"Deberíamos pensar profundamente si la escalada de violencia y disturbios es la respuesta. O si es mejor sentarse para encontrar una salida a través del diálogo". La jefa del Gobierno de Hong Kong, Carrie Lam, valoraba así las protestas en el territorio autónomo en septiembre al mismo tiempo que retiraba la polémica ley de extracición.

Una medida que no acabó con las manifestaciones, protagonistas durante los últimos seis meses. Las elecciones locales de este domingo han sido la respuesta de la sociedad hongkonesa a este diálogo que pedía Lam: los comicios han acabado con una victoria aplastante del bloque prodemócrata y con la jefa del Ejecutivo reconociendo que los resultados "muestran la decepción de los votantes". A pesar del carácter local, han servido de plebiscito.

Lam ha afirmado, tras hacerse la oposición con más del 85% de los escaños en liza, que "escuchará humildemente las opiniones de la gente y reflexionará con seriedad".

Lam pide mantener la paz de la jornada electoral para retomar el diálogo

Anteriormente, no tenían ninguno de los 18 consejos locales. Tras este domingo controlarán todos menos uno. Pekín tendrá que aprender a lidiar con ellos. Tommy Cheung, un activista que derrotó a un candidato progunbernamental, calificó la victoria, en declaraciones a The Times, de "tsunami". Todo entre celebraciones con champán por el resultado.

388 concejales de distrito sobre un total de 452 muestran el rotundo apoyo a las protestas. Los manifestantes piden una comisión independiente que investigue la supuesta brutalidad policial, la retirada de cargos contra los detenidos por las protestas, la retirada del calificativo de "revuelta" sobre las manifestaciones y la aplicación del sufragio universal para la elección del jefe del Ejecutivo local.

Giro de 180º

Esto dará un vuelco a la relación con Pekín y un altavoz a los manifestantes. Jimmy Sham, otro candidato prodemócrata afirmó que los resultados serán "un reflejo exacto de los puntos de vista de la gente en todo Hong Kong". Sham, añadió que "se ha vuelto imposible realizar grandes protestas pacíficas porque la policía las prohíbe o las interrumpe con gases lacrimógenos. Así es como la gente expresará su apoyo ".

Pese a esta derrota, la última hasta el momento en la pugna Pekín-Hong Kong, las autoridades de Pekín han reiterado su apoyo a Lam dejando claro que su "postura es inequívoca. El Gobierno central apoya firmemente a la jefa ejecutiva, Carrie Lam, para que lidere el Gobierno y gobierne de acuerdo a las leyes, y para que acabe con la violencia y restaure el orden", según palabras de Geng Shuang, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China.

La victoria prodemócrata  no es algo que el Gobierno pueda ignorar. El profesor de Ciencia Política de la Universidad de China Ma Ngok, en declaraciones a Efe, aseguró que "la abrumadora victoria prodemocrática envía un fuerte mensaje político. Antes el Gobierno local y Pekín no podían atender las demandas para no ceder ante la violencia, pero ahora que la gente ha expresado pacíficamente su voto no les queda mucho margen".

Lam ha tenido que afrontar unas manifestaciones que acabaron incluso con la ocupación del Consejo Legislativo (Parlamento) el pasado julio. La Policía tuvo que recuperar el edificio usando gases lacrimógenos. La entrada de los protestantes rompiendo puertas y ventanas acabó con las instalaciones severamente dañadas.

Manifestación prohibida

Esas manifestaciones, en las que llegaron a salir a la calle dos millones de personas, resultaron en decenas de detenciones e incluso la prohibición por parte de la Policía de una congregación a finales de julio. Un veto que no cohibió a los miles de protestantes en el distrito de Yuen Long.

Ya en agosto tuvo lugar una huelga histórica que incluía una veintena de sectores y dejó al territorio sin metro y con vuelos cancelados o retrasados. Dos meses después de iniciarse las protestas, los manifestantes ocuparon el Aeropuerto Internacional de Hong Kong internacionalizando sus reclamaciones en un aeropuerto que mueve al día 1.100 vuelos, siendo uno de los más transcurridos del mundo.

China reaccionó concentrando su ejército en Shenzhen, ciudad fronteriza con Hong Kong, tras haber calificado las protestas como "terrorismo".

Tropas chinas concentradas en Shenzhen, cerca de Hong Kong. Thomas Peter Reuters

La crisis hongkonesa acabó afectando al acuerdo comercial de China con Estados Unidos. "Si es otra plaza Tiananmen, creo es algo muy difícil de hacer si hay violencia", dijo a mediados de agosto Trump, esperando que llegasen a un acuerdo para acabar con las protestas por la vía del diálogo que no le pusiera trabas para el tratado comercial.

Ya en septiembre, las manifestaciones prosiguieron a pesar de retirarse la ley de extradición. Y la dureza de la represión policial fue en aumento al igual que la de los manifestantes. Esto desembocó en el primer herido de bala (un estudiante de secundaria identificado como Tsang Chi-kin, de 18 años) el primer día de octubre  y, ya en noviembre, que un policía fuera alcanzado por una flecha.

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