Ocurrió cuando el presidente de Estados Unidos y la primera dama fueron recibidos por sus homólogos polacos, en Varsovia. Trump saludó al presidente Polaco, Andrzej Duda, y, acto seguido, le extendió la mano a la primera dama. Agata Kornhauser se dirigió primero a Melania Trump, dejando al presidente de EEUU colgado.

Las dos primeras damas se saludaron bajo el gesto serio y sorprendido de Trump, que no daba crédito a lo que acababa de pasar.

Los "trumpshakes" son ya un clásico del presidente de Estados Unidos. La peculiar forma que tiene Trump de estrechar la mano ha dado la vuelta al mundo en los encuentros con varios jefes de Estado: apretón fuerte, tirón hacia adelante y vuelta a empezar.

El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, y el presidente francés, Emmanuel Macron, han sido dos de os jefes de estado que, avisados ya de las intenciones del presidente Trump, han conseguido contener su ímpetu. 

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