Europea- ubicadas ahora en Londres y que tendrán que trasladarse al continente antes del 29 de marzo de 2019 debido al brexit, sin interrumpir ni un momento su actividad. Y se trata sin duda de la pieza más codiciada: hasta 21 Estados miembros han presentado candidaturas para albergarla

No es para menos. La ciudad que se quede con la EMA logrará importantes beneficios económicos, ademas de un fuerte impulso para su sector farmacéutico y científico. La agencia se encarga de evaluar y autorizar la comercialización de nuevos medicamentosCuenta con un personal de un millar de funcionarios pagados por la UE, y un presupuesto anual superior a los 300 millones de euros. Recibe alrededor de 36.000 visitas anuales, incluyendo científicos, pacientes, profesionales sanitarios o expertos nacionales. Eso implica una demanda de 30.000 noches de hotel, con picos diarios de hasta 350 habitaciones.

En la cumbre de la UE que ha concluido este viernes, los líderes europeos han pactado los criterios de selección y el método de votación. Pero la decisión, prevista para noviembre, se prevé muy difícil. Y podría hacer saltar por los aires la precaria unidad que han logrado los 27 contra Londres en las negociaciones de divorcio.

Barcelona cuenta como bazas a su favor el haber quedado en segunda posición cuando Londres fue elegida sede de la EMA en 1992; el prestigio de la Agencia Española de Medicamentos; la presencia de una importante industria farmacéutica; la icónica torre Agbar que ofrece como emplazamiento; así como el buen tiempo y la calidad de vida. El 92% de los funcionarios de este organismo quieren ir a la ciudad condal, según los datos del Gobierno español.

"Estamos convencidos de que Barcelona reúne las mejores condiciones objetivas, sobre todo para garantizar que las actividades de la Agencia no se resientan por el traslado", ha dicho el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en la rueda de prensa final del Consejo Europeo. La delegación española insiste en que la elección de la sede de la EMA no debe ser política o arbitraria, sino basarse estrictamente en criterios objetivos. En ese caso, Barcelona tendría muchas posibilidades.

Extraños compañeros de cama

Pero la fase final del procedimiento coincidirá con el momento más álgido del conflicto entre Rajoy y el Gobierno catalán a cuenta del proceso secesionista, lo que amenaza con mermar las posibilidades de Barcelona. El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha anunciado que convocará un referéndum de independencia para el 1 de octubre. Y el presidente del Gobierno ha dejado claro que no lo permitirá. 

"Estoy convencidísima de que esto no afectará para nada y no me han preguntado nada", ha asegurado la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, en una reciente visita a Bruselas para promocionar la candidatura. Pero lo cierto es que la UE observa con inquietud los acontecimientos en Cataluña, aunque trata de intervenir lo mínimo posible alegando que se trata de una cuestión interna constitucional española.

El presidente del grupo popular europeo en la Eurocámara, el alemán Manfred Weber, muy cercano a la canciller Angela Merkel, aseguró a mediados de junio, tras el anuncio del referéndum, que sigue "con mucha preocupación" el proceso soberanista catalán. Expresó su "apoyo total" a Rajoy y avisó a Puigdemont de que "la democracia no está por encima de la Constitución".

La candidatura de Barcelona como sede de la Agencia Europea del Medicamento ha reunido a extraños compañeros de cama. Pese al proceso independentista, cuenta con el apoyo conjunto del Gobierno de Rajoy, de la Generalitat de Puigdemont y del Ayuntamiento de Ada Colau. Tres administraciones que parecen estar en desacuerdo en todo lo demás. "Esto es defender el interés general de los catalanes y del resto de los españoles", se justifica Montserrat.

Al proceso de selección se presentaron otras ciudades españolas como Alicante y Málaga. El Gobierno justifica que se haya preferido a Barcelona por la experiencia acumulada en 1992, para no tener que empezar desde cero. También el Congreso ha respaldado de forma mayoritaria a la ciudad condal. Rajoy ha renunciado incluso a presentar a Madrid como candidata a la Autoridad Bancaria Europea, tal y como sigue defendiendo Ciudadanos, para concentrar todos sus esfuerzos en Barcelona.

