Emmanuel Macron ya conocía los pasillos del Elíseo. El 15 de mayo de 2012, a la sombra del entonces presidente electo François Hollande, este joven político con experiencia de banquero en Rotschild tomó posesión como secretario general de la Presidencia, asesorando al jefe del Estado en asuntos económicos. Cinco años después Macron, tras pasar por el ministerio de Economía y fundar la plataforma política de centro con la que ha ganado las presidenciales, ocupará hoy el despacho del que fue su jefe.

El nuevo presidente francés, que este domingo jura su cargo en la ceremonia de traspaso de poderes, ha pasado de ser un desconocido y fiel sherpa de Hollande a su sucesor. En el viaje de Macron hasta las escalinatas del Elíseo no han faltado intrigas palaciegas y traiciones. No en vano, este artículo de Le Monde sobre la relación entre Hollande y Macron se titula La historia de un parricidio. Sin dañar su imagen, ha conseguido ganarse el puesto de su maestro y padrino político, pero la era Macron que arranca viene con regalo incluido: la herencia de François Hollande, el presidente más impopular de la V República francesa.

Sobre la mesa del despacho presidencial, el jefe de Estado más joven de Francia se va encontrar una pila de problemas. El más importante de la lista de tareas, quizá, la decepción por la gestión económica de su antecesor. Se esperó mucho del primer presidente socialista en Francia desde Mitterrand, y la promesa rota de acabar con la austeridad extrema para salir de la crisis condenó en primera instancia a Hollande.

Pero la responsabilidad en la gestión económica de la etapa anterior es compartida. A Macron se le atribuye parte del giro liberal que Hollande lideró en su política, marcada por una reforma laboral que incendió las calles francesas y provocó una moción de censura que no prosperó a Manuel Valls, exprimer ministro y actual verso suelto de la política gala.

La hoja de ruta económica

Para atajar el desempleo, que en el país vecino está por debajo del 10% según los últimos datos, el nuevo presidente pretende remozar la contestada reforma laboral que, el pasado verano calificó como “insuficiente”. Uno de sus principales objetivos al respecto es conseguir que las condiciones laborales, en particular la duración de la jornada, sean negociadas en cada empresa, dejando en un segundo plano los convenios colectivos. La idea no gustará a los sindicatos.

El presidente saliente tampoco cumplió su promesa de cuadrar las cuentas ni la de reducir la deuda. Antes de tener las llaves del Elíseo, a Macron ya se lo están recordando desde Bruselas: “Los franceses gastan demasiado dinero y gastan en lugares equivocados”, advirtió esta semana el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude-Juncker.

Las últimas previsiones económicas de la UE publicadas este jueves otorgan a Francia un tímido 1,4% de crecimiento, por debajo de lo pronosticado para España y de la media de la Eurozona. Macron ya tiene deberes y Juncker ya ha dicho que espera un “gesto” del nuevo presidente para que ponga en marcha reformas y ajustes. Probablemente, el chico nuevo en la oficina, tenga ocasión de discutir sobre esto y sus ideas para Europa con la canciller alemana. Este mismo lunes se reunirá con Angela Merkel en Berlín, en el que será su primer viaje oficial al exterior.

La amenaza terrorista

Justo después, en próximas fechas, todo indica que Emmanuel Macron realizará un viaje para apoyar a las tropas francesas en el extranjero. Aún no ha precisado el destino, pero será la primera oportunidad para simbolizar que una de sus principales prioridades será la lucha contra el terrorismo yihadista, que ha golpeado a Francia con 230 víctimas mortales en los últimos dos años.

La seguridad ha sido uno de los temas en campaña y seguirá estando en la agenda de su mandato. El nuevo presidente planea aumentar el gasto en Defensa y aumentar el número de policías.

Mérito del fracaso de Hollande o no, Emmanuel Macron también hereda desde hoy una Francia políticamente muy dividida. Con la izquierda más fragmentada que nunca, el socialismo galo -en el que dio sus primeros pasos- herido de muerte y el populismo disparado con los históricos resultados de la ultraderecha de Le Pen, el nuevo jefe de la República debe leer muy bien el nuevo tablero político.

Los resultados de las presidenciales que ganó con un buen saco de votos prestados para frenar al Frente Nacional, le obligan a construir un Ejecutivo plural, de consenso y que no traicione el envoltorio centrista y de nueva política que ha construido junto a sus correligionarios de En Marche! Se espera que este mismo lunes desvele quién será su primer ministro.

Los franceses podrán desde hoy examinar cada detalle de la labor del presidente que hoy estrenan. El alumno aventajado Macron recibirá las primeras notas del nuevo curso el 11 de junio: primera vuelta de las elecciones legislativas que renovarán la Cámara Baja.

Macron y Hollande esta semana durante un acto en París Reuters

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