Bruselas

El nuevo presidente francés, Emmanuel Macron se ha convertido en el hombre más deseado en la cumbre de la UE que se ha celebrado este jueves y viernes en Bruselas. Su presencia, la más solicitada en las conversaciones informales de los líderes europeos. Sus ruedas de prensa, las más concurridas. Sus movimientos y gestos, los más observados. La culminación ha sido una comparecencia conjunta con la todopoderosa canciller alemana, Angela Merkel, en la que ambos han escenificado su voluntad de relanzar el eje franco-alemán.

Pero a diferencia del resto de jefes de Estado y de Gobierno, Macron no ha participado en ninguna de las reuniones que los partidos políticos europeos organizan antes de cada cumbre. El presidente francés, que se presentó a las elecciones con una plataforma centrista, liberal y europeísta, no quiere todavía que le encasillen en ninguna familia política. Y resiste de momento a los cantos de sirena de los populares y los liberales europeos, que pretenden atraerle a sus respectivas órbitas.

La alternativa más obvia para Macron sería meter a La Republique en Marche en el partido liberal europeo (ALDE), al que está adscrito Ciudadanos, pero también el PDeCAT y el PNV. "Creo que sus políticas y sus valores coinciden con los valores liberales, eso lo sabe todo el mundo", ha dicho el líder de la formación naranja, Albert Rivera, que sí asistió a la reunión de los liberales europeos el jueves. "Si de Ciudadanos depende, vamos a ser proclives a que Macron y los liberales europeos podamos tener acuerdos y trabajar juntos", afirma.

"No parece que vaya a irse al PP europeo. Sería difícil de entender un viraje en tan poco tiempo desde el socialismo (Macron fue ministro de Economía de François Hollande) a los conservadores", explican fuentes del partido liberal. "Tampoco se entendería que se fuera a los socialistas después de haber contribuido a destruir ese partido en Francia", agregan.

ALDE cuenta ahora en sus filas con siete primeros ministros de la UE, todos de países pequeños, entre los que se encuentran el holandés Mark Rutte, el belga Charles Michel, el luxemburgués Xavier Bettel o el esloveno Miro Cerar. La formación aspira a superar a los socialistas, en caída libre en toda la UE, y situarse como segunda fuerza política en las elecciones a la Eurocámara de 2019. La adhesión de Macron les daría un fuerte impulso político y mucho más peso en las decisiones del Consejo Europeo.

La tercera vía

El que sí que está ya en el grupo ALDE es el partido MoDem de François Bayrou, que selló una alianza estratégica con Macron durante la campaña de las presidenciales y concurrió en coalición con La Republique en Marche a la Asamblea Nacional. Pero los 3 ministros de MoDem se han visto obligados a dimitir del Gobierno Macron debido a la investigación judicial a la que están sujetos por supuestos empleos ficticios con dinero de la Eurocámara. Además, la etiqueta liberal no está nada bien vista en la cultura política francesa, muy estatalista.

También el Partido Popular Europeo ha sondeado al joven presidente sobre sus intenciones, según confirman a EL ESPAÑOL fuentes comunitarias. Lo ha hecho a través de su ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, un veterano líder conservador que se reivindica como hombre culturalmente de derechas. De hecho, el núcleo duro del Gobierno Macron procede del PPE, incluyendo a su primer ministro, Édouard Philippe.

Estos primeros contactos tenían como objetivo principal conocer los planes de reformas económicas de Macron más que saber si se quiere adherir al PPE. "Para Merkel es más importante que se hagan esas reformas que el partido del presidente se una al PPE", aseguran las fuentes. La estrecha alianza que el presidente francés quiere tejer con la canciller podría empujarle sin embargo en esta dirección.

No obstante, todas las fuentes consultadas coinciden en que la hipótesis más probable es que Macron opte por una tercera vía: al final no se unirá ni al PPE ni a ALDE, sino que creará un grupo propio en la Eurocámara si le dan los números tras las elecciones de 2019. Algo que no es fácil, porque necesita al menos 25 eurodiputados procedentes de 7 países distintos, lo que a priori le obligaría a robar a miembros que ahora están adscritos a otros grupos políticos.

En todo caso, la decisión de Macron sobre su familia política no parece inminente. Lo que esperan ahora los socios europeos es que primero haga las reformas necesarias para reactivar la economía francesa y luego impulse soluciones para resucitar el proyecto de construcción comunitaria.