(Des)equilibrio geográfico

Pero quizá el principal hándicap para Barcelona es la cuestión de la dispersión geográfica. España ya alberga tres agencias europeas: la Oficina de Propiedad Intelectual en Alicante; la Agencia para la Seguridad y la Salud en el Trabajo en Bilbao; y la Agencia de Control de la Pesca en Vigo. En contraste, hay cinco países que no tienen ninguna: Bulgaria, Rumanía, Croacia, Chipre y Eslovaquia.

Para corregir este desequilibrio, los líderes europeos se han comprometido hasta en dos ocasiones a dar prioridad a los países del este en el reparto de organismos de la UE. El Gobierno de Rajoy alega que esto se aplica únicamente a las nuevas agencias y no a los traslados. Pero los presidente de la Comisión y del Consejo, Jean-Claude Juncker y Donald Tusk, han incluido la "diseminación geográfica" entre los seis requisitos para seleccionar a la ciudad ganadora.

Sin este criterio, los enemigos más fuertes de Barcelona serían Copenhague, Ámsterdam, Berlín, Milán y Viena, explican fuentes diplomáticas. Pero si la condición que más pesa es el de la prioridad a los del este, la candidata tapada podría ser Bratislava, admiten.

Los otros cinco criterios para examinar a las ciudades candidatas son la disponibilidad de oficinas para que la EMA pueda trabajar desde el mismo día del brexit; la accesibilidad del lugar, es decir, la calidad y frecuencia de las conexiones aéreas; la existencia de centros escolares multilingües para los hijos del personal; un acceso apropiado al mercado laboral, a la seguridad social y a la sanidad para hijos y cónyuges; y la garantía de continuidad de la actividad, es decir, la capacidad de atraer a personal y sectores asociados. Cinco criterios que Barcelona cumple desde ya, según el Gobierno.

Votar como en Eurovisión

Los países miembros disponen ahora de plazo hasta el 31 de julio para formalizar las candidaturas. Antes del 30 de septiembre, la Comisión examinará todas las ofertas basándose en los seis criterios. Pero no está previsto que elabore un ranking ni una lista corta, como pedían algunos países. Los líderes europeos volverán a discutir políticamente la cuestión en la próxima cumbre de octubre. Y el voto final tendrá lugar en noviembre a nivel ministerial.

En el pasado, las sedes de las agencias europeas se acordaban por unanimidad en las cumbres de jefes de Estado y de Gobierno. Un método que retrasaba años cualquier decisión por las dificultades de llegar al consenso. Pero para la EMA y la EBA se ha descartado esta alternativa. "Sería un milagro lograr la unanimidad, es imposible", señala un alto funcionario de la UE.

Por eso, Juncker y Tusk han diseñado un complicado proceso de votación que parece una copia enrevesada -así lo reconocen los propios diplomáticos- del que utiliza el festival de Eurovisión, donde cada país va dando puntos a los diferentes candidatos hasta un máximo de doce para su favorito.

En lugar de cantar, cada país podrá hacer una presentación de como máximo tres minutos de su ciudad candidata. El voto será secreto y se realizará en tres rondas. En la primera, cada Estado miembro dispondrá de un voto consistente en seis puntos, de los cuales se asignarán tres (en lugar de los doce de Eurovisión) a la oferta de preferencia, dos al segundo favorito y uno al tercero.

Si una ciudad recibe tres puntos de al menos 14 países miembros, gana ya desde la primera ronda. En caso contrario, sólo las tres ofertas que tengan más puntos pasan a las rondas siguientes. En la tercera y definitiva ronda, cada país tendrá un voto. En caso de empate, será la presidencia (Estonia), quien tome la decisión por sorteo.

El procedimiento es tan complejo que su descripción ocupa tres folios de las conclusiones de la cumbre. "Esto garantiza que habrá un resultado", aseguran las fuentes consultadas.